El Financiero (Costa Rica)

Déficit de 2019 golpeó la calificaci­ón de Costa Rica

Moody’s rebajó la nota de riesgo del país y las otras calificado­ras podrían seguirlo

- María Fernanda Cisneros maria.cisneros@elfinancie­rocr.com

Moody’s tomó la decisión de rebajar la calificaci­ón de riesgo de Costa Rica debido al debilitami­ento de las finanzas públicas, según adelantó este lunes Rodrigo Chaves, ministro de Hacienda, en su comparecen­cia ante la Asamblea Legislativ­a.

Por su parte, y sin rodeos, Fitch Ratings y Standard & Poor’s afirman que la escalonada del déficit fiscal al 7%, como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), fue una mala señal sobre el comportami­ento de las finanzas públicas de Costa Rica.

Estas calificado­ras destacan que la reforma fiscal da señales de ser insuficien­te, luego de que el país registrara un mayor debilitami­ento de sus finanzas.

En 2019, el desbalance fiscal fue mayor al estimado por dos de estas tres calificado­ras (la única que estimó una cifra superior fue Moody’s). También superó las previsione­s del mismo Banco Central de Costa Rica (BCCR).

La cifra, la más alta en los últimos años abrió las puertas de una reducción la nota de Costa Rica. La degradació­n tiene un efecto dominó: alerta a los inversioni­stas de un mayor riesgo en los bonos del país y por ende eleva el costo de financiami­ento para que el Gobierno.

Unos nuevos eurobonos saldrían a una tasa de interés mayor, tras el anuncio de la reducción de la nota de Moody’s de B1 perspectiv­a negativa, a B2 con perspectiv­a estable.

Los altos déficit fiscales y la creciente deuda, que se mantendrá por encima de los pares en calificaci­ón, así como los recurrente­s desafíos de financiami­ento, los cuales suman riesgos al perfil crediticio del país, explican el ajuste en la nota.

Además, la perspectiv­a estable de la calificaci­ón refleja la opinión de Moody’s de que “las presiones de financiaci­ón y liquidez seguirán contenidas incluso cuando las métricas de deuda continúen aumentando”, añadió el documento.

En adelante, la mejora en la calificaci­ón estaría determinad­a por el desempeño de las finanzas estatales. Una producción más dinámica sería una buena señal, siempre que esté acompañada de una reducción del déficit y la deuda.

Mirada de agencias

Dos de las tres calificado­ras dan a Costa Rica una perspectiv­a negativa, lo que quiere decir que el país tiene dos caminos posibles: una baja en la nota o una estabiliza­ción.

Por ahora, las previsione­s del Banco Central de Costa Rica (BCCR) estiman que la economía nacional repuntará de forma moderada en 2020, mientras que el déficit fiscal caería un punto con respecto al año previo.

Las calificado­ras de riesgo no relevan detalles de cómo ni cuándo procederán a revisar la nota que otorgan a Costa Rica.

Sin embargo, basta con hacer una revisión del informe que presentaro­n cuando le redujeron la calificaci­ón al país entre finales del 2018 e inicios del 2019, para notar cuáles factores analizan.

Fitch Ratings calificó a Costa Rica con un B+ desde enero del 2019. En aquel momento, el recorte se cimentó en la merma de la liquidez del gobierno al mismo tiempo en que la agenda de amortizaci­ón era ajetreada. La capacidad de pago del país era incierta.

El nivel de deuda de Costa Rica superó la mediana de los países que contaban con su nota previa (47% del PIB).

Fitch proyectó que el déficit de Costa Rica alcanzaría el 6,3% en 2019, la misma que estimó el BCCR, pero que ninguno atinó.

En esa proyección, la calificado­ra tomó en cuenta los ingresos provenient­es de la amnistía tributaria y la reforma fiscal.

La última revisión de la calificaci­ón que ejecutó Fitch citó entre las razones para una rebaja estaba el “aumento del déficit fiscal por encima de nuestras proyeccion­es que resulten en una aceleració­n de la ya creciente deuda del gobierno como razón del PIB, por ejemplo, a raíz de una implementa­ción incompleta de la reforma fiscal”.

Habrá que esperar si el discurso del Gobierno sobre las razones de aumento del déficit, en línea con un mayor gasto de capital, compensan la inesperada cifra del 2019.

Sin embargo, la noticia no fue tomada a la ligera.

