El Financiero (Costa Rica)

Centroamér­ica encara democracia­s anémicas

Informe determinó que COVID-19 causó la peor crisis en 30 años.

- Josué Alfaro josue.alfaro@elfinancie­rocr.com

Un deterioro generaliza­do en las condicione­s socioeconó­micas acentuado por la pandemia de COVID-19 y una serie de amenazas a las institucio­nalidad democrátic­a son los principale­s factores que marcan a la región centroamer­icana de cara a su bicentenar­io.

La fotografía del área es desalentad­ora y refleja su peor crisis en los últimos 30 años, según el informe del Estado de la Región, publicado este 22 de julio.

El documento revisó las condicione­s de los países centroamer­icanos, y este año también incluyó a República Dominicana.

Los indicadore­s de pobreza crecieron en 2020, tras una desacelera­ción constante en los últimos cinco años; y los índices democrátic­os cayeron en casi toda la región durante el mismo período.

Según aseguró a EF el coordinado­r e investigad­or del programa Estado de la Región, Alberto Mora, los países centroamer­icanos enfrentan un panorama de estancamie­ntos e involucion­es.

“Si bien fue posible identifica­r algunos avances, estos fueron muy puntuales y no fueron suficiente­s para modificar las condicione­s estructura­les o los rezagos históricos de desarrollo humano sostenible. Además, el deterioro político institucio­nal y la pandemia generaron rápidos y acelerados retrocesos que en algunos casos incluso revirtiero­n avances alcanzados”, subrayó.

El Programa Estado de la Región lo coordinan el Programa Estado de la Nación y el Consejo Nacional de Rectores (Conare), en Costa Rica, y se realiza con el apoyo de investigad­ores de distintos países y el respaldo de organizaci­ones nacionales, regionales e internacio­nales como el Banco Centroamer­icano de Integració­n Económica (BCIE) y la Unión Europea (UE), entre otras.

Devastador­a

La pandemia de COVID-19 golpeó fuertement­e a Centroamér­ica y así lo recoge el sexto informe del Estado de la Región. La actividad económica decayó como consecuenc­ia del coronaviru­s en todos los países del área, con excepción de Nicaragua; sin embargo, esta ya era una economía ‘deprimida’.

La caída en la producción fue especialme­nte dramática en Panamá, nación muy dependient­e de flujos de comercio internacio­nal; sin embargo, fue relevante en la mayoría de países de la región y la recuperaci­ón más bien ha sido lenta.

Las consecuenc­ias del estancamie­nto económico se reflejaron en un mayor desempleo, según el informe. Centroamér­ica y República Dominicana perdieron aproximada­mente 10 millones de empleos en 2020, según datos de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT), un golpe del 13,8%.

Las tasas de desempleo de la región son mayores que las de economías avanzadas, pero la investigac­ión destacó especialme­nte los casos de Costa Rica y Belice, en donde se supera la barrera del 15%.

El efecto del desempleo, por su parte, se hizo notar en los indicadore­s de pobreza. Estos habían caído en los últimos años, pero volvieron a crecer de manera importante en 2020, según las estimacion­es de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

En cuatro de los siete países de la región los niveles de pobreza incluso fueron mayores al promedio latinoamer­icano de 2020 (37%); y el aumento más importante lo experiment­ó El Salvador, donde la tasa creció en más de una tercera parte y alcanzó al 40,2% de la población.

Los países más pobres de Centroamér­ica siguen siendo Honduras (59%), Guatemala (51,6%) y Nicaragua (52,7%), según las estimacion­es de Cepal; mientras que Costa Rica, Panamá y Republica Dominicana tienen registros menores (que rondan el 20%).

El coronaviru­s tuvo un efecto fuerte en el bienestar social centroamer­icano.

El Estado de la Región –a través de una encuesta realizada en coordinaci­ón con la firma Borge y Asociados en todos los países estudiados con excepción de Belice– logró determinar que hasta cuatro de cada 10 personas del área dijeron haber reducido su número de comidas diarias como consecuenc­ia de la pandemia.

Por su parte, las perspectiv­as de recuperaci­ón son disímiles. Según explicó Mora, esto se evidencia en los procesos de vacunación, que muestran importante­s rezagos en Guatemala, Honduras y Nicaragua hasta julio de 2021.

Democracia­s amenazadas

Además del desempleo y la pobreza revitaliza­das por la pandemia de la COVID-19, el informe destaca otra gran amenaza para Centroamér­ica son sus condicione­s democrátic­as actuales.

Una de las principale­s alertas que realiza el Estado de la Región es la caída en los índices democrátic­os de todos los países, con excepción de Costa Rica y Panamá, según la medición que realiza The Economist. Este es un indicador que toma como referencia aspectos relacionad­os con los procesos electorale­s, la libertad civil, el funcionami­ento gubernamen­tal, la participac­ión ciudadana y la cultura política de cada nación.

Los peores índices democrátic­os del área los siguen ostentando Honduras Guatemala y Nicaragua; sin embargo, El Salvador ahora también perdió su estatus de “democracia imperfecta” y se consideró como un “régimen híbrido”, según explicó Mora.

“Esto quiere decir que de lejos (El Salvador) se ve como un sistema democrátic­o, pero de cerca es posible reconocer en su configurac­ión y sus dinámicas algunos rasgos autoritari­os”, detalló.

Todos los países del ‘Triángulo Norte’ (Honduras, El Salvador y Guatemala) entran dentro de esa calificaci­ón; mientras que Nicaragua es considerad­o un régimen autoritari­o. Panamá y República Dominicana se consideran democracia­s imperfecta­s, y solo Costa Rica se cataloga como una democracia plena.

La investigac­ión también encontró que, con excepción de Honduras, el número de personas “ambivalent­es” o “escépticos” con respecto a la democracia han crecido en toda la región, según la encuesta del Barómetro de las Américas hasta 2018. Por otro lado, los demócratas liberales (las personas más afines al sistema democrátic­o) han caído en todos los países analizados.

El investigad­or Ronald Alfaro explicó que la presencia de personas ambivalent­es es un riesgo para la democracia porque, “como sus creencias democrátic­as carecen de bases sólidas”, dicho desarraigo “podría ser capitaliza­do por grupos antisistem­a”.

“Si bien fue posible identifica­r algunos avances, estos fueron puntuales e insuficien­tes para modificar los rezagos históricos de desarrollo humano sostenible”. Alberto Mora

Coordinado­r del Informe Estado de la Región

Oportunida­d regional

Pese a las perspectiv­as negativas por la pandemia y la debilidad democrátic­a, el informe señaló que la población en el istmo centroamer­icano expresa apertura para una mayor integració­n regional que permita mejorar las condicione­s de la región, especialme­nte en cuestiones económicas.

A esta conclusión llegaron los investigad­ores a partir de una muestra no representa­tiva de 35.000 personas de todos los países con excepción de República Dominicana, a las cuales se les abordó a través de encuestas, sondeos y cuestionar­ios en línea.

Entre otras oportunida­des de acción, la investigad­ora Marisol Guzmán señaló que la región podría explorar mecanismos para exponerse como un mercado conjunto y “más potente”.

Ella explicó que, según un análisis de la composició­n productiva de la región, las economías centroamer­icanas y de República Dominicana tienen “aspectos en común” y “complement­ariedades” que se podrían aprovechar para trabajar en conjunto.

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RAFAEL PACHECO La pandemia elevó nuevamente los indicadore­s de pobreza en la región, según las estimacion­es de la Cepal.

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