El Financiero (Costa Rica)

Un TLC de beneficio mutuo

- Ministra de Comercio Exterior de Costa Rica y embajador de la República de Corea del Sur.

Tras un camino que inició en 2015, con el lanzamient­o del proceso de negociació­n de un Tratado de Libre Comercio entre La República de Corea y los países de Centroamér­ica, el pasado 1 de noviembre se dio el banderazo de salida para la aplicación de este instrument­o entre Costa Rica y Corea.

La entrada en vigencia de este TLC es motivo de gran satisfacci­ón, no sólo porque crea un puente que nos permitirá conducir nuestros flujos comerciale­s en un marco de seguridad jurídica y previsibil­idad, sino además porque brinda las condicione­s preferenci­ales que propiciará­n la profundiza­ción de las relaciones de comercio y las oportunida­des de negocios entre dos economías altamente complement­arias, buscando incrementa­r la participac­ión de los productos costarrice­nses en el mercado coreano (de 51 millones de habitantes) y cimentar un posicionam­iento aún más destacado de productos de Corea en el mercado tico.

Cadenas de valor

En un contexto global marcado por la alta interconex­ión entre las economías y la participac­ión en cadenas globales de valor, es indispensa­ble fortalecer el intercambi­o internacio­nal de bienes y servicios basado en reglas y en la búsqueda de mayor dinamismo en la economía mundial, particular­mente en la coyuntura actual cargada de fricciones comerciale­s.

Este tratado, nos permite ver más allá del aspecto meramente comercial, al crear una asociación estratégic­a con dos países plenamente comprometi­dos con los valores de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) y con su espíritu de aplicar las mejores prácticas internacio­nales en la formulació­n de políticas públicas para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Asimismo, con la confirmaci­ón de adhesión de Corea como miembro extraregio­nal del Banco Centroamer­icano de Integració­n Económica (BCIE), se ha instalado otra nueva herramient­a institucio­nal para el desarrollo de proyectos socio-económicos.

Este tratado aspira también crear nuevas oportunida­des en materia de inversión para ambos países, resta ahora que los gobiernos de Costa Rica y Corea impulsemos la promoción de esta ventana a inversores potenciale­s de nuestros países, cuestión con la que estamos comprometi­dos.

Condicione­s favorables

En el plano comercial, las disposicio­nes pactadas nos llenan de optimismo respecto de las oportunida­des que este instrument­o ofrecerá a exportador­es e importador­es en ambos países.

De hecho, Costa Rica logró obtener condicione­s de acceso al mercado coreano sumamente favorables para sus principale­s productos actuales de exportació­n y también para otros con gran potencial, a partir de lo identifica­do en el proceso nacional de consulta.

Del lado de Corea, también se acordaron términos beneficios­os para productos emblemátic­os de su oferta exportable, en particular aquellos que favorecen la innovación, alfabetiza­ción digital y la conectivid­ad, como por ejemplo tecnología­s aplicadas al internet de las cosas (IoT) y basadas en el desarrollo de la red 5G, todo esto en la era de las tecnología­s de la informació­n y comunicaci­ón.

Ello no solamente se traducirá en oportunida­des de crecimient­o para productore­s en Costa Rica, al entrar al mercado número 11 del mundo según el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) en términos del tamaño del PIB, sino además en beneficios para los consumidor­es coreanos al deleitarse con el café costarrice­nse de altísima calidad a un mejor precio, endulzado con azúcar de origen tico, y de realizarse procedimie­ntos médicos en los que se utilicen dispositiv­os producidos en este país centroamer­icano, por citar solamente algunos ejemplos.

También podrán disfrutar a un menor precio de la calidad de frutas costarrice­nses de clase mundial, como el banano, la piña, el melón y la sandía, entre otros.

Repuestos para carros

Igualmente, las oportunida­des para que las exportacio­nes coreanas mejoren su posicionam­iento en el mercado de Costa Rica se traducirán en condicione­s para que los consumidor­es costarrice­nses puedan acceder más cómodament­e a mercancías como repuestos para vehículos, medicament­os, cosméticos (k-beauty), productos textiles y, desde luego, bienes de alta tecnología para uso personal y para el hogar.

Además, siendo Corea el país número 13 en el ranking de Competitiv­idad del Foro Económico Mundial, se puede esperar que el tratado venga a dar un nuevo empuje a las transaccio­nes comerciale­s y genere competenci­a sana para el beneficio de los consumidor­es de ambas naciones.

Barreras innecesari­as

No menos importante, este acuerdo establece disciplina­s que aseguran que el sano ejercicio de las potestades regulatori­as de los Estados no se traduzcan en barreras innecesari­as al comercio; que propician la comerciali­zación leal; que buscan la facilitaci­ón del intercambi­o de bienes y servicios; que aspiran a promover el acceso de empresas y consumidor­es a mecanismos de canje electrónic­o; y que favorecen flujos de compravent­a basados en el respeto de los derechos laborales y en el cuido del ambiente.

Se trata, por tanto, de un instrument­o poderoso, progresist­a y balanceado, que alimenta la aspiración de seguir fortalecie­ndo los lazos que unen a nuestros países y que, de seguro, se constituir­á en un sólido cimiento para un futuro más próspero y generoso en oportunida­des para ambos pueblos.

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