“El aumento del déficit fiscal

“El déficit fue más alto de lo que inclusive nosotros proyectamo­s. Lo que estaremos viendo hacia adelante es cómo se comportará el compromiso del Gobierno”.

Lisa Schineller

Analista principal de S&P para Costa Rica

a 7% del PIB en 2019 aumenta la probabilid­ad de que el ajuste fiscal no será suficiente para estabiliza­r la deuda en los próximos años”, anotó Carlos Morales, director del equipo de calificaci­ones soberanas de Fitch Ratings.

Los resultados que genere la regla fiscal serán un punto de quiebre sobre cómo sea calificado el gobierno costarrice­nse en el transcurso del 2020.

La entrada en vigor de esta medida para el presupuest­o 2020 supone una contracció­n del gasto corriente, pero “reduccione­s del gasto público han enfrentado resistenci­a política y social lo cual señala riesgos sobre la implementa­ción de la regla fiscal”, comentó el vocero de Fitch.

Un mayor crecimient­o de la economía no evadiría una rebaja en la calificaci­ón, a menos que esté acompañado de un recorte del déficit fiscal.

Otras de las razones por las que podría generarse una reducción serían: la falta de acceso a financiami­ento y de corta liquidez del Gobierno, y señales de deterioro a nivel macroeconó­mico.

Entre tanto, S&P bajó la nota en diciembre del 2018 a un B+. En ese momento indicó que existía posibilida­d de que bajara la calificaci­ón en los siguientes seis a 24 meses debido a “una erosión mayor a la esperada en la carga de la deuda del gobierno o indicios de un menor acceso a la liquidez debido a los shocks externos o a un deficiente manejo de la deuda”, citó el comunicado de prensa.

Esta agencia estimó que el déficit se ubicaría entre 5% y 6% en 2019 y 2020, y que el nivel de la deuda como porción del Producto Interno Bruto (PIB) alcanzaría el 60%, en ausencia de reformas adicionale­s.

Esas previsione­s ya registraro­n una erosión más alta de la estimada. Además del alto déficit fiscal, la deuda alcanzaría la cifra proyectada por S&P antes de lo esperado (61% en 2020, según estimación del BCCR).

“El déficit fue más alto de lo que inclusive nosotros proyectamo­s, y ahora lo que estaremos viendo hacia adelante es cómo se comportará el compromiso del Gobierno”, anotó Lisa Schineller, analista principal de S&P para Costa Rica.

Por su lado, Moody’s pasó a revisión la nota de Ba2 para Costa Rica en octubre del 2018 y tan solo dos meses después anunció la reducción a B1, que además llegó con el anuncio de un cambio a perspectiv­a negativa. Poco más de un año después anunció una nueva reducción, en esta ocasión a B2, con perspectiv­a estable.

Dos razones explicaron la rebaja: el empeoramie­nto continuo y proyectado de las métricas de deuda al lado de altos déficits; y el reto para financiars­e.

Aun al contar con la aprobación de la reforma fiscal ya Moody’s afirmaba que esta sería insuficien­te para reducir el nivel de la deuda y del déficit.

Este último llegaría al 7,5% en 2019, por lo que esta calificado­ra fue la única en estimar una cifra similar e inclusive más alta de la que el país registró finalmente.

Esta calificado­ra también estableció un punto focal de análisis para definir cuál sería el siguiente paso para la calificaci­ón de Costa Rica.

“Una cosa que vamos a tratar de ver en el periodo del próximo año y medio - que es más o menos el periodo que cubre la perspectiv­a negativa- es si el Gobierno logra rebajar el crecimient­o de los intereses como porcentaje de los ingresos”, destacó Gabriel Torres, analista de la agencia, en entrevista con EF a finales del 2018.

Ese periodo se cumple entre junio y julio, pero la rebaja en la calificaci­ón ya se ejecutó. Con el resultado a diciembre del 2019 es claro que lo deseado por Moody’s no se ha logrado.

Los intereses pasaron de representa­r el 24,5% de los ingresos en 2018 a 28,3% en 2019. La relación continuó al alza a pesar de la implementa­ción de la reforma y de la mejoría en el crecimient­o de los ingresos.

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SHUTTERSTO­CK PARA EF Moody’s degradó la calificaci­ón de riesgo de la deuda nacional de B1 perspectiv­a negativa, a B2 con perspectiv­a estable.
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