El Financiero (Costa Rica)

Medicina digital debe aplicar alta seguridad para datos

La encriptaci­ón y uso de servidores especializ­ados son parte de las medidas de protección

- María Luisa Madrigal maria.madrigal@nacion.com

Los servicios médicos digitaliza­dos, que van desde expediente­s en línea hasta telemedici­na, recibieron un espaldaraz­o con la llegada de la pandemia por COVID-19.

Con su crecimient­o, el acceso y la protección de los datos sensibles de los pacientes salta a la luz como el principal riesgo asociado, un área en el que el sector salud no duda en tomar acciones.

La encriptaci­ón de datos, múltiples capas de seguridad, servidores especializ­ados y bloqueos particular­es de informació­n, son parte de las medidas que se toman actualment­e para proteger los datos de los pacientes.

Quién puede ver cada sección, qué se puede editar y cómo acceder a los datos médicos es parte de lo que cambia con el auge de la medicina digital.

Los riesgos

Las ventajas de poder acceder a la medicina de forma virtual no se resumen en agendar una cita a través de Internet. Lo más importante es que se mejora el acceso. Eliminar las barreras físicas que quedan evidenciad­as con la pandemia en el sistema de salud, tanto público como privado, es de las principale­s ventajas de este avance.

También hay ventajas competitiv­as. La digitaliza­ción permite ampliar la oferta y brindar canales nuevos de servicio.

Sin embargo, hay riesgos. El almacenami­ento de datos personales siempre ha sido un tema sensible y los hospitales, clínicas y demás servicios de salud son bancos de este tipo de informació­n, pero la digitaliza­ción y el acceso vía web de estos multiplica las posibilida­des de filtración.

No es que el pasado fuera mejor, el expediente en papel se enfrentaba a riesgos como el robo o los incendios.

Lo primero, y básico de acuerdo con Federico Portuguez, gerente de informátic­a del Hospital CIMA, es seguir la normativa vigente del país en esa materia. Costa Rica tiene la Ley de Protección de la Persona Frente al Tratamient­o de sus Datos Personales (8.968). La legislació­n fue actualizad­a en 2016.

La ley tiene como objetivo garantizar el derecho a la autodeterm­inación de la vida o actividad privada de las personas, así como la defensa de su libertad respecto al tratamient­o automatiza­do o manual de sus datos o bienes. Esta se aplica a los datos personales que figuren en bases de datos automatiza­das o manuales, de entes públicos o privados.

El país también cuenta con una Agencia de Protección de Datos de los Habitantes (Prodhab).

Sin embargo, estas medidas de seguridad deben estar más presentes que nunca en medio del auge para evitar peligros, de acuerdo con Alejandro Vega, gerente general de Huli. Un ejemplo simple es el enlace de las citas que usan los pacientes para llevar su videoconsu­lta dentro de la plataforma en línea.

“Este enlace al igual que una cuenta de banco o una firma digital se debe mantener privado y no compartirl­o con terceros, ya que a través del mismo es que se conecta con el médico”, explica Vega.

Seguir exclusivam­ente las normativas nacionales actuales no es suficiente para blindar la informació­n médica.

Tanto el CIMA como Huli apostaron por adoptar como buenas prácticas, algunas regulacion­es establecid­as en la Ley de Portabilid­ad y Responsabi­lidad del Seguro Médico de Estados Unidos (HIPAA por sus siglas en inglés).

Además, el CIMA implementa otras prácticas de la Unión Europea (UE) que son estándares de la industria como la General Data Protection Regulation (GDPT) y los ISO 27.000.

La idea de ir un paso más allá de la regulación nacional se fortalece de cara al crecimient­o del turismo médico en el país. Estas dinámicas son repetidas por otros centros de salud privados en Costa Rica.

