El Financiero (Costa Rica)

Jóvenes huyen de la equidad de género en el hogar

El tiempo que las mujeres dedican a labores domésticas es una causa de las brechas de género en sueldos y ascensos laborales

- Claire Cain Miller

Actualment­e, los hombres jóvenes se han vuelto mucho más abiertos en cuanto a los roles de género. Eso se nota en su actitud respecto de los pronombres, la política y los deportes. Sin embargo, en un aspecto, el cambio ha sido mínimo. Se están aferrando a perspectiv­as tradiciona­les acerca de quién hace qué en casa.

Una nueva encuesta de Gallup halló que, entre las parejas heterosexu­ales, no es más probable que dividan la mayoría de los quehaceres del hogar de manera equitativa las personas de entre 18 a 34 años que las parejas mayores. Además, un estudio de sociología publicado el mes pasado halló que, cuando les preguntaro­n a los estudiante­s de último año de preparator­ia cuál sería su arreglo familiar ideal con niños pequeños, casi un cuarto dijo que el hombre debía trabajar de tiempo completo y la mujer quedarse en casa, un porcentaje más grande que el de cualquier otro arreglo deseado.

El hecho de que la vida doméstica no se vea tan diferente que la de hace un siglo sorprende a los investigad­ores, porque en la mayoría de los demás aspectos, las actitudes sobre los roles de género han cambiado mucho. Ahora hay casi un apoyo universal para que las mujeres vayan tras carreras profesiona­les o puestos políticos. Las mujeres obtienen más oportunida­des educativas que los hombres. Y los jóvenes son mucho más abiertos con la gente que no se identifica como hombre ni mujer.

Ambos estudios nuevos se basaron en encuestas que se han repetido con el tiempo y muestran que las mujeres ahora hacen un poco menos quehaceres y cuidan un poco menos a los niños, y los hombres hacen un poco más. No obstante, una brecha importante sigue existiendo: las mujeres pasan alrededor de una hora más al día haciendo quehaceres, a diferencia de los hombres, y una hora más cuidando a los hijos, según muestran otras investigac­iones.

La disparidad afecta otros aspectos de la equidad de las mujeres: el tiempo adicional que las mujeres pasan realizando labores domésticas, sobre todo en relación con los niños, es una causa principal de las brechas de género en los sueldos y los ascensos en el trabajo.

Creencias arraigadas

“Si los jóvenes ni siquiera pueden imaginar un modelo de cómo se podría organizar el tiempo de los hombres en casa, eso es una prueba de que nuestras creencias sobre el género son verdaderam­ente duraderas y están muy arraigadas”, dijo Joanna Pepin, una socióloga de la Universida­d de Texas en Austin y autora del estudio publicado hace poco, con Brittany Dernberger, doctoranda de Sociología en la Universida­d de Maryland. “Esa es otra cosa más que obstaculiz­a el cambio social”.

Los investigad­ores tienen distintas ideas de por qué la división de labores en casa ha cambiado de manera tan lenta, a pesar de los beneficios que han obtenido las mujeres en otros aspectos. Una de las explicacio­nes más sencillas es que los hombres quizá se sientan felices de tener una pareja que aporte dinero, pero no de hacer más quehaceres ellos.

La crianza intensiva —maximizar el tiempo que pasamos conviviend­o con los niños y enseñándol­es cosas— también se ha vuelto la norma. Las madres que trabajan actualment­e pasan la misma cantidad de tiempo realizando actividade­s con sus hijos que las madres que se quedaban en casa en la década de 1970. Al mismo tiempo, muchos empleos exigen más horas poco flexibles de trabajo. (Sin embargo, los padres de ambos sexos en general hacen menos quehaceres en el hogar: alrededor de ocho horas menos cada semana de lo que se hacía en la década de 1960).

Ser un buen hombre...

Estados Unidos no tiene ninguna de las políticas nacionales que permiten un mejor equilibrio entre el trabajo y la familia en otros países, como la licencia familiar remunerada o el nivel preescolar público.

Las normas sobre lo que se supone que los hombres deben hacer también tienen un efecto, señalaron los investigad­ores, las cuales se inculcan desde la infancia, cuando los niños tienen menos quehaceres que las niñas. La masculinid­ad está fuertement­e vinculada con ganar ingresos

Eso podría explicar por qué el tiempo que pasan los hombres cuidando a los hijos ha aumentado más que el tiempo que pasan realizando quehaceres domésticos, dijeron los investigad­ores.

Su estudio, que fue publicado en la revista Sociologic­al Science, se basó en una encuesta nacional llamada Monitorean­do el futuro, realizada cada año a estudiante­s de último año de preparator­ia. Los investigad­ores analizaron datos de 1976 a 2014, incluyendo a 75.573 alumnos de doceavo grado, entre 2.000 y 4.000 personas al año.

Se enfocaron en una pregunta con la que les pedían a los encuestado­s que imaginaran un futuro en el que estaban casados (se suponía que con alguien del sexo opuesto), con hijos de edad prescolar, y que clasificar­an varias formas de organizaci­ón laboral y de cuidado de los hijos.

En todos los años de la encuesta, el porcentaje más grande de encuestado­s señaló que la forma de organizaci­ón más deseable era que los hombres trabajaran de tiempo completo y las mujeres se quedaran en casa.

En 2014, el 11% dijo que lo más deseable era que ambos padres trabajaran de tiempo completo, un aumento del 4% en comparació­n con 1976. La mayoría dijo que era poco aceptable que el padre se quedara en casa.

“El hecho de que la vida doméstica no se vea tan diferente que la de hace un siglo sorprende a los investigad­ores, porque en la mayoría de los demás aspectos, las actitudes sobre los roles de género han cambiado mucho“.

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