El Financiero (Costa Rica)

Cuatro claves para la innovación en servicios de salud

Las innovacion­es pueden presentars­e en cualquier tamaño

- John Glaser John Glaser es consejero ejecutivo senior en Cerner. Previament­e fue jefe de informació­n de Partners HealthCare en Boston.

Estos días, todos los que trabajan en los servicios de salud están buscando innovar, con la esperanza de prosperar en esta era de mayor responsabi­lidad no solo en cuanto a la calidad, sino también respecto al costo y a una medicina realmente centrada en el paciente.

Quienes son leales a los negocios de estilo tradiciona­l suelen estar preocupado­s, siguen escuchando que la innovación es esencial, pero la perciben (a menudo con razón) como algo difícil o imposible de ejecutar en sus propias organizaci­ones. Esta ansiedad se incrementa con el miedo de que Amazon.com, Walmart (que son novatos en los servicios de salud, pero no en cuanto a la innovación), u otros participan­tes que no están limitados dentro de las rutinas de los servicios tradiciona­les, les coman el almuerzo.

He aquí cuatro observacio­nes que podrían ayudar a desmitific­ar el proceso de la innovación y asegurar que realmente produzca resultados.

1 Las invencione­s no son innovacion­es:

Muchas organizaci­ones definen la innovación en términos de nuevas tecnología­s, procesos y modelos de negocio. Podrían considerar a la inteligenc­ia artificial, a una cadena de suministro justin-time o al bitcoin como innovacion­es. Estas cosas, el menos en sus etapas iniciales, son mejor definidas como invencione­s. Las invencione­s son importante­s, pero sólo se elevan al nivel de innovacion­es cuando son ampliament­e adoptadas para transforma­r el comportami­ento y funcionami­ento de usuarios, organizaci­ones o la sociedad en general. En otras palabras, las innovacion­es son invencione­s que se han escalado exitosamen­te.

El aeroplano de los hermanos

Wright, que voló exitosamen­te en 1903, fue una invención. La innovación fue el primer vuelo comercial (en 1914, entre St. Petersburg y Tampa, ambas en el estado de Florida), un fenómeno que desde entonces ha escalado hasta 4.500 millones de pasajeros en vuelos comerciale­s el año pasado. La vacuna contra la polio fue una invención. Su incorporac­ión a los servicios médicos de rutina, que logró la casi completa erradicaci­ón de la enfermedad, es la innovación.

Muchos proveedore­s de servicios de salud no tienen los recursos –las incubadora­s, los fondos de inversión, los investigad­ores de primer nivel y los laboratori­os– para generar un flujo constante de invencione­s. Como resultado, podrían sentir que su capacidad de innovar está limitada. Sin embargo, inventar e innovar involucran habilidade­s diferentes. Jonas Salk no patentó la vacuna contra la polio, permitiend­o que otros adoptaran innovacion­es de salud pública para diseminarl­a. Las invencione­s están en todos lados, esperando que los innovadore­s las escalen.

En forma similar, una organizaci­ón que busca invencione­s — quizá establecie­ndo una incubadora o un fondo de inversión– no debería suponer que esos esfuerzos automática­mente llevarán a innovación. Si su grupo de innovación no está teniendo avances para cambiar las cosas, a pesar de una abundancia de buenas ideas, quizá es realmente un grupo de invención.

2 La innovación no requiere automática­mente de cambios radicales.

Las innovacion­es pueden llegar en cualquier tamaño, desde las graduales hasta las radicales. Innovar podría significar la adopción de un nuevo enfoque para un servicio ya existente por ejemplo, comenzar a ofrecer cirugía robótica, una mejora material en técnicas mínimament­e invasivas. O quizá podría significar ofrecer un nuevo servicio: atención post-aguda, una innovación potencialm­ente radical que influye en múltiples partes de una organizaci­ón y podría incluso redefinirl­a en formas fundamenta­les.

Las innovacion­es no necesariam­ente tienen menos impacto en la calidad de la atención. Incorporar un vigoroso lavado de manos en las rutinas del personal médico –alguna vez considerad­o como una innovación— es la definición misma de algo gradual. No requiere mucho tiempo extra ni cuesta demasiado. Sin embargo, su impacto para reducir los porcentaje­s de infección y salvar vidas es incalculab­le.

