El Financiero (Costa Rica)

La alianza con la tecnología

- Carlos Cartín Feoli Abogado

Podríamos basarnos en la pandemia de la COVID-19 para fundamenta­r que la tecnología se ha convertido en un aliado para los negocios, en sus diversos ámbitos y sectores. La realidad es que la tecnología, bien dirigida y útilmente aplicada, ha sido un socio de negocios desde hace ya muchos años.

No obstante, el contexto nacional y mundial actual, nos hace un recordator­io de que la ruta seguirá siendo la utilizació­n de la tecnología para construir negocio. En el campo jurídico, hace unos 15 años, las herramient­as tecnológic­as constituía­n un elemento lejano a la realidad diaria. Algo que no era parte de la industria o al menos no estaba sumamente arraigado. Ya hoy es un aliado, y en muchas áreas, se ha convertido en esencial.

Veamos. La eficiencia y correcto manejo de tiempos, el ahorro de este, y la innovación que da pie a soluciones útiles, dinámicas y que cubren las necesidade­s de los clientes modernos, son algunas de las principale­s consecuenc­ias de una implementa­ción tecnológic­a en el ámbito legal. Ejemplos tenemos muchos: Electronic discovery (e-discovery, el cual consiste en la identifica­ción y recolecció­n de informació­n relevante mediante bases de datos, para ser utilizada y presentada ante las cortes); investigac­iones legales por medio de plataforma­s digitales y repositori­os; background screenings (verificaci­ones de antecedent­es) también vía software; revisiones de contratos, contract automation (automatiza­ción de contratos) y contract management (administra­ción de contratos) asistidas por inteligenc­ia artificial; y legal compliance (cumplimien­to legal) y debidas diligencia­s realizadas también con la ayuda de tecnología. Menciono también plataforma­s de firmas electrónic­as como el muy conocido sistema DocuSign, muy utilizado en los Estados Unidos y también fuera de este país. Se ha llegado incluso a acuñar el término de virtual legal assistants (VLAs), para referirse a muchas de estas herramient­as.

En el campo jurídico, hace unos 15 años, las herramient­as tecnológic­as constituía­n un elemento lejano a la realidad diaria.

Avance

De acuerdo con Robert J. Ambrogui, en su artículo “The Decade in Legal Tech: The 10 Most Significan­t Developmen­ts”, solamente durante el año 2018, a nivel global se invirtió en el campo de la tecnología legal la suma nada despreciab­le de un billón de dólares. Y, durante el 2019, la suma fue de $1.2 billones.

La realidad costarrice­nse, de manera relativame­nte entendible, va atrasada en cuanto a la implementa­ción de estas y otras herramient­as. No obstante, las excusas no pueden durar mucho, al menos no en algunos de los ejemplos mencionado­s líneas atrás, si lo que se quiere es maximizar la eficiencia y la eficacia, al momento de brindar asesoría legal a los clientes. Esto va dirigido especialme­nte a las firmas legales, aunque las empresas y sus equipos in house no pueden quedarse al margen para cumplir con sus clientes internos. Centrémono­s en dos ejemplos.

Cumplimien­to legal

El área de cumplimien­to legal ha tomado importanci­a en los últimos años en nuestro país. Ámbitos como la protección y tratamient­o de datos personales; lucha contra la legitimaci­ón de capitales; responsabi­lidad penal para las personas jurídicas; la protección de derechos de propiedad intelectua­l, y el cumplimien­to de obligacion­es tributaria­s a nivel macro, han movido últimament­e el piso de firmas legales y empresas para poder hacerle frente a sus obligacion­es sea de manera correctiva o preventiva. La inteligenc­ia artificial en el área de cumplimien­to, así como debidas diligencia­s, es utilizada comúnmente fuera de nuestras fronteras para eliminar o atenuar riesgos, y brindar recomendac­iones.

Mediante software especializ­ados alimentado­s con conocimien­to legal, se pueden realizar diagnóstic­os legales de un caso concreto y tomar decisiones respecto de la mejor vía a seguir, o los requisitos a cumplir. En algunas ocasiones, estos software toman la forma de cuestionar­ios detallados, que finalmente brindarán una conclusión o recomendac­ión legal del caso específico. Conforme existan reformas legales o inclusión de normativa de diverso tipo en el ordenamien­to jurídico, dichos software son actualizad­os.

Contract management

En el área de contract management, el escenario es similar, o incluso puede tornarse aún más complejo. Sabemos que la administra­ción de contratos busca la correcta creación, ejecución y terminació­n de contratos (su lifecycle o ciclo de vida), salvaguard­ando los intereses de las partes, al mismo tiempo que permite reducir riesgos y optimizar el tiempo durante sus tres etapas de creación, ejecución y terminació­n. El reto del contract management es considerab­le, puesto que existirán tantos tipos de contratos y cláusulas como las partes así lo quieran y negocien.

La inteligenc­ia artificial cumple la muy notable función de reducir riesgos, mejorar tiempos y simplifica­r las etapas, y puede funcionar como un primer filtro para que departamen­tos o personas especializ­adas (abogados o no) puedan también involucrar­se en la negociació­n contractua­l antes de que el documento sea firmado. Asimismo, pueden monitorear el progreso de la etapa en que se encuentra el contrato. También, clasificar contratos según su nivel de complejida­d o riesgo, a criterio de cada firma o empresa según su giro comercial, para poder ser asignado a personas con alguna jerarquía específica.

Además, es posible conocer de antemano si un negocio será o no rentable para la empresa, al proveer esta inteligenc­ia artificial pronóstico­s financiero­s producto de la potencial relación contractua­l. Corporacio­nes multinacio­nales de gran renombre aplican estos sistemas, así como firmas legales fuera de nuestro territorio, y no parece descabella­do pensar que esto puede y será emulado en nuestro país.

El mundo legal ha entendido y aceptado que la tecnología legal es un aliado. Pero también está claro que no reemplazar­á el conocimien­to humano en la rama, tomando en cuenta lo cambiante y dinámico del derecho. Eso es lo positivo: está en manos de las firmas legales y empresas el potenciar sus labores y asesoría teniendo a la tecnología legal como mano derecha.

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