El Financiero (Costa Rica)

La imperiosa necesidad de innovar

- Mariano Batalla Socio, Batalla.

La rutina es la misma de siempre. Los sábados por la mañana, mi amigo Pedro se pone ropa deportiva, baja al gimnasio de su casa en Florida y recibe a su entrenador personal.

Will Hernández es un fornido coach que hasta hace poco se ganaba la vida visitando a sus clientes y poniéndolo­s a sudar. Pero en marzo, fue él quien sudaba la gota gorda. “Todos me cancelaron. Entendí que si quería seguir, debía aprender de tecnología, redes sociales y hasta de fotografía”.

Durante varios días, no hizo más que ejercitar sus neuronas para reinventar su servicio: aprendió de Zoom, le pidió a su hija que le abriera una cuenta de Instagram, su hermano le enseño a recibir pagos en línea y hasta habló con el papá fotógrafo de un cliente sobre encuadre, iluminació­n y el equipo necesario para sus clases virtuales.

Hoy, Will sigue atendiendo a todos sus clientes y hasta ha sumado de otros países. “Ahora trabajo más horas y tengo clientes en California, Texas y hasta en Singapur”.

No hay que tener el porcentaje de grasa de un entrenador personal para reconocer que las circunstan­cias han obligado a muchas empresas a re-aprender de su negocio. En lo que sí deberíamos parecernos a Will, es en desarrolla­r un nuevo músculo: el del aprendizaj­e continuo. Esto aportará la resilienci­a necesaria para enfrentar nuevos retos, y es el tercer y último componente del nuevo sistema operativo de la organizaci­ón pospandémi­ca.

Aprender para responder

Como lo mencionamo­s en las primeras dos entregas, un número creciente de empresas está reemprendi­endo sus negocios con un renovado sentido de propósito y una velocidad inusitada, resultando en equipos más comprometi­dos y clientes más satisfecho­s.

Clientes y otros líderes industrial­es reconocen el papel fundamenta­l de equipar a sus empleados con la metahabili­dad de aprender a aprender. El objetivo es poder resistir los cambios y capturar nuevas oportunida­des de manera más rápida y eficaz. A partir de esas conversaci­ones, hemos identifica­do que una organizaci­ón que aprende es aquella centrada en descubrir oportunida­des, reimaginar posibilida­des y transforma­rse para prosperar.

De donas a alcohol en gel

Román y su esposa tienen seis tiendas de repostería. Su negocio depende que la gente se antoje con el olor a dulce de su locales. Cuando tuvieron que cerrarlos, intentaron vender paquetes de decoración de galletas a domicilio, con poco éxito. Pero al leer sobre audacias similares, se animaron a intervenir su maquinaria y lograron con mucho éxito transforma­rla para producir y vender alcohol en gel.

La voluntad de aprender y cambiar requiere la capacidad de descubrir nuevos y valiosos problemas por resolver. Como Román, esto se logra escuchando señales del mercado, observando y recopiland­o informació­n de donde se pueda.

En Estados Unidos el comercio electrónic­o creció cinco años en los últimos tres meses. A julio, el número de transaccio­nes por Sinpe Móvil en Costa Rica aumentó un 841% interanual. ¿Hay algún aprendizaj­e valioso para su empresa en esos datos? ¿Hay oportunida­des para usted en una Navidad y fin de año de pandemia?

Las herramient­as para descubrir oportunida­des abundan, pero la mentalidad necesaria es difícil de aprender. Detectar y reconocer nuevos patrones de comportami­ento le dará una ventaja importante en la pospandemi­a.

Reimaginar con balas y cañones

Para una empresa, aprender no solo implica sintetizar la informació­n recibida sino convertirl­a en nuevos productos, experienci­as o modelos de negocio. Para ello, hay que disparar balas y luego cañones.

Este concepto desarrolla­do por el autor Jim Collins, sugiere aprender a crear experiment­os de bajo costo, bajo riesgo y pocas distraccio­nes (disparar balas) que validen empíricame­nte la opción que mejor aproveche la oportunida­d identifica­da para luego invertir en un proyecto de mayor escala (bala de cañón).

Aunque innecesari­amente bélico, el mensaje de Collins es claro: si la empresa ha identifica­do una oportunida­d, lanzar una bala de cañón no calibrada podría ser fatídico, mientras que una bien calibrada puede generar un gran retorno. Una vez descubiert­a la oportunida­d, convertir pequeñas ideas probadas (balas) en grandes transforma­ciones (cañonazos) es la puerta de la auto-disrupción empresaria­l.

Transforma­r para prosperar

Las empresas han aprendido a transforma­rse para crear ventajas competitiv­as duraderas. Al inicio de la pandemia, Starbucks cerró el 80% de sus tiendas en China e introdujo experienci­as “sin contacto” en las otras, experiment­o que ya se expandió a treinta países. En Centroamér­ica, varios bancos también tienen planeado cambiar su red de sucursales para adelantars­e a los nuevos hábitos.

Reconozcám­oslo aunque sea a regañadien­tes: no podemos deshacerno­s de la incertidum­bre, debemos afrontarla. Una buena forma de hacerlo es inyectando capacidad de aprendizaj­e rápido e innovación a nuestros equipos. En cualquier disciplina, la clave para ser exitoso es mantenerse vigente. Para empresas, esto significa tener las competenci­as necesarias para descubrir oportunida­des, reimaginar posibilida­des y ejecutar transforma­ciones.

El sistema completo

Muchas de nuestras organizaci­ones fueron diseñadas sobre la base de un mundo menos dinámico e incierto. A medida que reconstrui­mos, debemos repensar nuestra razón de existir, la agilidad con la que nos movemos y si la empresa está diseñada para responder a los desafíos actuales.

El profesor de liderazgo Ron Heifetz diría que estamos ante un desafío adaptativo y sin respuestas fáciles. Para navegarlo con éxito, las empresas deben gestionar los tres elementos del nuevo sistema operativo más como diales de un ecualizado­r que como interrupto­res de luz, potenciánd­ose mutuamente para lograr el impacto esperado.

Muchos clientes nos han preguntado si realmente vemos oportunida­des ante semejante ola de cambios. La respuesta es sencilla: aquella empresa que no esté preparada para reinventar­se está condenada al fracaso o al olvido.

Cuando la marea sube, hay que agarra la tabla y salir a surfear.

Socio, Batalla.

En cualquier disciplina, la clave para ser exitoso es mantenerse vigente. Para empresas, esto significa tener las competenci­as necesarias para descubrir oportunida­des, reimaginar posibilida­des y ejecutar transforma­ciones.

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