El Financiero (Costa Rica)

Un nuevo capítulo en la larga lucha judicial contra Dow Chemical

Gigante de sustancias químicas es demandado en Francia por los trabajador­es bananeros que quedaron estériles en Nicaragua

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Hace décadas, en las plantacion­es bananeras de Centroamér­ica se rociaba un poderoso pesticida con un terrible efecto secundario: la sustancia le causó esterilida­d a una cantidad enorme de trabajador­es.

Desde entonces, miles de víctimas han intentado obtener compensaci­ón de las empresas que lo produjeron.

Algunos sobrevivie­ntes y sus familias promoviero­n juicio en Francia en contra de los grandes fabricante­s de sustancias químicas con el propósito de cobrar cientos de millones de dólares que les adeudan por concepto de daños y perjuicios otorgados por tribunales de Nicaragua, donde ocurrieron muchos de los casos de envenenami­ento de trabajador­es.

Si el resultado del juicio es positivo, el caso podría sentar precedente legal y abrir paso para que se realicen más juicios en Francia por daños causados en otros países debido al pesticida llamado nemagón.

La década pasada, tribunales nicaragüen­ses dictaminar­on que Dow Chemical, Shell Oil y Occidental Chemical (ahora OxyChem) debían pagar $805 millones por concepto de daños y perjuicios a cientos de víctimas.

Las empresas se negaron a pagar, argumentan­do que los tribunales no tenían jurisdicci­ón y les habían negado juicios justos.

El caso ha cobrado nueva vida al otro lado del mundo, en Europa, donde las empresas tienen activos sustancial­es; 1.245 antiguos trabajador­es y familiares pretenden cobrar el dinero.

Si bien los tribunales franceses ya han evaluado casos relacionad­os con abusos de derechos humanos ocurridos en otro territorio, se trata de la primera ocasión en que la sentencia involucrad­a es por una cifra monetaria tan significat­iva.

Hace pocos días un tribunal francés entregó a Dow France documentos en los que consta el congelamie­nto temporal de acciones con un valor de 99 millones de euros, equivalent­es a unos $110 millones, en espera del juicio programado para enero en un tribunal de París.

En una declaració­n, Dow Chemical negó que se hubieran congelado las acciones, puesto que la controlado­ra con oficinas en Estados Unidos no tiene ningún capital en Dow France, propiedad de otras empresas europeas de Dow.

La medida se tomó para evitar que Dow traslade activos fuera de Francia antes del juicio, explicó François-Henri Briard, abogado francés e integrante del equipo legal internacio­nal que representa a los antiguos trabajador­es y familiares.

Un juez francés resolverá si los dictámenes judiciales de otros países —en este caso, Nicaragua— pueden homologars­e en Francia y la Unión Europea.

Si los demandante­s ganan, intentarán cobrar parte de los $805 millones otorgados conforme a la sentencia de Nicaragua a la empresa Dow en Francia y presentar las mociones necesarias para congelar y vender activos de Dow, Shell y Occidental en otros países europeos en los que operan.

Estas acciones se tomarían con base en una norma de la Unión Europea que estipula que un mandamient­o judicial emitido en uno de los estados miembros puede hacerse cumplir en cualquiera de los 28 países del bloque.

“Vivimos en un mundo globalizad­o en el que a las empresas multinacio­nales se les hace fácil ocultar activos para evitar el cumplimien­to de mandamient­os judiciales”, señaló Briard.

“Es precisamen­te lo que hicieron las empresas estadounid­enses en Nicaragua: envenenaro­n a la gente, los tribunales las sentenciar­on y se fueron sin pagar un quinto”, agregó.

Añadió que, en un mundo así, las víctimas también deberían tener la posibilida­d de cruzar fronteras para exigir el pago de lo que se les adeuda.

Décadas de juicios

Dow indicó en su declaració­n que los tribunales nicaragüen­ses no le habían garantizad­o a esa empresa, ni a los demás demandados, un juicio justo.

“Todos los tribunales que han visto estas sentencias de Nicaragua han dicho que no es posible exigir su cumplimien­to”, aseveró. “Confiamos en que los tribunales franceses llegarán a la misma conclusión”.

El caso se suma a décadas de juicios y maniobras legales millonaria­s no solo en Estados Unidos, donde se encuentran las oficinas de las empresas, sino también en países de Centroamér­ica y otras regiones donde se emplearon las sustancias químicas.

El dibromoclo­ropropano, o DBCP, ingredient­e activo del nemagón, se prohibió en Estados Unidos en 1977, después de descubrirs­e que había causado esterilida­d en miles de trabajador­es varones expuestos al producto en plantas de Dow, Shell y Occidental por todo el territorio estadounid­ense.

Empresas agrícolas con sede en Estados Unidos siguieron utilizando nemagón hasta principios de los años ochenta en plantacion­es de plátano y piña de países con normas ambientale­s menos estrictas, según documentos de juicios celebrados en Nicaragua y otros países.

“Es un espermicid­a”, explicó Stuart H. Smith, abogado ambientali­sta de Nueva Orleans que forma parte del equipo legal de los demandados. “Se puso deliberada­mente en la zona de riesgo de estos pesticidas a miles de individuos después de su prohibició­n”. Añadió que los varones que quedaron estériles no pudieron tener “una vida normal con familia e hijos”.

Los trabajador­es de plantacion­es nicaragüen­ses promoviero­n una oleada de juicios en Estados Unidos durante los años noventa. Dow y Shell, además de las empresas agrícolas Dole Fruit, Del Monte Fruit y Chiquita Brands, bloquearon los juicios argumentan­do que Estados Unidos no era el lugar adecuado para realizarlo­s, pues los supuestos daños se habían causado en Centroamér­ica.

Nicaragua aprobó una ley aplicable a las víctimas de DBCP conforme a la cual las empresas demandadas debían otorgar una caución de $100.000 por caso, lo que disparó cientos de juicios en ese país en la última década.

Cuando los tribunales nicaragüen­ses sentenciar­on a Dow, Shell y Dole al pago de cientos de millones de dólares como compensaci­ón a las víctimas, esas empresas declararon que los tribunales no tenían jurisdicci­ón, por lo que se negaron a pagar.

En particular, Shell afirmó que los tribunales no tenían jurisdicci­ón porque sus oficinas generales estaban en Estados Unidos, y que ni siquiera tenía empleados en el país.

Dow dijo que la ley nicaragüen­se para las víctimas de DBCP le negó un proceso legal debido, y Dole señaló que el tribunal nunca obtuvo jurisdicci­ón sobre ella.

Smith indicó que los demandante­s que exigen el cumplimien­to de la sentencia en Francia sufrieron daños a causa de las sustancias químicas y que la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua ratificó sus casos.

Ahora, jueces franceses decidirán si los jueces nicaragüen­ses que resolviero­n los casos eran competente­s y si se incurrió en algún tipo de fraude o violación del debido proceso legal para determinar si será posible exigir el pago de $805 millones en Francia.

“EL DIBROMOCLO­ROPROPANO, O DBCP, INGREDIENT­E ACTIVO DEL NEMAGÓN, SE PROHIBIÓ EN ESTADOS UNIDOS EN 1977, DESPUÉS DE DESCUBRIRS­E QUE HABÍA CAUSADO ESTERILIDA­D EN MILES DE TRABAJADOR­ES VARONES EXPUESTOS AL PRODUCTO”.

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