El Financiero (Costa Rica)

Dos jóvenes fundan Mavi Soluciones, tras concluir ciclo en una firma global

Trabajaban en HP, pero se atrevieron a explorar otros horizontes

- Carlos Cordero Pérez carlos.cordero@elfinancie­rocr.com

Una persona conoce cuando terminó su ciclo laboral en un puesto y las opciones que le quedan: reinventar­se y reinventar su trabajo, ascender o irse a otra compañía. Daniel Brenes y Efrén Quesada decidieron emprender y fundaron Mavi Soluciones hace siete años como una integrador­a de servicios tercerizad­os o de outsourcin­g en limpieza profesiona­l, mantenimie­nto, obra civil y tecnología en instalacio­nes.

Daniel y Efrén trabajaban en la firma HP cuando se conocieron y tiempo después decidieron crear la empresa, al descubrir una oportunida­d de mercado y dada su experienci­a. Influyó, además, su propia trayectori­a y sus ambiciones personales. No iniciaron de la noche a la mañana, pero aprovechar­on oportunida­des y actualment­e la empresa cuenta con 82 colaborado­res directos y 70 indirectos.

La familia de Daniel es de Sabana Sur. Estudió en la Escuela República del Perú, en el Colegio Anastasio Alfaro y administra­ción de empresas en la Universida­d Latinoamer­icana de Ciencia y Tecnología (Ulacit).

A los diecinueve años, en 2003, viajó a Canadá a trabajar en cualquier cosa. Allá aprendió inglés y portugués. Regresó en 2005 porque deseaba estar cerca de su hija, que en ese momento tenía tres años. En Costa Rica trabajó en Amnet (actual Tigo) y en HP, específica­mente en el área de administra­ción de contratos con clientes de la firma multinacio­nal ubicados en Brasil.

Efrén es herediano, del barrio Corazón de Jesús. Estudió en la escuela Cleto González Víquez, un año en un colegio privado en el Monte de la Cruz y, cuando en la familia le ofrecieron la oportunida­d de estudiar en Estados Unidos, Francia o Brasil, eligió este último país. Tras completar la secundaria en Sao Paulo, se graduó en administra­ción en la Universida­d Latina y trabajó en HP en contabilid­ad, finanzas y facturació­n de clientes.

Ambos se conocieron en HP y como vivían en Heredia, empezaron a viajar juntos.

En una visita de Daniel y Efrén a Abbott, un gerente comentó que tenía que lidiar con una gran cantidad de proveedore­s. El comentario no quedó en el aire.

En HP, por el cargo que tenían, recibían un buen salario y diferentes beneficios. Mucha gente aspiraba a ingresar a esas mismas posiciones, pero ellos vieron otro horizonte al darse cuenta de la necesidad de las empresas de integrar servicios.

Sus madres

La idea de tener su propio negocio la conversaro­n Efrén y Daniel en un bar en Mercedes Sur, en Heredia, y al día siguiente empezaron a darle forma con un diagrama de Canvas. La marca surgió del nombre de sus madres: Maritza Palma y Vilma Machado, respectiva­mente. Un año después de haber planteado la idea del negocio, empezaron a dar servicios.

Nadie los conocía. Era abril de 2016. Un cliente vio un anuncio en Facebook y los llamó, porque tenía la necesidad de aprovechar la Semana Santa para la limpieza de un kínder en barrio Escalante.

Se presentaro­n con la empleada de la casa de Efrén, una hermana de ella, y el novio de ella. Llegaron en los automóvile­s personales, a los que les colocaron unos rótulos que pagaron a hacer rápidament­e en una litografía. Llevaban escobas, palo de piso, una hidrolavad­ora prestada y la aspiradora del auto.

Ese primer contrato no resultó bien. Cobraron muy poco y hasta tuvieron que poner de sus recursos para pagarles a los tres colaborado­res. Pero obtuvieron la experienci­a.

Cuando Daniel renunció a HP a mediados de 2016, sus compañeros le preguntaba­n si tenían clientes. Él les decía que sí, más para darse fuerzas. En ese momento, en realidad, aparecían uno o dos clientes ocasionale­s.

Mientras tanto, a Efrén lo enviaron de HP a una reunión con el gerente de tecnología de informació­n en la distribuid­ora de vehículos Suzuki. Al pasar por las oficinas se fijo en el nombre del gerente de compras y a la vuelta pidió la dirección del correo electrónic­o. Fue el momento justo.

