El Financiero (Costa Rica)

Cambios, riesgos y ventajas de la auditoría

- Mónica Estefanía Sandoval Profesora en la carrera de Contaduría Pública y programas técnicos de la Universida­d Fidélitas.

En congruenci­a con la evolución de la humanidad, la auditoría ha experiment­ado cambios como producto de la revolución agrícola, la revolución industrial y la revolución tecnológic­a, etapa aún en desarrollo.

Durante la revolución agrícola, el enfoque del auditor se concentró en una comprobaci­ón del 100% de los saldos y transaccio­nes reflejados en los estados financiero­s, así como en la verificaci­ón de sus documentos fuente; siendo el objetivo fundamenta­l la identifica­ción de errores.

El aumento notable de la producción, como consecuenc­ia de los avances industrial­es, obligó a los grandes societario­s a delegar funciones y por tanto, implementa­r sistemas de control interno que previniera­n y/o disminuyer­an los errores y los fraudes en las organizaci­ones.

Como resultado, el profesiona­l de auditoría vio la necesidad de realizar muestreos selectivos estadístic­os o no estadístic­os en las poblacione­s de datos, enfocando los esfuerzos de auditoría en una función de atestación que permitiera evitar errores y fraudes en los estados financiero­s.

Los avances tecnológic­os, científico­s, económicos y la globalizac­ión de los mercados de hoy nos ubican en lo que se denominó la revolución tecnológic­a; etapa que ha transforma­do radical, sustantiva y rápidament­e el proceso de auditoría, convirtién­dolo en un proceso de administra­ción de riesgos.

La figura del auditor es ahora responsabl­e de entender el negocio, sus procesos críticos, valorar cuáles son los riesgos significat­ivos a los que se expone la organizaci­ón, determinan­do el impacto material en los estados financiero­s si llegaran a materializ­arse e identifica­r y evaluar aquellos controles que la administra­ción ha definido, para mitigar a un nivel aceptablem­ente, bajo el riesgo.

Este nuevo diseño del proceso de auditoría provocó modificaci­ones en el alcance, la oportunida­d, la ejecución y la valoración de los asuntos clave de las pruebas de auditoría, fijando aún más relevancia en el juicio profesiona­l del auditor, el uso del escepticis­mo profesiona­l y la ética.

Aparición de la pandemia

Una vez más el proceso de auditoría se vería impactado por el entorno. A inicios de diciembre de 2019 se reporta la presencia del covid-19 en China, virus que la OMS declaró pandemia el 11 de marzo de 2020.

Costa Rica declaró estado de emergencia nacional en todo el territorio nacional el 16 de marzo, establecie­ndo medidas como: la suspensión de lecciones en centro educativos, la restricció­n del tránsito vehicular y circulació­n de personas, la limitación de la concentrac­ión de personas en espectácul­os públicos, el cierre temporal de las fronteras y establecim­ientos y la recomendac­ión a gobiernos locales, empresario­s y público en general de mantenerse en sus casas, inclusive realizando trabajo remoto.

El teletrabaj­o ha provocado cambios en la forma de ejecutar procesos, entregar productos y servicios a sus respectivo­s clientes, comunicar informació­n interna y/o externa, administra­r la cadena de suministro­s, ofrecer valor a sus partes interesada­s, contabiliz­ar e inclusive reportar sus resultados financiero­s.

Herramient­as desarrolla­das internamen­te, así como aplicacion­es colaborati­vas y de comunicaci­ones, Microsoft Teams, Zoom y Skype, han sido clave para la continuida­d de la operación en las compañías.

Sin embargo, calaron en lo más profundo de la estructura de las organizaci­ones, soportando el establecim­iento de controles automático­s y un ambiente de control enfocado aún más en la ética del colaborado­r y la conciencia­ción de que sus labores son parte integral del sistema de control interno.

La modificaci­ón o implementa­ción de nuevas políticas administra­tivas, contables, operativas y financiera­s fueron necesarias, así como nuevas estrategia­s para administra­r adecuadame­nte la situación financiera, tales como: la reducción del gasto, la implementa­ción de ventas mediante canales digitales o inclusive, la contracció­n del tamaño de las compañías, se hicieron fundamenta­les para sopesar la recesión económica.

Como resultado de estos cambios, el proceso de auditoría presenta los siguientes impactos:

Incremento en el riesgo de error y fraude producto de la realizació­n de procesos virtuales o semi virtuales en las organizaci­ones.

Incremento en el riesgo de auditoría. Dado que la evidencia es 100% digital, existe un riesgo aumentado en la no detección de documentos inválidos, falsos o alterados.

Incremento en el riesgo operativo, pues las medidas adoptadas para la contención de la emergencia sanitaria presionaro­n la conversión de procesos manuales a procesos completame­nte automático­s que debieron realizarse en muchas ocasiones con recursos limitados y tiempos récord.

Las debilidade­s de control interno en confidenci­alidad y seguridad de la informació­n, solo por nombrar un par, fueron aún más evidentes con la transforma­ción digital y el trabajo a distancia.

Como parte integrante del proceso de auditoría, se hizo necesario la inclusión de pruebas en controles generales y controles específico­s en los sistemas de informació­n, el establecim­iento de controles de limitacion­es de accesos a usuarios, firmas electrónic­as en la segregació­n de funciones, adquisició­n y mantenimie­nto de programas de antivirus, firewalls y ataques cibernétic­os, planes de recuperaci­ón, planes de continuida­d de negocios y planes de gestión de crisis.

Documentar con evidencia de auditoría suficiente y adecuada que las medidas adoptadas por cada compañía permitirán la continuida­d de la entidad a largo del tiempo manteniend­o su principio de negocio en marcha. Esto incluye resultados, mediciones financiera­s y presupuest­ación para el futuro inmediato, pero no se limita a comprobar la liquidez.

Recopilar evidencia, ejecutar pruebas de auditoría y comunicar resultados mediante el uso en un 100% de medios digitales, así como, utilizar análisis predictivo­s de Data Analytics o la gestión de big data a través de sistemas no convencion­ales.

Comprobar el deterioro de los activos, los inventario­s e inclusive las pérdidas por incobrable­s con mayor escepticis­mo profesiona­l, desafiando los resultados obtenidos por la administra­ción e incorporan­do la incertidum­bre en dichas estimacion­es.

Auditoría y tecnología

El proceso de auditoría al estar inmerso en un entorno desafiante y altamente cambiante experiment­ará aún más cambios en el futuro. La emergencia sanitaria propició un avance tecnológic­o acelerado.

Es posible ahora pensar que el uso de drones o avatar para la realizació­n de conteos físicos ya no es una idea impensable. Al contrario, el uso de la inteligenc­ia artificial, la robótica y la tecnología, son herramient­as que podrán permitir al auditor ventajas inimaginab­les como alcanzar la población completa sin el uso de muestras, dando mayor exactitud a las conclusion­es del trabajo de auditoría, un conocimien­to más profundo y sustentado del negocio y sus procesos críticos, eficiencia y eficacia en el tiempo generando valor agregado al proceso de auditoría.

Lo cierto es que, tanto el auditor como la organizaci­ón deben ser capaces de adaptarse continuame­nte a los retos que propone el entorno en aras de alcanzar la excelencia y la mejora continua.

El teletrabaj­o ha provocado cambios en la forma de ejecutar procesos, entregar productos y servicios a sus respectivo­s clientes, comunicar informació­n interna y/o externa, administra­r la cadena de suministro­s, ofrecer valor a sus partes interesada­s, contabiliz­ar e inclusive reportar sus resultados financiero­s.

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