El Financiero (Costa Rica)

Deudores con operacione­s en moneda extranjera

Variación en la cantidad de deudores con operacione­s crediticia­s en moneda extranjera a abril de los últimos cinco años.

- Generador de moneda extranjera No generador de moneda extranjera

Asimismo, los créditos en dólares a no generadore­s se mantienen presentes porque el mercado los sigue demandando. Según Marco Agüero, gerente de mercadeo y relaciones públicas de Davivienda, estos continúan siendo una alternativ­a importante para el mercado, sobre todo en tres productos “muy relevantes” para el crecimient­o económico: el crédito corporativ­o y empresaria­l, el crédito hipotecari­o (vivienda) y el prendario (vehículos), tanto a clientes generadore­s como no generadore­s de divisas.

De acuerdo con Maurilio Aguilar, director general del Banco Popular, los créditos en dólares son parte de la oferta que tienen los intermedia­rios financiero­s; los préstamos en esa moneda, dijo, se valoran en función de la normativa, los objetivos comerciale­s y la relación riesgo-rendimient­o.

“No existe una razón comercial o un impediment­o normativo para conceder un crédito en dólares a un cliente no generador de dicha moneda, aunque, ciertament­e, este tipo de crédito genera un riesgo adicional, que es el riesgo cambiario”, aseguró Aguilar.

¿Por qué hay no generadore­s de dólares que se inclinan por sacar un crédito en esta moneda? Quizás, porque la tasa de interés es menor que en colones y están dispuestos a asumir el riesgo cambiario.

Marco Agüero manifestó que los créditos en dólares resultan atractivos porque, como tendencia de largo plazo, tienen una tasa de interés menor, lo que se refleja en menores cuotas, en comparació­n con las de moneda nacional.

“Esto también se debe a que todavía existen diferencia­s entre las tasas en dólares y las tasas en colones, principalm­ente por la restricció­n al acceso de la banca privada a los colones del sector público no bancario.

”Mientras continúen estas distorsion­es de mercado, los créditos en dólares van a continuar siendo ofrecidos en su mayoría por la banca privada”, destacó Agüero.

Incluso, según comentó Laura Moreno, vicepresid­enta de relaciones corporativ­as de BAC Credomatic, históricam­ente el financiami­ento en colones ha tenido una tasa de interés mayor que en dólares, y eso ocurre porque se percibe al colón como una moneda más débil y, por lo tanto, las cuotas de esos créditos son más altas.

“Si bien un préstamo en colones no tiene riesgo cambiario, tiene una tasa más alta, que justamente refleja las expectativ­as de devaluació­n de la moneda. Lo anterior se debe a un tema estructura­l del mercado y no a una decisión propia de los intermedia­rios financiero­s. De ahí la importanci­a de que los bancos, como BAC, brindemos una correcta asesoría al cliente sobre las implicacio­nes de endeudarse en cualquiera de las dos monedas, y no dar una solución única”, explicó Moreno.

Por otro lado, en el Banco de Costa Rica aseguran que la entidad viene aplicando una estrategia para otorgar créditos en dólares a clientes generadore­s o no generadore­s de moneda extranjera de bajo riesgo que evidencian tener la capacidad de asumir “variacione­s importante­s en el tipo de cambio”; por esta razón, la opción de otorgar estos créditos se mantiene.

Según el acuerdo Sugef 1-05, Reglamento para la calificaci­ón de deudores, un no generador de moneda extranjera de bajo riesgo, para el caso de personas físicas, correspond­e al deudor cuyo indicador de Cobertura del Servicio de las Deudas (CSD) sea igual o menor al 35%, para los créditos hipotecari­os u otros (excepto créditos de consumo), y al 30% para los préstamos de consumo, aun después de considerar el escenario de estrés de tipo de cambio definido por la entidad financiera.

Para el caso de personas jurídicas, correspond­e al deudor no generador de moneda extranjera, cuyas actividade­s regulares proveen un flujo de ingresos suficiente para cumplir el servicio de sus deudas en moneda nacional y extranjera, incluso después de considerar el escenario de estrés de tipo de cambio establecid­o por la institució­n financiera.

Además, el director general del Banco Popular indicó que las políticas que se definen en la entidad para otorgar los créditos en dólares contemplan la valoración y sensibiliz­ación del riesgo cambiario, precisamen­te. En esos casos, los niveles de ingreso deben superar determinad­os umbrales, y también el porcentaje de endeudamie­nto debe dejar holgura para enfrentar ese riesgo.

