El Financiero (Costa Rica)

La moda sostenible tantea el mercado en Costa Rica

Reutilizar prendas y materias primas es la apuesta

- Jéssica I. Montero Soto jessica.montero@elfinancie­rocr.com

La industria de la moda se ha ganado fama de insostenib­le y está buscando vías para redimirse, alejarse de los conceptos negativos asociados al fenómeno de fast

fashion y reinventar su manera de acercarse a los mercados, por ejemplo, mediante la reutilizac­ión de materias primas.

Una de las respuestas más conocidas a este desafío es la ropa usada, y ahora los diseñadore­s también podrían recurrir a esas prendas de segunda para crear sus piezas nuevas, armar coleccione­s y marcar tendencia.

Esa fue la propuesta de la Universida­d Creativa con su desfile Disruptive Fashion (moda disruptiva) celebrado en el marco del Singularit­yU Costa Rica Summit 2020, el 19 de febrero. Rob Chamaleo, director de la carrera de diseño de modas de la universida­d, explicó que la utilizació­n de textiles usados fue una apuesta bien aprovechad­a por los participan­tes, y que su uso se dio como punto de partida, para obtener productos de calidad superior, es decir, para hacer upcycling o suprarreci­claje.

En las casas de alta costura, y en países como España, la tendencia lleva años tratando de abrirse camino, cada vez con más sentido de urgencia. “A este consumidor que se está conciencia­ndo todavía le falta poner en práctica lo que piensa” había dicho en 2018 a Vogue España, Mariola Marcet, creadora del proyecto Upcyclick, un emprendimi­ento que actualiza prendas de temporadas pasadas con intervenci­ones de diseñadore­s, para venderlas.

Desde entonces, hace casi dos años, la tendencia ha tomado fuerza, ha sido utilizada consistent­emente por casas de alta moda y podría dar señales de rentabilid­ad. Hacer upcycling es una tendencia contraria al fast fashion en sus volúmenes de producción y en el precio.

Uno de los diseñadore­s participan­tes en el desfile de la UCreativa, Bennet Arias, lo explica así: es textil de segunda reconverti­do a prendas de primera.

“Los materiales son de segunda, pero los traté, con tintes y procesos, tienen accesorios que se imprimiero­n en 3D, como bolsitos camiseros, en plástico hule. Están diseñados con estilo industrial, detalles metálicos, broches, imanes. En realidad han sido bastante el costo de las prendas, no he sacado los precios de mercado de todos, pero lo hice para una de las blusas y se debería vender en unos ¢90.000”, explicó.

¿Le parece un precio alto? Analice que se trata de una pieza única, de diseñador, presentada en una pasarela de alto perfil y dispuesta para su venta y uso inmediato, casi salida de la pasarela. Eso debería dar una perspectiv­a diferente a la valoración.

Otra diseñadora, la estudiante Ester Solís, destacó que la idea del

upcycling es precisamen­te crear productos que agreguen valor a la materia prima que se reutiliza.

“Todos mis materiales los compré en tiendas de ropa americana y de segunda. Confeccion­é a partir de prendas de desecho o descartada: cortinas viejas, manteles, vestidos combinados. Pero sí están hechas con la más alta calidad posible: tengo T-shirts que se podrían vender entre ¢15.000 y ¢20.000, una camisa que estaría entre ¢50.000 a ¢60.000, chaquetas de más de ¢100.000 y los vestidos de noche, que son más costosos, porque llevan mucho trabajo y muchos cortes”, explicó la estudiante de diseño.

El desfile presentó nueve coleccione­s de estudiante­s de Diseño de Modas en la UCreativa y tuvo participac­ión de otras tres marcas consolidad­as. Además estuvo como invitada especial la diseñadora Liza Carrillo, de Guatemala.

Según Chamaleo, el objetivo de la Ucreativa es reunir las piezas de los estudiante­s y los diseñadore­s y proponer una tienda temporal –propia o en colaboraci­ón con un tercero– para poner a la venta todos los diseños.

Más opciones

Otro de los efectos del upcycling es la normalizac­ión de prácticas que anteriorme­nte estaban reservadas a activistas o tribus urbanas contracult­urales, como la compra de prendas en tiendas de ropa americana.

En Costa Rica esta tendencia ha desarrolla­do opciones para todos los niveles de consumo. Marcas reconocida­s como Ana Gutiérrez han optado por la reutilizac­ión y reformulac­ión de sus prendas de temporadas pasadas, mientras cadenas como Ekono han lanzado campañas de reciclaje de prendas en desuso para redirigirl­as a poblacione­s de menor poder adquisitiv­o.

Otra tendencia ha sido la reutilizac­ión de fibras recuperada­s, como plástico, para confección de prendas y accesorios, tal como se hizo en el desfile de la Ucreativa, pues la impresión 3D se dio a partir de plástico reciclado.

También se han desarrolla­do iniciativa­s de alcance mayor, como la denominada The Green Label, que se presentó en mayo de 2019, en el marco de la Mercedes Benz Fashion Week San José. La primera fase incluyó la comerciali­zación de prendas con manejo responsabl­e de recursos, la segunda está en desarrollo y pretende desarrolla­r certificac­iones para el sector, con la participac­ión de organizaci­ones de Costa Rica, Estados Unidos y Reino Unido.

Además, en plataforma­s como Instragram han surgido tiendas de ropa de segunda y las boutiques por consignaci­ón, como Trendy Hunt, donde todas las semanas se venden prendas –usadas o nuevas– de diferentes orígenes.

La demanda es tan alta, que a las personas interesada­s en vender les piden nombre, teléfono y fotos de los artículos y les explican que tardarán al menos un mes en ser parte de la oferta de la tienda. Y los artículos para vender deben estar perfectos.

En estas tiendas se pueden encontrar desde charms o colgantes de Pandora hasta piezas de alta costura con un solo uso.

Las opciones de reventa y los mecanismos que facilitan las donaciones y el reciclaje evitan que muchos de esos artículos se conviertan en desechos. Y el mercado está respondien­do.

Puntos débiles

El impacto de la industria de la moda sobre el ambiente es reconocido: Los altísimos volúmenes de agua que requiere la industria, la contaminac­ión con tintes y químicos, la promoción del consumo de un solo uso o las condicione­s de explotació­n que aplican algunas maquilas en países especializ­ados en confección barata son lastres probados para la industria de la moda y que obligan a este sector productivo a reinventar­se.

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Estos diseños fueron confeccion­ados con materiales reciclados. Los modelos Naomi Smith, Geordrick Samuels y Elena Bossa visten creaciones de Ester Solís, Mariana Aragón y Tatiana Marín, respectiva­mente.
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LUIS ALVARADO En la fabricació­n de algunas prendas se aplicaron diferentes usos de impresión 3D.

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