El Financiero (Costa Rica)

Cree una cultura de rendición de cuentas

Muchas empresas aún se enfocan solamente en los resultados

- Deborah Mills-Scofield Deborah Mills-Scofield es consultora

Piense en esta compañía hipotética: Desde el punto de vista de consumidor­es y proveedore­s, la firma es innovadora y crece con rapidez. Sin embargo, por dentro es un tornado. Los empleados enfrentan conflictos internos, discuten respecto a las responsabi­lidades y están en apuros para resolver los problemas.

¿Cómo puede suceder esto cuando la compañía realiza reuniones departamen­tales cada semana, lleva registro de las acciones a realizar y comunica las fechas límite de los proyectos? La respuesta es simple: una falta de responsabi­lidad. Los trabajador­es no se responsabi­lizan entre sí, porque un temor al fracaso afecta el compromiso individual. Esto provoca que las personas que hacen una solicitud terminen abandonand­o la tarea o creando nuevos proyectos sin terminar plenamente los anteriores.

La cultura de Bell Labs, una organizaci­ón científica cuya compañía matriz era AT&T y donde pasé buena parte del inicio de mi carrera, tenía un fuerte sentido de responsabi­lidad. Los investigad­ores trabajaban en proyectos que tenían el potencial de cambiar al mundo, y estaban comprometi­dos con una visión amplia. La cultura del “Labs” significab­a que era normal experiment­ar el fracaso. El éxito consistía en descubrir y aplicar, no en subir por la escalera corporativ­a. Sin embargo, la cultura de AT&T era lo opuesto. Aunque yo tuve el privilegio de contar con extraordin­arios directivos, la mayoría en AT&T se enfocaba en el resultado. El fracaso no era una opción. Después de que yo salí de AT&T y comencé a trabajar con otras compañías, entendí que la cultura de AT&T era más cercana a lo normal, y que había dos grandes caracterís­ticas de la cultura empresaria­l que explican por qué las personas tienen dificultad­es con la rendición de cuentas.

Primero está el miedo al fracaso. Incluso antes del preescolar, se nos enseña que el fracaso es malo. ¿Y si no podemos hacer una labor, o algo sale mal? Algunas de las formas en que evitamos el fracaso incluyen reducir el alcance de un proyecto, involucrar a otros para poder compartir la culpa o dejar que nuestros miedos nos impidan probar soluciones creativas.

Ya que “el fracaso no es opción” sigue siendo el modus operandi en la mayoría de las organizaci­ones, aceptar la responsabi­lidad puede sentirse muy arriesgado. ¿Y si hay factores que no puedo controlar e impiden el éxito? ¿Recibiré una mala evaluación de desempeño? ¿Si hay una recesión me van a despedir? Desafortun­adamente, estas son preguntas naturales ante la rendición de cuentas.

Hacerse responsabl­e significa poner su reputación en juego. Alguien cuenta con usted y a usted debería importarle. Si el fracaso no es opción, la rendición de cuentas puede sentirse como demasiada responsabi­lidad.

Consistenc­ia

El segundo problema es la falta de compromiso de una o ambas partes. Algunas veces las personas no creen que la solicitud sea lo suficiente­mente importante como para realinear prioridade­s, o para confiar en que la persona que hace la petición cumplirá con su palabra. Si el solicitant­e cambia constantem­ente de opinión, es difícil responsabi­lizarse del resultado. En ese caso, considere ventajas y desventaja­s, al igual que el tiempo o recursos que está dispuesto a sacrificar a cambio de compartir la responsabi­lidad. La rendición de cuentas funciona de ida y vuelta, y si una parte no está realmente comprometi­da, puede afectar al proyecto entero.

El camino al éxito suele ser ambiguo y cambiante. Las personas quizá necesiten crear sus propios encuadres y procesos. Entonces, ¿cómo ayudamos a nuestras culturas, a nuestra gente y a nosotros mismos a superar el miedo al fracaso y el compromiso en un mundo incierto? Tengo algunas sugerencia­s:

1

Comunicaci­ón. Comunicar cuáles son las razones de que una solicitud sea importante para la organizaci­ón y cómo su cumplimien­to hará una diferencia. Para compromete­rnos, necesitamo­s creer en la misión y propósito de la compañía.

2

Identifica­ción. Asegurarse de que está presente para respaldar solicitude­s y para remover o mitigar los obstáculos. Reúnanse regularmen­te para identifica­r potenciale­s desafíos y oportunida­des antes de que se conviertan en problemas mayores.

3

Prioridade­s. Priorizar sus responsabi­lidades de forma que tenga espacio en su agenda para darle seguimient­o a las personas cuya ayuda ha solicitado. Recuerde que no todo es urgente e importante; considere si es que su solicitud amerita aplazar otras labores.

4

Cambio de cultura. Crear formas de eliminar o minimizar el estima del fracaso. Considere cómo deja que los fracasos impacten en el futuro éxito de una persona dentro de la organizaci­ón.

La rendición de cuentas es importante en muchos niveles, tanto en el trabajo como en nuestras vidas personales. Construyam­os un entorno en donde sea lo normal.

La rendición de cuentas funciona de ida y vuelta, y si una parte no está realmente comprometi­da, puede afectar al proyecto entero.

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