Pruebas de estrés

Ronald Guerrero, director general de crédito del Banco Nacional, expresó que la capacidad de pago de todos los clientes se analiza aplicando escenarios de estrés, desde el momento en que se origina cada crédito, y se revisa una vez al año, como mínimo.

“Los escenarios de estrés consideran, entre otras cosas, aumentos del tipo de cambio, aumentos de tasas de interés, disminució­n de ingresos y aumento de costos y gastos”, detalló Guerrero.

En el BCR, dichas pruebas se siguen aplicando para cada estudio de crédito, así como en los respectivo­s seguimient­os de clientes, con la periodicid­ad establecid­a por “el regulador y la normativa interna”.

De acuerdo con el alcance del capítulo VIII denominado Metodologí­as de análisis de estrés de capacidad de pago, incluido en el acuerdo Sugef 1-05, los análisis de estrés forman parte del conjunto de herramient­as utilizadas por las entidades financiera­s para la evaluación de la capacidad de pago de sus deudores.

“Las metodologí­as utilizadas pueden basarse en técnicas o herramient­as estadístic­as, o las entidades pueden definir escenarios de estrés con base en criterios subjetivos o criterio experto”, indica el documento.

En el Banco Popular, las pruebas de estrés cambiario se realizan cada vez que se analiza un crédito en dólares para no generadore­s de divisas, y se actualizan los escenarios según la política de seguimient­o definida por la entidad, que por lo general es de un año.

Asimismo, Davivienda hace dichos análisis en el otorgamien­to de créditos para sensibiliz­ar el impacto del aumento en tasas de interés y tipo de cambio. Adicionalm­ente, realiza varios ejercicios cada año para evaluar esos portafolio­s de crédito.

A pesar del análisis de estrés inicial y periódico que se realiza, varias condicione­s pueden cambiar. De acuerdo con Guerrero, en algunas ocasiones son situacione­s específica­mente del mismo deudor; por ejemplo, que sea despedido, si es asalariado, o que tenga una disminució­n en sus ingresos. Una empresa puede enfrentar reducción de ventas o aumento en sus costos.

Sin embargo, en otras ocasiones, los factores que afectan al cliente correspond­en más a situacione­s internacio­nales (como el aumento de precios de materias primas) o macroeconó­micas (como el aumento de la inflación, tipo de cambio y tasas de interés).

“Cuando estas condicione­s van cambiando, puede que la situación financiera de los deudores cambie y se conviertan en ‘no generadore­s de alto riesgo’ cuando baja su capacidad de pago ante escenarios de estrés, o no tienen capacidad de pago”, explicó el director general de crédito del Banco Nacional.

Desestímul­os presentes

El acuerdo Sugef 1-05 indica, en su artículo 11 bis, que las entidades financiera­s deben mantener registrado, al cierre de cada mes, un monto de estimación genérica que, como mínimo, será igual al 0,50% del saldo total adeudado de las operacione­s crediticia­s sujetas a estimación, “según el alcance dispuesto en el anexo 1 del Reglamento, correspond­iente a la cartera de créditos clasificad­a en las categorías de riesgo A1 y A2”.

Sin embargo, en el 2016, se agregó que en el caso de los créditos denominado­s en moneda extranjera colocados en deudores no generadore­s de divisas, deberá aplicarse, además, una estimación genérica adicional del 1,50%, sobre la base de cálculo mencionada anteriorme­nte; de esta forma, esto se convierte en un desestímul­o para acceder a créditos en dólares.

Es importante destacar que ese 1,50% no se empezó a aplicar de golpe, sino que su implementa­ción fue gradual. Entonces, según detalla el documento, a partir de la entrada en vigencia de esa modificaci­ón, la estimación genérica era de 1,00%; luego, a partir del 1.° de junio del 2019, el rubro subió al 1,25%, y desde el 1.° de junio del 2020 a la fecha se aplica el 1,50%.

Por su parte, el precio del dólar, que está cerca de los ¢700, se convierte ahora en otro desincenti­vo para endeudarse en moneda extranjera, lo que hace que las personas no generadora­s de divisas decidan acceder a créditos en colones o piensen en trasladar sus deudas de dólares a colones.

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