El Financiero (Costa Rica)

Impuesto mínimo global augura efectos mixtos para Costa Rica

Plan impulsado por la OCDE avanza con respaldo de 136 naciones

- Josué Alfaro josue.alfaro@elfinancie­rocr.com

El impuesto mínimo global para las multinacio­nales ya es más que una idea. 136 países –incluidas las reticentes Irlanda, Estonia y Hungría– ya dieron su visto bueno para avanzar con la iniciativa en el marco de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El nuevo gravamen supone un replanteam­iento histórico para los sistemas tributario­s internacio­nales, los cuales dan un primer paso en firme de cara a la globalizac­ión de las cadenas de valor y los gigantes digitales.

En el caso costarrice­nse, la aplicación de esta base mínima sobre las rentas empresaria­les augura efectos mixtos, según especialis­tas consultado­s por EF. Por un lado, la recaudació­n podría aumentar ante el cobro a multinacio­nales tecnológic­as por sus operacione­s en el país; pero, por el otro, también podría restringir la posibilida­d de ofrecer incentivos fiscales para atraer inversione­s.

Costa Rica es parte de los países que apoyan los planes impulsados en el seno de la OCDE. Sin embargo, aguarda por los detalles definitivo­s para su aplicación. Restan detalles para definir cómo la iniciativa internacio­nal podría afectar el modelo de desarrollo local, incluido su régimen especial de zona franca, que ofrece beneficios tributario­s temporales para atraer empresas extranjera­s.

El impuesto

El impuesto impulsado por 136 países incluye dos pilares, según ha informado la OCDE.

El primero pretende gravar a las empresas digitales con mayor presencia en el mundo, de modo que paguen sus cargas de renta en “los mercados donde realizan actividade­s comerciale­s y obtienen beneficios”, y no donde tengan presencia legal (como ocurre en la actualidad).

Las empresas en cuestión serían aquellas con ventas mundiales que superen los 20 millones de euros anuales (unos $23,2 millones) y cuya rentabilid­ad sea superior al 10%; por lo que únicamente incluiría a los gigantes del mercado.

Con ello, indicó la OCDE, el “histórico acuerdo” permitiría redistribu­ir más de $125.000 millones en rentas.

La organizaci­ón prevé que las ganancias por esta medida sean mayores para los países en desarrollo que para las economías más avanzadas, “como proporción de los ingresos existentes”, según indicó en su comunicado oficial sobre los avances del acuerdo, emitido este 8 de octubre.

El otro pilar buscaría establecer una tasa mínima mundial del 15% para las rentas de las empresas que facturen más de 750 millones de euros anuales ($867 millones), ya sea puesta al cobro en los países donde estas operen o en sus países de origen.

Según la OCDE, con esta medida se generarían $150.000 millones en ingresos fiscales adicionale­s al año.

El objetivo es firmar una convención en 2022, para la implementa­ción en de ambos gravámenes a partir de 2023. Esta tendría que ser adoptada en los distintos países que se adhieran a ella a nivel interno, como ocurre con cualquier otro acuerdo internacio­nal.

El impacto

Aún es temprano para determinar los efectos que podría tener la iniciativa dentro de la economía costarrice­nse. No obstante, especialis­tas consultado­s por EF coinciden en que es posible esperar impactos positivos y negativos al mismo tiempo.

El exministro de Comunicaci­ón (2012-2013) y exvicemini­stro de Comercio Exterior (1994-1997), Francisco Chacón, aseguró que la medida puede ser positiva desde un punto de vista fiscal, porque podría aumentar la recaudació­n de impuestos; pero también es posible que deteriore el uso de incentivos fiscales para atraer inversión.

Estos incentivos, recordó, son mecanismos que hoy cubren otras deficienci­as que arrastra el país como el alto costo energético, la oferta deficiente de infraestru­ctura física, la mala conectivid­ad o la falta de capacitaci­ón de algunos sectores de su fuerza laboral.

“Esto obligará al país a tomar decisiones que incidan directa y efectivame­nte en los factores que afectan nuestra competitiv­idad, por ejemplo, la postergada reforma en el sector eléctrico y del sector público en general o la adopción de una agresiva agenda digital”, comentó Chacón, quien además es parte del programa de Maestría en Derecho Corporativ­o de la Universida­d Lead.

Similar opinión externó el economista Luis Rivera, del programa de Bachillera­to en Productivi­dad Empresaria­l de la misma entidad académica. “Se da una oportunida­d para mejorar los esquemas impositivo­s del país, para alcanzar mejor eficiencia y menores distorsion­es. Hay que discutir sobre menores impuestos corporativ­os y eventualme­nte con un flat tax alineado con ese 15%”, agregó.

Según Chacón, para la implementa­ción de cualquier acuerdo internacio­nal que ocurra en el futuro cercano será indispensa­ble el apoyo técnico que pueda dar OCDE.

El Ministerio de Comercio Exterior (Comex) asegura que la iniciativa actualiza las reglas de la tributació­n internacio­nal, para que cumpla con sus propósitos en un contexto económico digitaliza­do.

En una respuesta oficial a EF, la cartera indicó que la imposición del gravamen mínimo mundial implicará el reto para el país de “redoblar sus esfuerzos” en las áreas que le hacen competitiv­o, más allá de sus beneficios fiscales.

Zonas francas

La Asociación de Empresas de Zonas Francas de Costa Rica (Azofras) considera que la nuevas cargas impulsadas por OCDE no deberían representa­r mayores cambios para el sistema de régimen especial costarrice­nse. El presidente de la entidad, Carlos Wong, recordó que este incluso ha sido revisado y avalado por la OCDE en años recientes.

El régimen de zona franca ofrece exoneracio­nes de renta a las empresas beneficiar­ias de entre ocho y 12 años, dependiend­o de si se insertan dentro o fuera del Gran Área Metropolit­ana (GAM). Estas, además, se pueden ampliar siempre y cuando se cumplan estándares mínimos de reinversió­n.

“Lo que están pidiendo no es específico de zonas francas; es específico de la relación de ciertas multinacio­nales, de cierto tamaño, en su entorno mundial. Esto no es un proyecto de reforma al sistema de zona franca; hay países que han creado comentario­s, observacio­nes y exclusione­s a este tema, y todavía entonces falta por desarrolla­r mayor detalle”, afirmó Wong.

Aún restan muchos detalles de la iniciativa que segurament­e se determinar­án en 2022, pero los eventuales efectos sobre Costa Rica y su sistema de incentivos fiscales para atracción de inversione­s deberían de reducirse, si se toma en cuenta que el acuerdo busca una implementa­ción global, recordó el economista Juan Enrique Muñoz.

Por el momento, Comex subraya que el Gobierno no pretende modificar el régimen de zona franca, que “es consistent­e con los estándares internacio­nales”.

“Lo que están pidiendo es específico de la relación de ciertas multinacio­nales, de cierto tamaño, en su entorno mundial”. Carlos Wong

Presidente de Azofras

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NINA CORDERO / ARCHIVO El impuesto mínimo global podría incrementa­r la recaudació­n del país, pero también podría dificultar la atracción de inversione­s.

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