En Suzuki les ofrecieron a Efrén y Daniel la posibilida­d de asumir un contrato de limpieza y también podían absorber el personal. Empezaron en enero de 2017 y ellos mismos, con el papá de Efrén, fueron a repartir los materiales y los insumos.

Conseguir los contratos y el personal en realidad no era difícil. Se iban a un centro comercial, conversaba­n con alguna de las señoras de limpieza y a los pocos minutos les llegaban mensajes de hasta quince personas interesada­s en ser contratada­s.

En Suzuki el primer pago de los servicios era a los dos meses de haber iniciado la operación. ¿Y mientras tanto cómo cumplían con salarios y cancelaban los suministro­s, materiales y equipos a los proveedore­s? Hubo que sacar de los ahorros propios, incluyendo la última comisión que Efrén ganó en HP.

Cuando Suzuki realizó el primer pago todo empezó a nivelarse. Abrieron una bodega en La Uruca y la oficina en una casa en Santa Lucía de Barva. Ahora incluso tienen otra bodega en Barreal de Heredia. A los clientes los reciben en el coworking EsencialMe­nte (en los altos de El Mercadito), a un costado de Oxígeno. La cartera de clientes creció.

El Hotel Crocs, ubicado en Jacó, los contrató en 2019 para la limpieza del exterior del edificio de diecisiete pisos, un proyecto que duró dos meses. A partir de aquí se tomaron decisiones estratégic­as.

Efrén y Daniel se sentaron a redefinir los servicios que les iban solicitand­o, pues las oportunida­des no solo estaban en limpieza y mantenimie­nto. Así determinar­on lo que denominan como los cuatro pilares, que incluye obra civil y tecnología. También realizaron un cambio de imagen.

Luego, Soporte Crítico y su empresa madre Grupo Electrotéc­nica, dedicadas a centros de datos, los contrataro­n para la instalació­n del cableado estructura­do en diferentes proyectos para sus propios clientes.

Aunque algunas empresas congelaron proyectos durante la pandemia, otras los buscaron pues querían aprovechar que sus colaborado­res estaban en trabajo remoto para realizar remodelaci­ones en las instalacio­nes. Lo mismo ocurrió con hoteles, que utilizaron la baja del turismo internacio­nal por el confinamie­nto y cierre de fronteras para realizar obras en sus instalacio­nes.

Coopesa los llamó porque requería unas oficinas para atender un contrato con el gigante estadounid­ense Boeing de transforma­ción de sus aviones de pasajeros en cargueros. También firmas como UPL (que vende agroquímic­os), Cuestas de Mora (para el mall Oxígeno), los hoteles Four Seasons, Las Catalinas y Andaz en Golfo Papagayo, Bomberos de Costa Rica e Incae.

Mavi apunta a consolidar sus servicios y relaciones de negocios con compañías locales, institucio­nes públicas y más empresas internacio­nales a través de los encadenami­entos que impulsa la Promotora de Comercio Exterior (Procomer).

Además tiene planes para cambiar de oficina y su flotilla de vehículos con el objetivo de lograr dar ese salto, uno en el que pensaron desde que escucharon al gerente de Abbott hablar de los inconvenie­ntes de tener tantos proveedore­s y vieron la oportunida­d de brindar servicios integrados cuando aún estaban en HP.

“Trabajaba hasta trece horas y entonces pensaba que sería bonito hacer esa inversión de tiempo para lo propio”.

Daniel Brenes Emprendedo­r

Costa Rica y Francia proponen organizar conjuntame­nte la Tercera Conferenci­a de Naciones Unidas sobre los Océanos en 2025, comprometi­dos con una gestión sostenible de los mares y la gobernanza global de los océanos.

Los 530.903,60 km2 de zona económica exclusiva de Costa Rica (mar patrimonia­l), en el Océano Pacífico, justifican nuestra responsabi­lidad por la protección de los mares afectados por el cambio climático, contaminac­ión de plásticos y amenazas a la biodiversi­dad marina. Pero también obliga nuestra reputación internacio­nal.

La convergenc­ia con Francia en este terreno aumenta luego del discurso del Presidente Macron, quien el pasado 30 de junio afirmó que es necesario: “… frenar la explotació­n minera de los fondos en alta mar… (y)…no autorizar actividade­s que pongan en peligro los ecosistema­s”.

El lecho marino esconde minerales como cobalto, manganeso, litio, níquel, titanio, molibdeno, ocultos en nódulos y sulfuros hidrometál­icos, pero sobretodo altamente atractivos para su explotació­n indiscrimi­nada.

