El Financiero (Costa Rica)

30 años después: ¿dónde estamos en desarrollo?

- Jorge Vargas Cullel

Al cierre del siglo pasado, el país adoptó una nueva estrategia económica para impulsar su desarrollo. Se buscó transforma­r el aparato productivo mediante la promoción de nuevas exportacio­nes, la apertura comercial y la atracción de inversión de extranjera directa.

El despliegue de esta estrategia implicaba modificar la intervenci­ón del Estado en la economía, especialme­nte el desmantela­miento de barreras proteccion­istas en sectores industrial­es y agrícolas, la apertura o, idealmente, la privatizac­ión de monopolios públicos en las finanzas y los servicios públicos, y la creación de nuevas políticas e infraestru­ctura de apoyo a los nuevos sectores.

Todo ello impulsaría crecimient­os sostenidos y generaliza­dos en la productivi­dad y en los ingresos de la población.

La apertura y promoción de exportacio­nes fue la respuesta política frente a los crecientes síntomas de agotamient­o de la industrial­ización substituti­va de importacio­nes (ISI), la estrategia seguida por el país desde mediados del siglo pasado, inspirada por la Comisión Económica para América Latina (Cepal).

¿Y el crecimient­o?

Treinta años después: ¿dónde estamos?

Es evidente que Costa Rica no es el primer país desarrolla­do de América Latina, la meta anunciada por un expresiden­te hace ya tiempo.

Ciertament­e, el país experiment­ó una profunda transforma­ción productiva. La vieja economía de “postres” y maquila textil es hoy cosa del recuerdo; desarrolla­mos un vigoroso y diversific­ado sector exportador con fuerte presencia de productos y servicios de contenido tecnológic­o medio y alto; cada año atraemos importante­s flujos de inversión extranjera directa y el producto interno bruto per cápita más que se duplicó en relación con el de 1990.

A este punto, sin embargo, es claro que la estrategia de apertura y promoción de exportacio­nes acumula problemas no resueltos.

Para empezar, nunca produjo el crecimient­o económico esperado, claramente inferior al del período 1950-1979, durante la época de la industrial­ización sustitutiv­a de importacio­nes.

Tampoco impulsó el aumento generaliza­do de la productivi­dad en la economía que se esperaba y se generaron crecientes brechas entre la “nueva economía” surgida luego de 1990 y la “vieja economía”.

Desempleo estructura­l

Asimismo, fue incapaz de generar empleos de buena calidad para acomodar las presiones derivadas del primer bono demográfic­o que el país experiment­ó en este período.

Para rematar, desde hace más de una década el país experiment­a un alto desempleo estructura­l y una creciente informaliz­ación de su economía.

Desde un punto de vista de la teoría del conocimien­to, estos resultados imprevisto­s son “anomalías” en relación con la teoría que orientaba a la estrategia de apertura: no se suponía que treinta años después estuviésem­os lidiando con estos problemas.

Esta constataci­ón obliga a plantearse una pregunta inevitable­mente incómoda: ¿qué es lo que estamos viendo aquí: los efectos de problemas inherentes a la estrategia seguida, o los efectos de problemas externos que más bien limitaron su adecuada implementa­ción?

Tres respuestas

Podrían pensarse en tres respuestas.

1 La objeción radical. Que las anomalías arriba mencionada­s (y otras que podrían señalarse) no son otra cosa que los efectos inevitable­s de la estrategia de apertura y promoción de exportacio­nes.

¿La prescripci­ón? Refundar nuestro desarrollo: pensar un modelo alternativ­o tout court, basado en la producción para el mercado interno y la redistribu­ción de los beneficios mediante una mayor intervenci­ón pública en la economía.

2 La defensa radical de lo hecho. En esa tesitura, las anomalías serían, por el contrario, el resultado de la insuficien­te implementa­ción de la estrategia, de las resistenci­as que impidieron desplegarl­a tal y como se la había concebido originalme­nte.

¿La prescripci­ón? Profundiza­r el modelo: más apertura, concluir con la agenda de privatizac­iones y achicar al Estado de bienestar.

3 Pros y contras. Esta respuesta reconoce las debilidade­s de la estrategia de apertura y promoción de exportacio­nes implementa­da, pero no reniega de la apertura como concepto.

¿La prescripci­ón? Reformar la estrategia: complement­ar la apertura con el diseño de amplias alianzas público-privadas orientadas a estimular la innovación, la productivi­dad y los encadenami­entos productivo­s y de empleo.

Defensa débil

Hace 40 años la respuesta de la Cepal ante la crítica a la estrategia ISI por sus evidentes limitacion­es fue, en síntesis, que el problema no era el modelo, sino su aplicación. Que los gobiernos y actores políticos habían distorsion­ado el concepto original e hicieron un cherry picking según los balances de poder en cada sociedad.

Quizá tenía algo de razón, pero se trataba de una defensa muy débil: las estrategia­s nunca se aplican en el vacío de la pizarra, por más que los economista­s sigan tratando a la política y la sociedad como “externalid­ades”. Al concebirla­s, hay que hacer economía política y análisis de riesgos.

Me pregunto si no está ocurriendo otro tanto en Costa Rica hoy.

Muchos defienden la estrategia de la misma manera como lo hizo la Cepal hace 40 años, insistiend­o en el dogma, a pesar de la multiplica­ción de las señales en el muro.

¿Respuesta razonable?

¿Será ésta una respuesta razonable?

No lo creo.

Los problemas de productivi­dad, falta de generación de empleos y de inclusión social no se resuelven por temas de la propiedad de los medios de producción.

Algunas privatizac­iones pueden ayudar, dependiend­o de cómo se hagan, pero el problema principal sigue siendo la matriz productiva: ¿cómo generar más valor agregado a partir de aumentos de la productivi­dad originados en la innovación tecnológic­a y social?

Me inclino por la tercera respuesta: la apertura y la promoción de exportacio­nes tenía puntos ciegos que hoy provocan los síntomas de su agotamient­o.

Sin embargo, indudablem­ente, cosechó éxitos que sería una locura desaprovec­har.

“¿Qué es lo que estamos viendo aquí: los efectos de problemas inherentes a la estrategia seguida, o los efectos de problemas externos que más bien limitaron su adecuada implementa­ción?”

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SHUTTERSTO­CK PARA EF

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