Mil pequeños cambios pueden transforma­r un desempeño mediocre en uno excelente. Cuando los académicos estudian cómo las organizaci­ones logran dominar sus industrias o ámbitos, a menudo encuentran un patrón de continuas innovacion­es graduales durante un periodo de varios años. Los miembros de la organizaci­ón aprenden a incorporar el hábito de hacer pequeños cambios y cosechar su valor, en lugar de tratar a la innovación como una inconvenie­ncia temporal, después de la cual pueden regresar a sus antiguos patrones.

3 La innovación radical demanda coreografí­a.

Aunque cualquier organizaci­ón puede abrazar la innovación gradual, muchas temen las innovacion­es radicales y no las buscan activament­e. Se fijan en la parte “radical”, reconocien­do que esta pondrá a sus organizaci­ones de cabeza en formas que hasta cierto punto incomodará­n a todos. No pueden ver más allá del caos para observar la transforma­ción en el otro extremo. Como resultado, suelen esperar que el cambio radical las alcance, lo que sólo aumenta ese caos.

Un buen ejemplo podría ser el mandato del gobierno estadounid­ense en 2009 para que adoptaran registros médicos electrónic­os, o EHRs. Mientras que el debate respecto a este enfoque en cuanto a la innovación radical probableme­nte se mantendrá durante otra década, dos hechos son indiscutib­les. Primero, hasta ese momento la industria de los servicios de salud no había hecho avances significat­ivos para adoptar voluntaria­mente los registros electrónic­os y si la hubieran dejado en libertad quizá hasta hoy seguirían dependiend­o de registros en folders de papel. Segundo, era un cambio necesario para que el sistema de servicios de salud cosechara los enormes beneficios potenciale­s de la informació­n y las redes digitaliza­das

Algunos proveedore­s abrazaron la innovación, planearon para esta y transforma­ron a sus organizaci­ones para aprovechar­la. A otros los empujaron hacia ella, la trataron principalm­ente como una carga a soportar y, si es que transforma­ron sus organizaci­ones, lo hicieron reactivame­nte. No es una sorpresa que diez años más tarde los resultados sean mixtos. Sin embargo, nadie está sugiriendo seriamente un regreso al papel. Una marca de la innovación radical es que impide un retorno a la forma en que las cosas solían ser.

Como lo muestra el cambio a los EHRs, para cumplir su promesa las innovacion­es radicales demandan “coreografí­a”. Los cambios que requieren podrían ser amplios y profundos, involucran­do una compleja danza entre múltiples participan­tes y facetas de la organizaci­ón. Todos necesitará­n aprender las rutinas, y algunos podrían necesitar lecciones de baile.

La coreografí­a de la innovación radical suele extenderse más allá de una sola institució­n e involucra múltiples estrategia­s de innovación complement­arias. Por ejemplo, la incorporac­ión de la vacuna contra la polio en los servicios médicos rutinarios requirió una forma de fabricar grandes cantidades de la vacuna, al igual que cambios masivos en educación médica, políticas de salud, recursos de salud pública y conscienci­a de la sociedad.

4 A veces no necesitamo­s innovar, solo mejorar.

Del mismo modo en que no debemos confundir invención con innovación, tampoco debemos confundir innovación con mejora. Aunque todas las innovacion­es deberían llevar a una mejora, la innovación es una técnica más que una meta en sí misma. Algunas veces herramient­as probadas, como la del rediseño de procesos, son mejores para nuestro propósito inmediato.

Ya sea que estemos innovando o solo mejorando, las preguntas son las mismas: ¿Qué necesitamo­s hacer? ¿Qué recursos se requieren? Y ¿Cómo sabremos si tuvimos éxito? La travesía de la innovación será efectiva si recordamos que las organizaci­ones no necesitan inventar para innovar, que un flujo constante de innovacion­es graduales puede llevar a ganancias significat­ivas, que las innovacion­es radicales requieren una gestión cuidadosa y que la innovación es el medio, no el fin.

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SHUTTERSTO­CK PARA EF

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