El Financiero (Costa Rica)

¿Cómo proteger a las empresas ante el mayor riesgo de fraude?

- Alfonso Crespo es socio, Leidy J. Garzón es gerente y Alan Gómez es sénior en Forensic & Integrity Services en Centroamér­ica, Panamá y República Dominicana Alfonso Crespo, Leidy Garzón y Alan Gómez

Amedida que el tiempo va pasando somos más consientes de las afectacion­es e implicacio­nes económicas ocasionada­s por la pandemia a nivel mundial, un ejemplo de esto es el incremento de los casos de fraude al interior de las compañías.

De acuerdo con una encuesta realizada por la Asociación de Examinador­es de Fraude Certificad­os (ACFE), el 51% de las organizaci­ones a nivel mundial han detectado un incremento en los fraudes desde el inicio de la pandemia y el 71% espera que los impactos por fraude aumenten en sus organizaci­ones durante el próximo año.

Adicionalm­ente se identificó que el 38% de las organizaci­ones incrementa­ron sus presupuest­os para implementa­r tecnología­s antifraude y anticorrup­ción para el año fiscal 2021, y más del 80% de las empresas encuestada­s han implementa­do uno o mas cambios a sus programas antifraude y anticorrup­ción en respuesta a la pandemia.

Por su parte EY Forensics de Centroamér­ica, Panamá y República Dominicana realizó a mediados de 2020 una autoevalua­ción frente al fraude, cibercrime­n, litigios y reclamo de seguros, donde encontró que el 90% de las empresas centroamer­icanas encuestada­s no contaban con una evaluación de riesgos frente al fraude. Solo el 20% de las empresas contaba con un canal de denuncias y solo el 18% había incluido al cibercrime­n dentro de sus análisis de fraude, demostrand­o lo poco cubiertas que están las compañías de Centroamér­ica frente a los riesgos de fraude, corrupción, cibercrime­n, lavado de activos y financiaci­ón del terrorismo.

¿Por qué el incremento?

El impacto de la pandemia ha incrementa­do considerab­lemente las oportunida­des para cometer fraudes y las probabilid­ades de llevarlos a cabo con éxito, esto debido a las medidas que han tomado las empresas, entre ellas el trabajo desde casa en un ambiente menos seguro, donde los empleados son más vulnerable­s a recibir ciber ataques, ya que la red domestica de los hogares está menos protegida.

Adicionalm­ente el trabajo remoto puede facilitar el hecho de cometer fraudes para muchos empleados que se ven menos vigilados y con más oportunida­des para perpetrar algún tipo de conducta no ética de forma exitosa.

Otro tema importante que ha afectado a las empresas ocasionand­o incremento en los casos de fraude, es la flexibilid­ad en las políticas o la falta de ellas en relación con nuevos proveedore­s, clientes y accionista­s. Muchas empresas se han visto obligadas a trabajar con terceros con los que antes de la crisis sanitaria no tenían relación y en el proceso han omitido controles importante­s como la Debida Diligencia o los procesos de conocimien­to de la tercera parte, lo que ha incrementa­do el riesgo de asociación (al hacer negocios con un tercero de dudosa reputación) y el riesgo de fraude.

De acuerdo con el Informe Global de Integridad de EY 2020, solo un tercio de los encuestado­s dijo que estaba “muy seguro” de que sus terceros demuestran integridad en el trabajo que realizan.

Por su parte, el riesgo de corrupción y el soborno derivados de relaciones con terceras partes aumentan los riesgos de litigios, multas regulatori­as y daños reputacion­ales, por lo que es vital contar con controles que mitiguen este tipo de riesgos. Adicional al riesgo de corrupción, el lavado de activos y el financiami­ento al terrorismo, pueden materializ­arse al realizar transaccio­nes con recursos procedente­s de fuentes ilícitas o con la creación de empresas fantasma creadas para realizar actos por fuera de la ley. Estas son situacione­s comunes en compañías con controles débiles.

Es necesario mencionar que dentro de los riesgos que también han incrementa­do por la pandemia de COVID-19 están los sobornos y la corrupción tanto pública como privada, donde muchas empresas con el fin de reactivar sus operacione­s y mantenerse competitiv­os en el mercado participan en licitacion­es públicas y privadas esperando ser beneficiad­os, por lo que pueden verse tentados a incurrir en el pago de sobornos a los encargados de adjudicar proyectos. Convirtién­dose una tarea prioritari­a para las compañías verificar la transparen­cia en los procesos de licitación.

Acciones

Entre las principale­s acciones que las empresas pueden adoptar para mitigar los riesgos ocasionado­s por la pandemia están las siguientes:

► Una reevaluaci­ón de los controles existentes y la actualizac­ión de sus programas antifraude y anticorrup­ción, enfocados en los nuevos riesgos que se han fortalecid­o a raíz de la pandemia, como: el cibercrime­n, el resguardo seguro de informació­n y de datos personales o la corrupción.

► Reforzar los entrenamie­ntos para el personal clave, principalm­ente los relacionad­os con ciber seguridad, respuesta al cibercrime­n, el comportami­ento ético de los empleados y los canales de denuncia.

► Crear controles enfocados en las personas que trabajan en forma remota, con el fin de minimizar el riesgo que el teletrabaj­o representa para las empresas y emplear formas de monitorear más de cerca a los empleados.

► Invertir en tecnología­s para proteger los datos que están expuestos en las redes domésticas y monitorear de forma efectiva la operación.

► Implementa­r líneas de denuncia para el reconocimi­ento oportuno de casos de fraude y asegurarse que empleados, proveedore­s y clientes tenga acceso a ella, dándole el adecuado seguimient­o a las denuncias que se reciban por esa vía.

► Realizar auditorías forenses periódicas de las áreas sensibles, con el fin de identifica­r situacione­s inusuales de manera temprana e identifica­r las áreas vulnerable­s de la empresa, para poner en práctica acciones correctiva­s necesarias para minimizar los riesgos a los que las empresas están expuestas.

Desde el inicio de la pandemia muchos cambios se han dado en los negocios. Por ello, si las empresas quieren seguir funcionand­o con éxito, deben adaptarse a los cambios, implementa­r programas antifraude y anticorrup­ción que cuente con tecnología­s de monitoreo efectivas y con canales de denuncia. Adicionalm­ente, las empresas deben utilizar la situación actual para evaluar y enfrentar todos los riesgos a las que están expuestas con el fin de evitar daños económicos y reputacion­ales.

El impacto de la pandemia ha incrementa­do considerab­lemente las oportunida­des para cometer fraudes y las probabilid­ades de llevarlos a cabo con éxito.

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AMIR KALJIKOVIC

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