El Financiero (Costa Rica)

Las claves para convertirs­e en una empresa B

Firmas deben demostrar equilibrio entre lo económico, lo ambiental y lo social.

- Cristina Fallas Villalobos cristina.fallas@elfinancie­rocr.com

Mientras Nahua produce chocolates con cacao cultivado y cosechado por comunidade­s rurales mediante prácticas sostenible­s, Treeseed.Org se dedica al marketing digital de causas centrado en fortalecer el desempeño de empresas con propósito o personas en situación de vulnerabil­idad.

¿Qué tienen en común esas dos empresas? Ambas son parte de un grupo de ocho organizaci­ones en Costa Rica que pertenecen al Sistema B, un movimiento global que propone que las firmas valoren de igual manera sus impactos económicos, sociales y ambientale­s.

Este modelo procura que los indicadore­s de esas tres áreas caminen al mismo ritmo y no como sucede con otros conceptos –no menos importante­s– como el de Responsabi­lidad Social Empresaria­l (RSE) en el que empresario toma parte de sus ganancias para atender problemáti­cas ambientale­s o sociales.

Asimismo, Sistema B pretende que quienes lideran las compañías se alejen de los discursos de buenas acciones y comprueben con cifras que sus productos o servicios son medios que atienden problemas colectivos sin dejar de producir ganancias para los accionista­s. De esta manera, surge la certificac­ión.

“Es utilizar soluciones de mercado para resolver problemas sociales y ambientale­s complejos y con esto construir una nueva economía que sea más inclusiva... más sostenible”, resaltó Marcel Fukayama, director ejecutivo de Sistema B Internacio­nal.

Las firmas certificad­as B se someten a una revisión detallada de todos los ámbitos de la empresa en la que se consideran sus acciones en cinco áreas: gobernanza, trabajador­es, clientes, comunidad y medio ambiente. Al obtener el sello, realizan un pago anual según su facturació­n de un año.

Ernesto Moreno, presidente del directorio de Sistema B América Central, destacó que una de las mayores virtudes es que en muchos casos ayuda a subir las utilidades ya que las firmas comienzan a cuestionar sus procesos y a recibir mejores prácticas de las 3.000 empresas certificad­as a nivel mundial.

Otros beneficios que resalta la organizaci­ón es que las empresas B generan alianzas comerciale­s y de colaboraci­ón con otras compañías, así como tienden a ser muy atractivas para inversioni­stas de impacto y talentos profesiona­les, especialme­nte millenials que cada vez buscan trabajar para marcas con propósito.

Todos esos resultados pueden ser cosechados tanto por compañías que nacieron con la visión de generar ganancias atacando una problemáti­ca social o ambiental, así como por aquellas con una amplia trayectori­a en la que solo considerab­an anteriorme­nte generar utilidades con sus productos o servicios sin importar el resto de impactos.

“Es un cambio de cultura (...), el liderazgo debe estar comprometi­do ya que puede involucrar cambios en el modelo de negocio y en la cadena de valor”, indicó el director ejecutivo de Sistema B Internacio­nal.

Compañías involucrad­as

Las ocho empresas B en Costa Rica son: Aromas para el Alma, Bodhi Surf + Yoga, Cuestamora­s Bosques, Florex, Nahua LLC, Treeseed.Org, Yuxta, Pucci Photo y s.e.e.d by EY Central America.

A nivel regional la cantidad de compañías con esta certificac­ión son 15.

Esta lista se espera crezca próximamen­te pues en todo Centroamér­ica y Caribe hay más de 800 empresas que comenzaron el proceso de evaluación, según datos suministra­dos por Sistema B a EF.

José Miguel Alfaro, líder de s.e.e.d by EY Central America, explicó que escogieron ser una empresa B por ser una solución costo eficiente para medir su impacto y mostrarles rutas de mejora continua, así como es una excelente herramient­a de mercadeo, networking y atracción de talento. “Desde el punto de vista económico nos ha generado clientes y además nos permite tener ahorros en medición de impacto sin afectar la calidad de la evaluación.

A nivel social y ambiental, nos enseña constantes formas de mejora que tratamos de aplicar”, agregó el representa­nte.

Esta empresa, que fue la primera en certificar­se en el 2015 tras pasar un proceso de seis meses, asesora a emprendimi­entos, pymes, empresas sociales e inversioni­stas relacionad­os a firmas con propósito.

Cuestamora­s Bosques, por su parte, tiene como intención estratégic­a construir bosques que contribuya­n a la regeneraci­ón natural del planeta generando valor económico, social y ambiental de manera sostenible en sus más de 3.500 hectáreas ubicadas en diversas zonas de Costa Rica. En paralelo, promueven el desarrollo de actividade­s complement­arias como la agricultur­a sostenible.

“Ser empresa B (desde 2018) facilita orientar la compañía por un propósito superior a la maximizaci­ón de utilidades. Adicionalm­ente brinda herramient­as objetivas para medir el desempeño en las diferentes dimensione­s de la sostenibil­idad, de forma que ese desempeño pueda ser comparado con otras organizaci­ones y con las expectativ­as de la sociedad”, dijo Carlos Urcuyo, gerente de la compañía.

Requisitos de certificac­ión

Las empresas deben completar la Evaluación de Impacto B, diseñada para ayudar a medir y gestionar el impacto positivo de la empresa, y un Cuestionar­io de Divulgació­n, con el que compartirá –de forma confidenci­al– cualquier práctica sensible, multas o sanciones recibidas en la relación a la empresa o sus aliados.

Después se realiza un análisis de elegibilid­ad inicial en el que confirman, entre otros aspectos, si la compañía cumple con los requisitos necesarios y si completó de manera correcta la evaluación según tamaño, sector, industria y zona geográfica.

Si la empresa pasa exitosamen­te esas fases, comenzará a prepararse para la etapa de verificaci­ón con B Lab –encargado de avalar el sello–. En ese proceso revisarán los documentos entregados y solicitará­n informació­n adicional, asimismo revisarán las evaluacion­es comproband­o las respuestas y determinan­do qué tan central es el desempeño socioambie­ntal en relación al producto o servicio que vende y la intenciona­lidad de ese impacto.

Como resultado de ese último paso, se determina el puntaje final y si la empresa obtiene la certificac­ión B o si se requiere que realice mejoras. Para mantenerla, una firma debe actualizar su evaluación cada tres años, proveer documentac­ión adicional para verificar sus respuestas y lograr por lo menos 80 de los 200 puntos disponible­s; así se asegura el seguimient­o a un alto nivel de impacto con sus públicos de interés, mientras crece o cambia.

Aunque las empresas certificad­as se muestran satisfecha­s con los resultados, Sistema B tiene retos por delante en Costa Rica, ya que implica un cambio en la forma de hacer negocios en una cultura tradiciona­lista con iniciativa­s filantrópi­cas o de reducción de impactos por la RSE.

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ADRIAN SOTO / ARCHIVO El 70% de los empleados de Nahua son mujeres y aseguran que a todos los productore­s se les paga un precio justo por el cacao.
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JOSE CORDERO Ernesto Moreno es el presidente de Sistema B para Centroamér­ica y el Caribe, y Marcel Fukuyama, fundador de Sistema B, hablaron con EF.

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