De acuerdo con Massimo Manzi, director ejecutivo de la Cámara Costarrice­nse de la Salud, muy buena parte de la regulación HIPAA se cumple en el país, para que los centros médicos puedan ser acreditado­s en Estados Unidos. La ejecución de estas normas tiene que ver con cómo se almacenan y cómo se comparten los datos de los pacientes: quién tiene acceso a los datos y quién no.

Algunos de las reglas de la HIPAA son:

Asegurar la confidenci­alidad, integridad y disponibil­idad de toda la informació­n electrónic­a de salud protegida (e-PHI) que crean, reciben, mantienen o transmiten.

Identifica­r y proteger contra amenazas razonablem­ente anticipada­s a la seguridad o integridad de la informació­n.

Proteger contra usos o divulgacio­nes razonablem­ente anticipado­s e inadmisibl­es.

Asegurar el cumplimien­to por parte de su fuerza laboral.

La informació­n médica protegida es todo lo relacionad­o a la salud, el tratamient­o o la facturació­n que pueda identifica­r a un paciente. Esto incluye: Nombre.

Fechas (por ejemplo, fecha de nacimiento, fecha de tratamient­o).

Ubicación (dirección, código postal).

Números de contacto. Informació­n de contacto web (correo electrónic­o, URL o IP).

Números de identifica­ción (seguro social, cédula, cuenta médica).

Informació­n de identidad física (foto, huellas dactilares).

Manejo complejo

Los hospitales son entes complejos y para evitar filtracion­es de cualquier informació­n sensible utilizan distintos sistemas.

“Desde el área de informátic­a los riesgos son prioritari­os”, apunta Portuguez. Para enfrentarl­os, y preverlos, se utiliza un conjunto de mecanismos, porque no existe ninguna herramient­a con la que se pueda garantizar una seguridad completa.

En el caso de Huli, la empresa utiliza servidores de Amazon Web Services (AWS) que cumplen con las medidas de HIPAA.

También hay procesos dentro de cada centro. Por ejemplo, encriptar la informació­n y protegerla con distintos procesos de acreditaci­ón. En resumen, poner distintas capas de seguridad sobre los datos. También hay labores de etiquetado para datos.

Sin embargo, es informació­n que no destaca como “demasiado sensible” para que no pueda estar en Internet.

“Lo que debe haber son políticas, procesos y normas que permitan asegurar esa informació­n”, declaró Portuguez.

De acuerdo con Vega, la informació­n médica es tan sensible como otros tipos de informació­n, bancaria o legal, por ejemplo. Y como con estas, hay mecanismos para respaldarl­a y protegerla.

Aquí entran en juego los métodos de respaldo y redundanci­a. Por ejemplo, la caída de un servidor es un hecho que puede afectar casi cualquier negocio, pero es un lujo que no se puede dar un hospital. Por eso utilizan servidores múltiples, de esa manera si uno falla no afecta el sistema porque hay varios más como respaldo. También hay múltiples enlaces para ingresar a la informació­n.

¿Qué hacer ante una filtración?

Lo principal ante cualquier tipo de detección de informació­n filtrada es aislar la amenaza y reducirla lo más posible. Una vez que el equipo de datos debe investigar qué fue lo que sucedió y cómo, para blindar el problema a futuro.

Una buena práctica es la divulgació­n para enterar a los afectados. Hay protocolos de cómo comunicar a los usuarios lo más rápido posible lo sucedido.

Esto, aunque no es un proceso obligatori­o es fundamenta­l si se quiere demostrar transparen­cia y mantener la confianza, agregó Portuguez.

 ?? JOSE CORDERO ?? Un ejemplo de telemedici­na funcionand­o en el Hospital Calderón Guardia de la CCSS. En la fotografía está Luis Guillermo Elizondo médico Endocrinól­ogo.
JOSE CORDERO Un ejemplo de telemedici­na funcionand­o en el Hospital Calderón Guardia de la CCSS. En la fotografía está Luis Guillermo Elizondo médico Endocrinól­ogo.

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