No vemos las cosas como son
No vemos las cosas como son, sino como somos. Esta frase de Jiddu Krishnamurti representa los filtros con los que cada uno de nosotros ve la vida, las situaciones, las personas, por eso cada uno interpreta la realidad de manera diferente.
Estos filtros se llaman sesgos cognitivos y todos los tenemos aunque no siempre somos conscientes de ellos. Son mecanismos “automáticos” por medio de los cuales tomamos “atajos” o hacemos juicios de forma rápida, con base en un conocimiento parcial o experiencias. Lo malo es que pueden llevarnos a tomar decisiones incorrectas. Esto puede impactar las relaciones y hay que poner especial cuidado cuando de líderes se trata.
Aunque se han descrito más de 50 sesgos cognitivos, hoy quiero hablar de cuatro:
Sesgo de confirmación: Tendemos a encontrar y recordar información que confirma nuestras percepciones. Es decir, de manera natural vamos a favorecer y recordar la información que confirma nuestras creencias. Si pienso que alguien es incompetente, buscaré aquello que refuerce esto, y voy a descartar lo que muestre lo contrario.
El sesgo del afecto: es cuando los sentimientos nos nublan el juicio. Dejo que lo que siento por algo o alguien me haga pensar de determinada manera, sin ver todo el contexto o los elementos que hay alrededor. Esto puede hacer que nos inclinemos por las ideas de alguien que nos cae bien o por el contrario, por más buena idea que tenga alguien, si no nos cae bien, siempre encontraremos una razón para descartarla.
El sesgo de la atribución: Juzgo a los demás por su comportamiento, pero a mí mismo por las circunstancias. Por ejemplo si alguien no me respondió un correo, pienso que es irresponsable, que es una falta de respeto Pero si me sucede a mí, no fue mi responsabilidad, fue la cantidad de trabajo, algo inesperado.
El sesgo de visibilidad: Lo que veo es lo que es. Es peligroso porque no me doy la oportunidad de explorar más, de conocer más a una persona o acerca de algo. Con las redes sociales corremos un riesgo de caer en este sesgo.
Los sesgos nos pueden hacernos discriminar, o generalizar, y esto puede a su vez generar sesgos en otras personas, especialmente si quien lo manifiesta tiene un rol de influencia en otros, lo cual puede ocasionar daños en equipos de trabajo o incluso en la sociedad.