Reconoce que es un proceso accidentado
¿Cómo van los diálogos con los países?
–Ha sido una campaña muy accidentada que fue primero interrumpida por la pandemia al punto que no se pudo realizar la reunión anual de los gobernadores en marzo. Este era un punto de inflexión importante porque tradicionalmente ahí es donde los candidatos se presentan.
¿Qué ha sido lo más complicado en este proceso?
–El frenazo obligado de la campaña por la pandemia provocó que cuando ya creíamos que existían nuevamente condiciones para retomar las conversaciones, en junio se anunció de manera intempestiva la candidatura de los Estados Unidos. Ha sido una campaña muy contenciosa también, que en los últimos días se caracterizó por la discusión en torno a la posposición o no de la elección, y muy especialmente, una campaña muy politizada.
¿Los gobiernos de la región han podido pensar en el voto?
–La pandemia ha obligado a los gobiernos a concentrar sus esfuerzos en la atención de la crisis. Me parece que la posición de estos cuatro países latinoamericanos (México, Costa Rica, Chile y Argentina), también respaldada por la Cancillería de la Unión Europea, es prudente y sensata. Pone por encima de cualquier candidatura el interés de preservar al banco como una institución estratégica.
¿Cuáles son las urgencias más demandadas ante la crisis?
–De mis conversaciones con representantes de la región, precisamente lo que sale a flote son las urgencias inmediatas que tienen, lo cual confirma la preocupación expresada por quienes solicitan posponer esta elección, en el sentido de que todavía no se ve con claridad la parte de los escenarios futuros que dejará la pandemia. Lo único que se sabe es que van a ser retos muy complejos desde el punto de vista social, económico e institucional, pero cuya configuración definitiva todavía no podemos ver.