Cree una cultura de rendición de cuentas
Muchas empresas aún se enfocan solamente en los resultados
Piense en esta compañía hipotética: Desde el punto de vista de consumidores y proveedores, la firma es innovadora y crece con rapidez. Sin embargo, por dentro es un tornado. Los empleados enfrentan conflictos internos, discuten respecto a las responsabilidades y están en apuros para resolver los problemas.
¿Cómo puede suceder esto cuando la compañía realiza reuniones departamentales cada semana, lleva registro de las acciones a realizar y comunica las fechas límite de los proyectos? La respuesta es simple: una falta de responsabilidad. Los trabajadores no se responsabilizan entre sí, porque un temor al fracaso afecta el compromiso individual. Esto provoca que las personas que hacen una solicitud terminen abandonando la tarea o creando nuevos proyectos sin terminar plenamente los anteriores.
La cultura de Bell Labs, una organización científica cuya compañía matriz era AT&T y donde pasé buena parte del inicio de mi carrera, tenía un fuerte sentido de responsabilidad. Los investigadores trabajaban en proyectos que tenían el potencial de cambiar al mundo, y estaban comprometidos con una visión amplia. La cultura del “Labs” significaba que era normal experimentar el fracaso. El éxito consistía en descubrir y aplicar, no en subir por la escalera corporativa. Sin embargo, la cultura de AT&T era lo opuesto. Aunque yo tuve el privilegio de contar con extraordinarios directivos, la mayoría en AT&T se enfocaba en el resultado. El fracaso no era una opción. Después de que yo salí de AT&T y comencé a trabajar con otras compañías, entendí que la cultura de AT&T era más cercana a lo normal, y que había dos grandes características de la cultura empresarial que explican por qué las personas tienen dificultades con la rendición de cuentas.
Primero está el miedo al fracaso. Incluso antes del preescolar, se nos enseña que el fracaso es malo. ¿Y si no podemos hacer una labor, o algo sale mal? Algunas de las formas en que evitamos el fracaso incluyen reducir el alcance de un proyecto, involucrar a otros para poder compartir la culpa o dejar que nuestros miedos nos impidan probar soluciones creativas.
Ya que “el fracaso no es opción” sigue siendo el modus operandi en la mayoría de las organizaciones, aceptar la responsabilidad puede sentirse muy arriesgado. ¿Y si hay factores que no puedo controlar e impiden el éxito? ¿Recibiré una mala evaluación de desempeño? ¿Si hay una recesión me van a despedir? Desafortunadamente, estas son preguntas naturales ante la rendición de cuentas.
Hacerse responsable significa poner su reputación en juego. Alguien cuenta con usted y a usted debería importarle. Si el fracaso no es opción, la rendición de cuentas puede sentirse como demasiada responsabilidad.
Consistencia
El segundo problema es la falta de compromiso de una o ambas partes. Algunas veces las personas no creen que la solicitud sea lo suficientemente importante como para realinear prioridades, o para confiar en que la persona que hace la petición cumplirá con su palabra. Si el solicitante cambia constantemente de opinión, es difícil responsabilizarse del resultado. En ese caso, considere ventajas y desventajas, al igual que el tiempo o recursos que está dispuesto a sacrificar a cambio de compartir la responsabilidad. La rendición de cuentas funciona de ida y vuelta, y si una parte no está realmente comprometida, puede afectar al proyecto entero.
El camino al éxito suele ser ambiguo y cambiante. Las personas quizá necesiten crear sus propios encuadres y procesos. Entonces, ¿cómo ayudamos a nuestras culturas, a nuestra gente y a nosotros mismos a superar el miedo al fracaso y el compromiso en un mundo incierto? Tengo algunas sugerencias:
1
Comunicación. Comunicar cuáles son las razones de que una solicitud sea importante para la organización y cómo su cumplimiento hará una diferencia. Para comprometernos, necesitamos creer en la misión y propósito de la compañía.
2
Identificación. Asegurarse de que está presente para respaldar solicitudes y para remover o mitigar los obstáculos. Reúnanse regularmente para identificar potenciales desafíos y oportunidades antes de que se conviertan en problemas mayores.
3
Prioridades. Priorizar sus responsabilidades de forma que tenga espacio en su agenda para darle seguimiento a las personas cuya ayuda ha solicitado. Recuerde que no todo es urgente e importante; considere si es que su solicitud amerita aplazar otras labores.
4
Cambio de cultura. Crear formas de eliminar o minimizar el estima del fracaso. Considere cómo deja que los fracasos impacten en el futuro éxito de una persona dentro de la organización.
La rendición de cuentas es importante en muchos niveles, tanto en el trabajo como en nuestras vidas personales. Construyamos un entorno en donde sea lo normal.
La rendición de cuentas funciona de ida y vuelta, y si una parte no está realmente comprometida, puede afectar al proyecto entero.