Chinos sufren una escasez de dinero en efectivo
En el sistema financiero de esta nación circulan órdenes de pago equivalentes a más de $200.000 millones
Cuando Zhang Zhiyang abrió su despacho de arquitectura, China se encontraba en pleno auge: atravesaba la mayor bonanza en el sector de la construcción que el mundo había visto. Era 2007, y el despacho comenzó a recibir dinero por contratos para diseñar complejos residenciales y una sala de exposiciones.
En contraste, en estos momentos la economía china se está ralentizando y el negocio de Zhang va en picada; tanto, que no logra efectuar sus pagos a tiempo. Ahora, en vez de efectivo, acepta que hasta una tercera parte de sus clientes le paguen con instrumentos que, en términos financieros, equivalen a vales o promesas de pago.
Antes no era así”, afirmó. Por
lo menos, añadió, “es mejor que nada”.
La guerra comercial entre China y Estados Unidos ha escalado desde hace algunos días, lo que representa una creciente amenaza para una economía que ya de por sí se iba desacelerando. Pekín necesita que las empresas privadas (como la de Zhang) y sus clientes sigan operando para que impulsen de nuevo el crecimiento y generen los salarios de los trabajadores chinos.
Por desgracia, muchas de esas empresas privadas sufren una escasez de efectivo. En vez de ese efectivo, según datos del gobierno, por el sistema financiero chino circulan instrumentos (conocidos como órdenes de pago o aceptaciones comerciales) equivalentes a más de $200.000 millones.
No quiere decir que a China se le esté acabando el dinero. En realidad, el problema es que los bancos chinos se muestran renuentes a otorgar préstamos a las empresas privadas porque consideran que las grandes empresas del Estado son más seguras, ya que es más probable que paguen sus deudas. Otras fuentes de efectivo se han agotado debido a que los reguladores ahora aplican medidas más estrictas para controlar el turbio mundo de los préstamos no oficiales.
Por todo lo anterior, cada vez más empresas optan por emitir órdenes de pago a favor de sus proveedores. Algunos de ellos, a su vez, las usan para pagarles a otros proveedores. Otras más (lo cual indica cuán desesperadas están algunas empresas chinas por efectivo) venden los instrumentos por menos de lo que valen.
Las órdenes de pago de ninguna manera funcionan como la moneda de curso legal. Más bien, son pedazos de papel que contienen una promesa de pago en el futuro. En febrero (la fecha más reciente en que el gobierno proporcionó datos), la deuda de las empresas consignada en estos documentos informales ascendía a unos $211.000 millones, cantidad que refleja un aumento de más de una tercera parte con respecto al ejercicio anterior.
Es posible que haya más instrumentos de deuda circulando en el mundo corporativo de China, pero que no existan registros debido a que se negocian por debajo de su valor nominal. En torno a estas órdenes de pago, se ha creado todo un mercado en el que las empresas compran y venden estos documentos con base en la posibilidad de obtener el pago líquido respectivo. Mientras más grande y conocida es la empresa, más segura se considera la orden.
El sector inmobiliario, un pilar de la economía china, experimenta con especial fuerza los efectos de esta situación. Las ventas han bajado desde finales de 2017, por lo que no es fácil financiar proyectos nuevos. Al mismo tiempo, el gobierno ha decidido aplicar normas más estrictas a otros medios que las inmobiliarias emplean para recaudar dinero, como el sistema bancario informal.
Para adaptarse, las inmobiliarias han transformado las órdenes de pago en una verdadera moneda, según constatamos a través de entrevistas y documentos de decenas de desarrolladores y proveedores, como empresas acereras, constructoras y despachos de diseño.
Xu Jiang, de la empresa de arquitectura y planeación urbana Zhubo Design, establecida en la ciudad sureña de Shenzhen, señaló que sus clientes comenzaron a liquidar sus deudas con órdenes de pago hace dos años. Sus clientes, entre los que se encuentran algunos de los desarrolladores más grandes del país, gobiernos locales y empresas del Estado, ahora emplean estos instrumentos con
En este momento, una de las mayores emisoras de órdenes de pago es la inmobiliaria más grande y mejor conocida de China, Evergrande. Para finales del año pasado, había emitido órdenes de pago por un valor aproximado de $20.000 millones a sus proveedores. Puesto que ha acumulado una creciente deuda de unos $100.000 millones y con frecuencia ofrece bonos para cubrir el pago de intereses, parece que estos instrumentos se han convertido en una opción para ayudarle a cubrir costos.
“Las órdenes de pago solo constituyen una parte mínima del pago”, comentó Chen Zhaohua, vocero de Evergrande.
Bauing Construction Holding Group, empresa de gran talla que provee diseño y materiales a los desarrolladores inmobiliarios más grandes de China, reveló que Evergrande le adeuda $96.400 millones respaldados por órdenes de pago. También dio a conocer hace poco una lista larga de otras empresas que le deben dinero respaldado por instrumentos similares.
Los propietarios de negocios más pequeños, como Zhang, el arquitecto, conocen la sensación de golpe en el estómago que ocasiona el incumplimiento del pago de las órdenes de algunas empresas. Zhang llevó hace poco al banco de un desarrollador un vale que quería cobrar. “El banco nos dijo que la empresa había sacado todo su dinero”, se lamentó.
“Las órdenes de pago de ninguna manera funcionan como la moneda de curso legal. Más bien, son pedazos de papel que contienen una promesa de pago en el futuro”.