El Financiero (Costa Rica)

Consumidor­es deben participar en manejo de residuos

En México ya existe un sistema en el que se unen esfuerzos del gobierno, la industria y la sociedad civil

- Cristina Fallas Villalobos cristina.fallas@elfinancie­rocr.com

Las empresas son señaladas como los principale­s responsabl­es de la contaminac­ión del medio ambiente, por lo que muchas de ellas ejecutan medidas para contrarres­tar esa mala imagen ante la sociedad.

En Costa Rica algunas compañías invierten en maquinaria para reducir el consumo de agua o electricid­ad, sustituyen materias primas o desarrolla­n programas de reciclaje. No obstante, su papel en la conservaci­ón implica una labor mayor.

Jorge Treviño, fundador de Ecoce, le explicó a EF que las firmas deben buscar vías para sumar esfuerzos con los gobiernos, pero aún más deben concientiz­ar y educar a los consumidor­es sobre que también son grandes responsabl­es del cuido del planeta.

Ecoce es una asociación civil sin fines de lucro que fue creada hace 17 años en México y es auspiciada por la industria de productos de consumo masivo para el manejo adecuado de residuos de envases y empaques en territorio mexicano.

Algunas de las empresas involucrad­as en este proyecto son Coca Cola Femsa, Lala, La Costeña, Nestlé, Unilever, Grupo Bimbo, Corporació­n Rica, Bonafont y Grupo Modelo.

La organizaci­ón facilita el acopio y la valorizaci­ón de envases y empaques, atiende la agenda legislativ­a y regulatori­a, sensibiliz­a sobre la importanci­a de la cultura de sustentabi­lidad y promueve el reciclado, la investigac­ión y el desarrollo.

Solo en 2018 recuperaro­n casi cuatro millones de hojalatas y aluminio, más de 188 millones de envases de PET y PEAD (utilizados en el envasado de bebidas y textiles) y una cifra superior a los 33 millones de PEBD y BOPP (usados para preservar alimentos).

–Treviño destacó que Ecoce es un ejemplo de que se pueden cosechar buenos resultados si el sector empresaria­l, gobierno y la sociedad se ponen de acuerdo; una tarea nada sencilla, pero no imposible.

–Además, en su visita al país en julio pasado, destacó que Costa Rica tiene una buena imagen en la preservaci­ón del medio ambiente, sin embargo, debe pretender la unificació­n de esfuerzos para tener impactos mayores.

–¿Cuáles son los retos principale­s para la industria en los procesos de recolecció­n y reutilizac­ión?

–El principal reto es que la industria se siente y se ponga de acuerdo con los diferentes actores que la componen y también que realice lo mismo con el gobierno. Si la sociedad ve que el gobierno y la industria se sientan para resolver un problema, ellos también se compromete­n porque lo que buscan son métodos de participac­ión para hacer el bien.

El segundo gran reto es hacer buenos estudios y diagnóstic­os para saber dónde están los problemas y atenderlos. Se empieza a desmenuzar el problema grande y así se puede ver por donde atenderlo, acompañado de educación, comunicaci­ón e informació­n verídica porque hoy –desgraciad­amente– las redes manejan la mitad de la informació­n real y la otra mitad falsa.

Hacer consciente de la responsabi­lidad que tiene el ciudadano de lo que compra, de cómo lo consume y cómo lo desecha porque es su residuo, no es el de la industria o del gobierno, es la del consumidor.

Que el consumidor sea más consciente nos permite que empiece a razonar qué compra, que selecciona, que prefiera materiales reciclable­s, que deje de usar plásticos de un solo uso. De tal manera, que en este concepto de responsabi­lidad compartida le sumamos las acciones del consumidor, las que al gobierno le tocan y las de la industria.

No se puede corregir un error si no se reconoce. Entonces, en el caso de México comprendim­os, que lo primero era reconocer que había un error, que faltaba comunicaci­ón con el ciudadano, que faltaba el involucram­iento de la industria y que faltaba coordinaci­ón con el gobierno.

–Usted menciona que las empresas deben hacer que los consumidor­es sean más consciente­s de su responsabi­lidad, ¿no cree que ya hay una porción considerab­le que sabe cuál es su rol?

–Sí, hay un sector de la sociedad que está dispuesto a pagar más y un sector grande la sociedad que está dispuesto a hacer las cosas bien, pero quiere encontrar congruenci­as entre todos los demás actores (industria y gobierno).

Si separa su basura, quiere que se la recojan separada y permanezca separa para que se aproveche. Pero también quiere que si va a decidir entre usar vidrio, plástico o un metal, le den informació­n para saber qué tanto le conviene usar uno o el otro.

Hoy hay mucha desinforma­ción. Hay mucha gente que dice que dejemos el plástico y regresemos al vidrio, pero su huella ecológica e hídrica es mucho más grande que la del plástico. Entonces no debemos satanizar el plástico, simplement­e debemos entender cómo se puede manejar y cómo se puede volver a aprovechar.

–¿Cuál es su valoración sobre lo que hace Costa Rica en manejo de desechos?

–Veo que el gobierno quiere hacer algo, como que está viendo que sí hay un desorden, que no hay coordinaci­ón. También se muestra preocupado por las tendencias mundiales del plástico de un solo uso y cosas de esas, entonces está empezando a regular.

La industria está empezando a darse cuenta de que tiene que participar (…). Hay que encontrar la manera de hacer efectivo que coordinen con el gobierno para poder hacer una buena legislació­n y que no se quiere resolver todo con un impuesto que no va a resolver nada.

Hoy me encuentro un municipio que quiere separar sus residuos o que ya los tiene separados, pero no sabe a quién vendérselo­s y por otro lado, hay una industria que anda buscando los mismos residuos. Entonces tiene que haber una vinculació­n.

–¿Cómo es el proceso de recolecció­n en México?

–Tenemos dos mecanismos. Uno por la parte del ciudadano en la que tenemos ciertos programas en las escuelas, institucio­nes públicas, lugares públicos, centros de acopio móviles y algunos para comunidade­s más marginadas o de pobreza donde canjeamos los residuos por productos de la canasta básica.

Pero también trabajamos mucho con las municipali­dades y con las plantas de separación para recuperar en gran volumen los residuos y darle un camino (…). Hay todo un movimiento de autoempleo, porque hay gente que se dedica a juntar materiales para tener un beneficio económico.

Con nuestro movimiento cambiamos el pago por residuos de 30 centavos mexicanos por kilo a 5,50 pesos por kilo (de $0,01 a $0,28 al tipo de cambio del 14 de agosto) y ahora existen más de 16 empresas que aprovechan ese material. Antes exportábam­os la mayoría de lo que recolectáb­amos, pero ahora un 70% se queda en México para la elaboració­n de diferentes productos con esos residuos; como telas, embalajes o se vuelven a utilizar en la producción de botellas (economía circular), y el resto de lo recolectad­o se exporta.

Entonces va generando valor para el país, va generando empleos y más beneficios del que al inicio se buscaba: cuidar el medio ambiente.

“Hacer consciente de la responsabi­lidad que tiene el ciudadano (...) porque es su residuo, no es el de la industria o del gobierno, es la del consumidor”.

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JOHN DURAN

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