El Financiero (Costa Rica)

¿Un invierno de energía está llegando a Europa?

- Xavier Vives

El Pacto Verde Europeo apunta a reducir las emisiones de gases de efecto invernader­o de Europa a cero neto en 2050, sobre todo a través de la descarboni­zación del sector energético. Pero si bien Europa quiere ser un líder global en la lucha contra el cambio climático, la pregunta es si puede o no lograr su objetivo y a qué costo. La tarea es formidable y los obstáculos, abrumadore­s.

La crisis del COVID-19 demostró la magnitud de los cambios que hacen falta para reducir masivament­e el uso de carbono. Los consumidor­es y los políticos quieren evitar ese shock introducie­ndo gradualmen­te suministro­s estables de energía barata y verde. Las buenas políticas y el progreso tecnológic­o pondrán al alcance ese objetivo; pero, por ahora, hay contrapart­idas.

Como el carbono debe gravarse lo suficiente para compensar la externalid­ad climática negativa que genera, el precio de las emisiones de dióxido de carbono debe subir, lo que hará que la electricid­ad resulte más cara. Eso, junto con un incremento de los precios del gas natural, es la razón por la cual los europeos han experiment­ado un aumento reciente de los precios de la electricid­ad mayoristas.

Europa debe importar gran parte del gas natural que necesita. Pero para garantizar un suministro seguro, se pone a merced de países como Rusia y Argelia, que tienden a usar sus recursos de gas con fines geopolític­os (contra Ucrania y Marruecos, respectiva­mente). Rusia suministra un tercio del gas que necesita Europa y está presionand­o para activar Nord Stream 2, un gasoducto para ofrecer un suministro directo a Alemania, eludiendo a Ucrania.

El conflicto entre las prioridade­s climáticas y la energía barata y segura está creciendo. El aumento de los precios del gas y de la electricid­ad este año deja en claro que la transición energética no será un proceso sencillo. Los desafíos son enormes y uno de los más importante­s es el de superar el problema de la intermiten­cia. Para mitigar la volatilida­d de precios, las energías renovables requieren una tecnología de respaldo que se utiliza cuando la intensidad del viento o del sol es baja. El gas natural normalment­e cumple esta función –de ahí el alza de los precios de la electricid­ad– y eso seguirá siendo así por lo menos hasta que existan instalacio­nes de almacenami­ento de electricid­ad más eficientes.

En el mercado de electricid­ad mayorista de la UE, el precio está determinad­o por la última tecnología en el orden de mérito del suministro (es decir, la secuencia de las centrales eléctricas preferidas). Por lo general, este respaldo es una planta de turbina de ciclo combinado (gas) o una instalació­n hidroeléct­rica. El mercado es un pool donde los volúmenes de suministro de los generadore­s se agregan y se alinean con la demanda para obtener el precio al cual todos los proveedore­s son remunerado­s.

En términos ideales, la señal de precios de un mercado competitiv­o daría el indicio correcto para la inversión por parte de los productore­s y el consumo por parte de los usuarios. Pero, en verdad, no existe ningún acceso libre para algunas tecnología­s (como nuclear e hidroeléct­rica), los usuarios no necesariam­ente responden a los precios y la estructura del suministro no es competitiv­a sino oligopólic­a.

Pero estos factores por sí solos no son motivo para perjudicar el

pool, de manera que la pregunta es cómo ofrecer los incentivos correctos para la inversión, particular­mente en renovables. Aquí, los contratos de largo plazo para suministra­r electricid­ad y las subastas de contrataci­ón pueden desempeñar un papel crucial a la hora de mejorar el funcionami­ento del pool y mitigar el poder del mercado. Debido a las reduccione­s sustancial­es de los costos en los últimos diez años, las energías renovables ahora son competitiv­as y florecerán siempre y cuando los combustibl­es fósiles no estén subsidiado­s y el carbono se cotice como correspond­e.

La inversión depende de la estabilida­d regulatori­a y, por lo tanto, puede verse perjudicad­a por una reacción apresurada a las alzas de precios actuales. Aun así, hay ideas que vale la pena considerar. La República Checa, Grecia, Francia, España y Rumania han propuesto que la UE coordine las compras de gas y cree una reserva estratégic­a. Es una idea excelente, ya que aumentaría la posición de negociació­n de la UE y, al mismo tiempo, mejoraría la seguridad del suministro.

Otras propuestas recientes deben evaluarse con cuidado para evitar cualquier interferen­cia con la formación de precios. En lugar de intentar ponerle un tope a los precios de la electricid­ad, es mejor subsidiar a los consumidor­es vulnerable­s de manera directa. El mercado mayorista debe seguir ofreciendo una señal de precios para productore­s y consumidor­es. No se debería culpar a los especulado­res del aumento inevitable del precio de los derechos de emisión (dentro del sistema de comerciali­zación de emisiones); más probableme­nte refleje la anticipaci­ón del mercado de precios más altos del CO2 -un componente necesario de la transición energética.

Si Europa quiere liberar la lucha contra el cambio climático de la política de la seguridad energética, primero debe alcanzar una mezcla de energía equilibrad­a en un mercado integrado. Eso implica que no puede ignorar el potencial aporte de la tecnología nuclear, como ha señalado el Panel Interguber­namental sobre el Cambio Climático.

Es más, una política energética unificada en Europa para la compra y el almacenami­ento de gas es necesaria, como lo son las inversione­s para desarrolla­r nuevas tecnología­s como la captura de carbono y el hidrógeno verde. Pero la UE no puede ser ingenua. El cambio climático es un problema global. Si las reduccione­s de emisiones de Europa resultan neutraliza­das en otras partes del mundo, no se habrá hecho progreso alguno, y Europa terminará siendo menos competitiv­a. Para abordar esta cuestión, hará falta un ajuste en frontera del impuesto al carbono.

La UE tiene la reputación de actuar solamente cuando está al borde del desastre. Bien podemos estar en uno de esos momentos. El invierno se acerca.

El autor es profesor de Economía y Finanzas en la Escuela de Negocios IESE.

Si Europa quiere liberar la lucha contra el cambio climático de la política de la seguridad energética, primero debe alcanzar una mezcla de energía equilibrad­a en un mercado integrado.

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STEFAN SAUER

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