Consumidores deben participar en manejo de residuos
En México ya existe un sistema en el que se unen esfuerzos del gobierno, la industria y la sociedad civil
Las empresas son señaladas como los principales responsables de la contaminación del medio ambiente, por lo que muchas de ellas ejecutan medidas para contrarrestar esa mala imagen ante la sociedad.
En Costa Rica algunas compañías invierten en maquinaria para reducir el consumo de agua o electricidad, sustituyen materias primas o desarrollan programas de reciclaje. No obstante, su papel en la conservación implica una labor mayor.
Jorge Treviño, fundador de Ecoce, le explicó a EF que las firmas deben buscar vías para sumar esfuerzos con los gobiernos, pero aún más deben concientizar y educar a los consumidores sobre que también son grandes responsables del cuido del planeta.
Ecoce es una asociación civil sin fines de lucro que fue creada hace 17 años en México y es auspiciada por la industria de productos de consumo masivo para el manejo adecuado de residuos de envases y empaques en territorio mexicano.
Algunas de las empresas involucradas en este proyecto son Coca Cola Femsa, Lala, La Costeña, Nestlé, Unilever, Grupo Bimbo, Corporación Rica, Bonafont y Grupo Modelo.
La organización facilita el acopio y la valorización de envases y empaques, atiende la agenda legislativa y regulatoria, sensibiliza sobre la importancia de la cultura de sustentabilidad y promueve el reciclado, la investigación y el desarrollo.
Solo en 2018 recuperaron casi cuatro millones de hojalatas y aluminio, más de 188 millones de envases de PET y PEAD (utilizados en el envasado de bebidas y textiles) y una cifra superior a los 33 millones de PEBD y BOPP (usados para preservar alimentos).
–Treviño destacó que Ecoce es un ejemplo de que se pueden cosechar buenos resultados si el sector empresarial, gobierno y la sociedad se ponen de acuerdo; una tarea nada sencilla, pero no imposible.
–Además, en su visita al país en julio pasado, destacó que Costa Rica tiene una buena imagen en la preservación del medio ambiente, sin embargo, debe pretender la unificación de esfuerzos para tener impactos mayores.
–¿Cuáles son los retos principales para la industria en los procesos de recolección y reutilización?
–El principal reto es que la industria se siente y se ponga de acuerdo con los diferentes actores que la componen y también que realice lo mismo con el gobierno. Si la sociedad ve que el gobierno y la industria se sientan para resolver un problema, ellos también se comprometen porque lo que buscan son métodos de participación para hacer el bien.
El segundo gran reto es hacer buenos estudios y diagnósticos para saber dónde están los problemas y atenderlos. Se empieza a desmenuzar el problema grande y así se puede ver por donde atenderlo, acompañado de educación, comunicación e información verídica porque hoy –desgraciadamente– las redes manejan la mitad de la información real y la otra mitad falsa.
Hacer consciente de la responsabilidad que tiene el ciudadano de lo que compra, de cómo lo consume y cómo lo desecha porque es su residuo, no es el de la industria o del gobierno, es la del consumidor.
Que el consumidor sea más consciente nos permite que empiece a razonar qué compra, que selecciona, que prefiera materiales reciclables, que deje de usar plásticos de un solo uso. De tal manera, que en este concepto de responsabilidad compartida le sumamos las acciones del consumidor, las que al gobierno le tocan y las de la industria.
No se puede corregir un error si no se reconoce. Entonces, en el caso de México comprendimos, que lo primero era reconocer que había un error, que faltaba comunicación con el ciudadano, que faltaba el involucramiento de la industria y que faltaba coordinación con el gobierno.
–Usted menciona que las empresas deben hacer que los consumidores sean más conscientes de su responsabilidad, ¿no cree que ya hay una porción considerable que sabe cuál es su rol?
–Sí, hay un sector de la sociedad que está dispuesto a pagar más y un sector grande la sociedad que está dispuesto a hacer las cosas bien, pero quiere encontrar congruencias entre todos los demás actores (industria y gobierno).
Si separa su basura, quiere que se la recojan separada y permanezca separa para que se aproveche. Pero también quiere que si va a decidir entre usar vidrio, plástico o un metal, le den información para saber qué tanto le conviene usar uno o el otro.
Hoy hay mucha desinformación. Hay mucha gente que dice que dejemos el plástico y regresemos al vidrio, pero su huella ecológica e hídrica es mucho más grande que la del plástico. Entonces no debemos satanizar el plástico, simplemente debemos entender cómo se puede manejar y cómo se puede volver a aprovechar.
–¿Cuál es su valoración sobre lo que hace Costa Rica en manejo de desechos?
–Veo que el gobierno quiere hacer algo, como que está viendo que sí hay un desorden, que no hay coordinación. También se muestra preocupado por las tendencias mundiales del plástico de un solo uso y cosas de esas, entonces está empezando a regular.
La industria está empezando a darse cuenta de que tiene que participar (…). Hay que encontrar la manera de hacer efectivo que coordinen con el gobierno para poder hacer una buena legislación y que no se quiere resolver todo con un impuesto que no va a resolver nada.
Hoy me encuentro un municipio que quiere separar sus residuos o que ya los tiene separados, pero no sabe a quién vendérselos y por otro lado, hay una industria que anda buscando los mismos residuos. Entonces tiene que haber una vinculación.
–¿Cómo es el proceso de recolección en México?
–Tenemos dos mecanismos. Uno por la parte del ciudadano en la que tenemos ciertos programas en las escuelas, instituciones públicas, lugares públicos, centros de acopio móviles y algunos para comunidades más marginadas o de pobreza donde canjeamos los residuos por productos de la canasta básica.
Pero también trabajamos mucho con las municipalidades y con las plantas de separación para recuperar en gran volumen los residuos y darle un camino (…). Hay todo un movimiento de autoempleo, porque hay gente que se dedica a juntar materiales para tener un beneficio económico.
Con nuestro movimiento cambiamos el pago por residuos de 30 centavos mexicanos por kilo a 5,50 pesos por kilo (de $0,01 a $0,28 al tipo de cambio del 14 de agosto) y ahora existen más de 16 empresas que aprovechan ese material. Antes exportábamos la mayoría de lo que recolectábamos, pero ahora un 70% se queda en México para la elaboración de diferentes productos con esos residuos; como telas, embalajes o se vuelven a utilizar en la producción de botellas (economía circular), y el resto de lo recolectado se exporta.
Entonces va generando valor para el país, va generando empleos y más beneficios del que al inicio se buscaba: cuidar el medio ambiente.
“Hacer consciente de la responsabilidad que tiene el ciudadano (...) porque es su residuo, no es el de la industria o del gobierno, es la del consumidor”.