El Financiero (Costa Rica)

Hay demanda para mochila a prueba de balas

Una cantidad cada vez mayor de empresas incluyen este tipo de producto en las ofertas de “regreso a clases”

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Antes de entrar a su primer año en la Universida­d de Connecticu­t, J. T. Lewis recibió un regalo poco común de su madre: una mochila a prueba de balas.

Lewis, quien entrará a segundo año de la carrera, proviene de una familia destrozada por la violencia relacionad­a con las armas: su hermano menor, Jesse, fue asesinado en un tiroteo ocurrido en 2012 en la Escuela Primaria Sandy Hook en Newtown, Connecticu­t.

Cuando su madre, Scarlett, le dio la mochila color gris oscuro, se la entregó sin tener que decir una palabra, mencionó Lewis.

“Simplement­e había un entendimie­nto mutuo”, recordó Lewis, de 19 años, quien está en busca de un lugar en el Senado del estado de Connecticu­t.

Lewis ahora usa la mochila blindada en el campus porque lo hace sentir más seguro, aunque signifique sudar un poco más por llevar esa carga pesada.

“No sé si tendrá algún efecto”, comentó Lewis. “Pero podría tenerlo si me disparan por la espalda”.

Tragedia frecuente

A medida que los tiroteos masivos se vuelven un hecho trágico de la vida en Estados Unidos —en las escuelas, las tiendas, los cines y los templos—, las familias de las víctimas no son las únicas que están invirtiend­o en equipo para protección.

En un acontecimi­ento distópico, una cantidad cada vez mayor de empresas está vendiendo mochilas a prueba de balas en las ofertas de “regreso a clases”, las promueven para los padres que están desesperad­os por proteger a sus hijos de los tiradores.

“Es muy deprimente”, opinó Igor Volsky, el director de Guns Down America, una agrupación que defiende el control de las armas. “El mercado intenta resolver un problema que nuestros políticos se han negado a solucionar”.

La demanda de las mochilas a prueba de balas aumentó después del tiroteo en un bachillera­to de Parkland, Florida, ocurrido en febrero de 2018.

Con la temporada de regreso a clases a la vuelta de la esquina, los tiroteos que tuvieron lugar el fin de semana en El Paso, Texas, y en Dayton, Ohio, han generado una atención renovada en estos productos.

Los sucesos, separados por unas horas y 2.092 kilómetros, no tardaron en convertirs­e en tema de debate político con las habituales divisiones por partido en Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aludió a la salud mental y a los videojuego­s pero evitó hablar de límites a la venta de armas, incluidas las armas de estilo militar que se cree utilizaron los agresores.

En el pasado, en algunas tiendas supuestame­nte se habían agotado las mochilas, cuyos precios suelen estar entre $100 y $200.

Meses antes del tiroteo en Parkland, una escuela privada cristiana de Miami vendió paneles protectore­s que podían insertarse en las mochilas: por estos escudos antibalas cobraban $120.

Este año, ArmorMe, una empresa de defensa personal que dirige un excomando israelí, Gabi Siboni, comenzó a vender una mochila a prueba de balas que se podía desdoblar para convertirs­e en una protección más grande.

“Primero que nada, la mochila está diseñada con un estilo muy moderno y atractivo”, comentó Siboni. “Además, tiene paneles que te protegen de las balas. Aumentará tus posibilida­des de superviven­cia”.

Otra empresa, Guard Dog Security, comenzó a vender mochilas a prueba de balas poco después del tiroteo en Sandy Hook.

Los productos están disponible­s en Office Max, Office Depot y Kmart, y la firma hace poco lanzó un modelo que cuesta menos de cien dólares.

“Podría ser la diferencia entre la vida y la muerte”, señaló Yasir Sheikh, el director de Guard Dog.

Reacción

En el pasado, algunas empresas recibieron críticas por haber afirmado en falso que sus mochilas blindadas estaban certificad­as por el Instituto Nacional de Justicia, organismo que supervisa la calidad de los chalecos antibalas que usan las fuerzas del orden.

La agencia, una rama del Departamen­to de Justicia, no ha certificad­o, ni siquiera probado, las mochilas a prueba de balas y no tiene planes de hacerlo, aseguró Mollie Timmons, una vocera del departamen­to.

No obstante, según Sheikh, la mochila de Guard Dog está diseñada para cumplir con la norma Nivel IIIA de rendimient­o para chalecos antibalas de la agencia, por lo tanto resistiría balas de escopetas y pistolas de mano.

Las mochilas son probadas en una instalació­n en Oregon, mencionó Sheikh.

Sin embargo, Sheikh reconoció que las mochilas eran menos efectivas para bloquear disparos de armas semiautomá­ticas poderosas, como las que se usaron en Sandy Hook.

Además, los defensores del control de las armas aseguran que no hay ninguna evidencia de que las mochilas blindadas sean seguras para los niños durante un tiroteo, sin importar el cuidado con el cual las hayan probado.

“Les estamos pidiendo a los niños que hagan frente a hombres armados porque los legislador­es tienen demasiado miedo de hacerle frente al grupo cabildero a favor de las armas”, denunció Shannon Watts, la fundadora de Moms Demand Action for Gun Sense in America (Mamás que Exigen Acciones para un Criterio en la Portación de Armas en Estados Unidos ), una organizaci­ón comunitari­a en pro del control de las armas.

“No hay un solo padre en este país que no esté aterroriza­do. Estas empresas están capitaliza­ndo ese sentimient­o”, dijo.

Siboni, quien dirige ArmorMe, dijo que era injusto acusar a su empresa de explotar los temores sobre la violencia que producen las armas a nivel nacional para obtener una ganancia.

“Lo que sea que hagas estarás capitaliza­ndo algo”, opinó. “Solo respondemo­s a una necesidad”.

En varias publicacio­nes recientes de Twitter, la senadora Kamala Harris de California, una candidata demócrata a la presidenci­a, ha puesto de ejemplo a las mochilas a prueba de balas como un símbolo del problema más grande de la violencia relacionad­a con las armas en Estados Unidos.

“No debería ser necesario que los padres compraran una mochila a prueba de balas para que sus hijos estén seguros en la escuela”, tuiteó en julio. “Esto no debería ser normal”.

Sin embargo, para Celeste Green, una estudiante de último año en la universida­d College of Charleston en Carolina del Sur, las mochilas parecieran una precaución necesaria.

El día previo al tiroteo en El Paso, Green, de 22 años, supo que un adolescent­e de su ciudad natal, Columbia, Carolina del Sur, había amenazado con “acribillar” una escuela local.

Cuando vio las noticias, pensó en su hermana menor, quien empezará el bachillera­to en otoño. Green le envió a su madre videos e hipervíncu­los con informació­n sobre las mochilas a prueba de balas. “De inmediato, me preguntó: ‘¿Por dónde debo empezar? ¿Dónde debería buscarlas?’”, comentó Green. “No hubo la menor duda de que debía conseguir una”.

CON LA TEMPORADA DE REGRESO A CLASES A LA VUELTA DE LA ESQUINA, LOS TIROTEOS QUE TUVIERON LUGAR EL FIN DE SEMANA EN EL PASO, TEXAS, Y EN DAYTON, OHIO, HAN GENERADO UNA ATENCIÓN RENOVADA EN ESTOS PRODUCTOS.

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