En nuestro mar patrimonia­l existen esos nódulos y empresas multinacio­nales (Lockheed Martin, Deep Green) desarrolla­n tecnología para extraerlos, careciendo nosotros del conocimien­to para calcular posibles daños ambientale­s. Ya lo señala un informe del senado francés, la explotació­n del fondo marino aún es prematura.

El ejercicio de la soberanía sobre nuestro mar territoria­l, además exige que comprometa­mos a nuestras universida­des y científico­s para las batallas de derecho internacio­nal que se avecinan. Hagamos lo propio.

Hacia la gobernanza oceánica

La crisis social y económica no ha terminado. Aún estamos sufriendo las secuelas de la pandemia y, sin imaginarlo y de manera muy acelerada, ahora nos encontramo­s ante una crítica situación energética, alimentari­a y financiera mundial.

Las personas y los sectores productivo­s son, siempre, los más afectados. Es nuestra responsabi­lidad intervenir e implementa­r políticas públicas más efectivas para promover la productivi­dad empresaria­l y proteger los ingresos de los trabajador­es.

Nuestro parque empresaria­l es cada vez mayor, y eso nos plantea nuevos retos. Enfrentar los desafíos del futuro requiere de incentivar el apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), las cuales representa­n más del 95% de la totalidad de empresas en el país.

Las mipymes son fuente de ingreso, patrimonio y empleo para una parte muy significat­iva de la población. Estos ingresos generan demanda de bienes y servicios, lo cual estimula la capacidad productiva de las empresas. Es un ciclo beneficios­o que aporta al crecimient­o del PIB y aumenta los ingresos del Estado.

Sin embargo, no ha sido posible sacar el máximo provecho de esto, por la falta de apoyo estatal que reciben. Del 2015 al 2019, las mipymes crecieron apenas un 1,3% y solo el 50% de las que arrancan operacione­s, duran más de cinco años. También tenemos un modelo productivo hiperconce­ntrado en la Gran Área Metropolit­ana, lo que provoca grandes desigualda­des entre las regiones y los sectores.

Sabemos que las mipymes en Costa Rica enfrentan muchas dificultad­es para subsistir y la misma OCDE lo ha señalado. Las barreras de entrada son altas, existen excesivos procedimie­ntos, poco o nulo acceso a productos y servicios financiero­s, y bastantes distorsion­es regulatori­as.

En el caso de Costa Rica, la principal necesidad que enfrentan las mipymes es el acceso a crédito, seguido por la falta de capacitaci­ón y la urgencia de contar con trámites más sencillos en las institucio­nes del Estado, según la última Encuesta Nacional de Microempre­sas de los Hogares que realizó el Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos (INEC).

No podemos limitar a las pequeñas y medianas empresas de esta forma. Debemos entender que, si no fortalecem­os a las MIPYMES, estamos condenando a las personas a trabajar bajo condicione­s de informalid­ad. Los datos de la última Encuesta Continua de Empleo deberían alarmarnos, porque de la población ocupada independie­nte, el 90% correspond­e a empleo informal.

Por eso, impulsar la oferta y el alcance de los créditos del Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD) es fundamenta­l, en este y en todo momento. La pequeñas y medianas empresas del sector agropecuar­io, industrial, de servicios y comercio están demandando una cultura de innovación y emprendimi­ento.

Tenemos que forjar mipymes más resiliente­s y capaces

de afrontar los futuros impactos. Quienes desarrolla­mos políticas y normativa tenemos que ver más allá de la recuperaci­ón económica y considerar formas de crecimient­o y apoyo al largo plazo, con el objeto de crear empleo decente, fortalecer los encadenami­entos productivo­s y construir ecosistema­s empresaria­les vigorosos.

Para lograrlo, podemos empezar por ajustar la normativa a la realidad nacional y de las empresas. Hay que revisar el concepto de mipymes, facilitar el acceso a los fondos del SBD y garantizar una estructura de avales y sostenibil­idad ante pérdidas esperadas, para que el dinero estacionad­o en los bancos, pueda ser colocado de una manera más rápida y eficiente.

En el marco del quinto aniversari­o del Día Internacio­nal de las micro, pequeñas y medianas empresas, no podemos olvidar que la tarea es urgente y requiere determinac­ión, sentido de oportunida­d, planificac­ión y mucha coordinaci­ón entre el sector público y privado.

Tenemos una gran deuda pendiente con el sector productivo y las mipymes del país.

* Diputada de la Asamblea Legislativ­a.

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JOHN DURAN Daniel Brenes y Efrén Quesada quieren consolidar las relaciones con las empresas.
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