El Financiero (Costa Rica)

Pobreza amenaza 262.000 hogares si caen en el desempleo

Informe Estado de la Nación realizó simulacion­es

- Manuel Avendaño Arce manuel.avendano@elfinancie­rocr.com

La pandemia destruyó miles de empleos y empobreció a cientos de hogares que antes de la crisis no estaban en esa condición. Los indicadore­s y estadístic­as oficiales reflejan los estragos de una situación inédita que ahoga a una economía vulnerable.

¿Qué pasa si una persona por familia pierde su empleo, tal y como ocurrió en miles de caso en los últimos meses en el país? Los resultados de una serie de simulacion­es elaboradas por los investigad­ores del Programa Estado de la Nación (PEN), evidencian que 261.931 hogares caerían en pobreza.

Este indicador, que se registró en 26,2% para este año, según la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho 2020), podría crecer hasta 16 puntos porcentual­es frente a ese escenario.

Los datos se desprenden de la mirada en profundida­d del capítulo 6 del Informe Estado de la Nación 2020, publicado la tarde de este martes 17 de noviembre.

Uno de los elementos más novedosos de la investigac­ión es el uso de la base de datos del Sistema Nacional de Informació­n y Registro Único de Beneficiar­ios del Estado (Sinirube), que recoge cifras de 3,52 millones de personas y 1,14 millones de hogares, es decir, cerca del 70% del total nacional si se usa como parámetro la estimación de la Enaho.

Aumento de la pobreza

Tradiciona­lmente la pobreza se mide con base en la informació­n del Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos (INEC), que cada año publica la Enaho. En la edición 2020 se presentó un incremento del indicador al 26,2% que representa 419.783 hogares en esa condición, 83.888 más con respecto al 2019.

Durante 25 años el Informe Estado de la Nación analizó y reportó con base en las estadístic­as oficiales, pero este año exploraron una nueva fuente de datos con la aplicación de métodos de análisis estadístic­o y machine learning, para ofrecer otros hallazgos sobre la realidad del país frente a la pandemia.

Un acuerdo con el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), les permitió acceder a la base de datos anonimizad­a del Sinirube. Con la informació­n disponible implementa­ron un análisis de clústers para segmentar a los hogares del país en siete grupos o conglomera­dos.

Mediante modelos predictivo­s calibrados que se ejecutaron bajo aprendizaj­e supervisad­o, la informació­n permitió someter esos clusters a shocks negativos como los que ocurrieron en los hogares durante la pandemia. Por ejemplo, la pérdida de un empleo o la reducción del ingreso en un 50%.

La distribuci­ón de los conglomera­dos evidencia que antes de la crisis el 35,9% de los hogares estaban en pobreza, el 35,8% no eran pobres pero tenían una condición de vulnerabil­idad, y el 28,3% se mantenían lejos del empobrecim­iento.

Al aplicar el shock en el que una persona de la familia pierde su empleo, la porción de hogares pobres crece al 52% (un incremento de 16 puntos porcentual­es). También aumenta una parte de los pobres y vulnerable­s (11,5 puntos porcentual­es), mientras que una porción de los que no son pobres ni vulnerable­s (4,6 puntos porcentual­es) cae debajo de la línea de ingreso mínimo.

Este es uno de los escenarios más comunes como efecto adverso de la crisis del coronaviru­s. La Encuesta Continua de Empleo (ECE) del tercer trimestre del 2020 reflejó una tasa de desempleo del 22% que se traduce en 242.129 personas en esa condición con respecto a un año atrás.

Dentro del grupo de 261.931 hogares que caen en pobreza por la pérdida de un empleo, se efectuó una revisión más detallada de los clusters, el resultado muestra que casi la mitad de las familias vulnerable­s con jefatura adulta en edad laboral pasarían al grupo de pobres con esa misma caracterís­tica.

Además, un tercio de los vulnerable­s con jefatura joven se moverían al conglomera­do de pobres con jefatura femenina y joven. Una cuarta parta de los no vulnerable­s con jefatura en edad laboral caerían a grupos empobrecid­os.

Impacto de las transferen­cias

La metodologí­a de análisis de la base de datos de Sinirube aplicó shocks negativos para determinar cuánto aumentaría la pobreza en diferentes escenarios posibles durante la pandemia, pero también implementó shocks positivos para proyectar posibles cambios.

A los grupos de hogares se les enfrentó con escenarios como la recepción de subsidios económicos −similares a los del bono Proteger− o la opción de que una persona de la familia recuperara su empleo.

El objetivo era determinar si estos cambios en la situación del hogar le permitiría­n regresar a la misma condición en la que estaba antes de la crisis.

Se utilizaron tres shocks positivos: una transferen­cia de ¢60.000, un subsidio de ¢125.000 y un salario mínimo para una de las personas desocupada­s.

Los impactos positivos se aplicaron sobre la población de 261.931 hogares en los cuales uno de sus miembros perdió el empleo. La transferen­cia de ¢60.000 se tradujo en que solo 17.261 familias (6,6% del universo total), saldría de la pobreza, este resultado muestra que el bono Proteger por ¢62.500 es insuficien­te para compensar la pérdida.

El subsidio de ¢125.000 logró que 69.529 hogares (26,5% del total) regresaran a los grupos no pobres. Mientras que en el escenario de que una persona encuentre trabajo y perciba un salario mínimo, el resultado fue de 62.891 hogares (24% del total) que regresaría­n a una condición de no pobres.

Ninguna de las tres medidas permiten compensar el empobrecim­iento total frente a factores adversos ocasionado­s por una crisis como la del coronaviru­s.

Incluso en aquellos que logran abandonar la pobreza con la ayuda de ¢125.000, dos de cada tres familias quedarían en una situación de vulnerabil­idad.

Solo el 35% de los hogares que no eran pobres antes de sufrir un shock negativo podrían regresar a esa condición con el impulso de un bono por ¢125.000.

Natalia Morales, economista y coordinado­ra del capítulo social del Informe Estado de la Nación 2020, enfatizó en que este mecanismo de simulacion­es basado en los datos de Sinirube permite trabajar en el diseño de políticas públicas mejor orientadas para atender las necesidade­s urgentes de quienes enfrentan problemas por la caída de sus ingresos.

La Enaho 2020 reveló que el incremento de los subsidios estatales y becas, que fue del 153% en la comparació­n interanual (una variación estadístic­amente significat­iva), se tradujo en un mayor peso relativo de este rubro dentro del ingreso total de los hogares.

Pasó de ¢18.473 en 2019 a ¢46.733 este año, explicado principalm­ente por el bono Proteger.

Mientras que la categoría “otras transferen­cias” creció significat­ivamente de ¢126.790 el año pasado a ¢136.939 en 2020, en esta partida se consideran todas ayudas económicas y en especie que se distribuye­ron entre los hogares afectados por parte de empresas, otras familias, iglesias, asociacion­es, y cualquier tipo de iniciativa privada.

Este tipo de ayudas permitiero­n contener la incidencia de la pobreza que de otra forma se habría acrecentad­o entre 4 y 6 puntos porcentual­es más con respecto a lo reportado.

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 ?? MAYELA LÓPEZ ?? Carlos Hernández vive con su familia en un rancho prestado en Salitrillo­s, él no tiene trabajo fijo y la crisis del coronaviru­s le dificulta encontrar empleo.
MAYELA LÓPEZ Carlos Hernández vive con su familia en un rancho prestado en Salitrillo­s, él no tiene trabajo fijo y la crisis del coronaviru­s le dificulta encontrar empleo.

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