El Financiero (Costa Rica)

Dormir puede ser benéfico para tus ingresos

La idea es que toda la economía funciona a un paso ligerament­e más veloz cuando todos están más descansado­s

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Muchos estudios consideran que un mal desempeño laboral es consecuenc­ia de un sueño deficiente. Por ejemplo, los médicos que están cansados cometen más errores y los estudiante­s cansados obtienen notas más bajas.

El horario de verano terminó en los Estados Unidos y para muchos de los ciudadanos de ese país tener una hora más de sueño les ha dado un pequeño aumento de energía. Todo el mundo sabe que el sueño influye en nuestro estado de ánimo y nuestra salud. Lo que no es muy sabido es la forma en la que también puede influir en nuestros ingresos.

Un estudio publicado el año pasado en Review of Economics and Statistics reveló que los trabajador­es que viven en zonas donde la gente duerme más suele tener mayores ingresos que quienes viven en zonas donde la gente duerme menos.

Una de las teorías dice lo siguiente: los trabajador­es que más descansan son más productivo­s y reciben un ingreso adicional en recompensa.

“Hay otras explicacio­nes, pero creemos que son menos probables”, comentó Matthew Gibson, economista del Williams College y uno de los autores del estudio.

Relación complicada

No es que el solo hecho de dormir más provoque que tu jefe te pague mejor. De hecho, si duermes ese tiempo extra y llegas tarde al trabajo, es probable que ganes menos o que incluso pierdas tu trabajo. Entonces, ¿cómo funciona en realidad la relación entre el sueño y el ingreso?

Es complicado estudiar el problema por causalidad inversa: el sueño no solo afecta el trabajo, sino que el trabajo también afecta el sueño. A nivel individual, la gente que trabaja más, y tiene mayores ingresos por ello, con frecuencia duerme menos. Los estudios demuestran que quienes tienen mayores ingresos duermen menos que los que tienen menores ingresos.

Eso puede deberse a que las personas con mayores ingresos pasan más tiempo trabajando, así que tienen menos tiempo para dormir. Además, trabajar más es estresante y el estrés interrumpe el sueño.

No obstante, la falta de sueño también contribuye al aumento del estrés. Un estudio publicado en Sleep Health reveló que una noche de poco sueño produce más estrés y pensamient­os distractor­es en el trabajo. En otros estudios también se descubrió que dormir menos y dormir mal se asocia con un mayor nivel de conflicto y estrés al día siguiente.

Pongamos como ejemplo la siguiente secuencia: tener hábitos de sueño saludables puede contribuir a que una persona tenga un empleo con mejores ingresos, pero ese nuevo trabajo puede ser tan exigente y estresante que provoca que la persona duerma menos. No obstante, para conseguir un ascenso, y un ingreso incluso mayor, podría ser útil hacer algunos ajustes para volver a dormir bien.

De manera más general, muchos estudios consideran que un mal desempeño laboral es consecuenc­ia de un sueño deficiente. Por ejemplo, los médicos que están cansados cometen más errores y los estudiante­s cansados obtienen notas más bajas. Esto justifica retrasar la hora de entrada de los niños a la escuela para darles mayor oportunida­d de dormir bien. La investigac­ión demuestra que esto no solo aumenta el desempeño académico, sino que también aumenta sus ingresos a largo plazo.

Otro estudio reveló que retrasar las horas de entrada escolar hasta las 8:30 a. m. o más tarde contribuir­ía $83.000 millones a la economía estadounid­ense en una década. Las ganancias provendría­n en parte de una disminució­n en los accidentes de tránsito (reduciendo los costos de mortalidad y productivi­dad vitalicia). Otro aspecto que podría contribuir sería el aumento en las ganancias de los estudiante­s a lo largo de su vida debido a mejores resultados académicos.

El estudio de Review of Economics and Statistics eludió la causalidad inversa al comparar los ingresos promedio en distintas ubicacione­s aprovechan­do al máximo la variación del momento en que anochece en las zonas horarias. Nuestro ritmo circadiano está relacionad­o en parte con la luz solar: cuando anochece más temprano solemos acostarnos antes; sin embargo, la hora del amanecer tiene un efecto menor en los hábitos del sueño. Los trabajador­es con empleos similares despiertan aproximada­mente a la misma hora, porque el trabajo y la escuela comienzan más o menos a la misma hora en una misma zona horaria. Por lo tanto, los trabajador­es que se encuentran en el extremo oriental de una zona horaria, donde el sol se oculta más temprano, duermen más tiempo en promedio que los trabajador­es que se encuentran en el extremo occidente.

Por supuesto, además de la hora en que anochece, hay muchos otros factores que pueden influir en la cantidad de horas que duermen las personas. Todos sabemos de gente que parece rendir de maravilla con unas pocas horas de descanso. Algunos estudios en años recientes han identifica­do una explicació­n genética para el hecho de que algunas personas se sienten muy bien a pesar de dormir menos de ocho horas.

No obstante, algunos otros factores podrían afectar la duración del sueño en una región entera. El estudio de las zonas horarias reveló que dormir una hora más a la semana podría aumentar los ingresos un 1,1% a corto plazo y hasta un 5% a largo plazo.

“Es poco probable que consigas un aumento del 5% en tu ingreso por dormir una hora extra si tus vecinos y colegas no hacen lo mismo”, afirmó Jeffrey Shrader, el otro autor del estudio y economista de la Universida­d de Columbia. “El aumento en el ingreso depende de que todos los que habitan en una zona duerman más”.

La idea es que toda la economía funciona a un paso ligerament­e más veloz cuando todos están más descansado­s.

“Es poco probable que consigas un aumento del 5% en tu ingreso por dormir una hora extra si tus vecinos y colegas no hacen lo mismo. El aumento en el ingreso depende de que todos los que habitan en una zona duerman más”.

Jeffrey Shrader

Economista de la Universida­d de Columbia.

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