Eventual alivio de la inflación local vendría a paso lento
La primera caída en el precio de las materias primas importadas auguraría el inicio del final de la inflación. ¿Será una caída vertiginosa o una alargada?
La inflación pareciera ser el tema ineludible del 2022. Con un encarecimiento interanual del 12,13% no es de extrañarse que la frase “qué caro está todo” reine, incluso, en la más casual de las conversaciones.
Sin embargo, la primera caída en 20 meses de las materias primas importadas arroja los primeros haces de luz al final del túnel.
¿Estamos, entonces, ante el inicio de la caída de la inflación? Se lo explicamos.
Un fenómeno importado
Para saber si vale la pena esperanzarse por un eventual abaratamiento de precios hay que entender primero de dónde viene la inflación.
El Banco Central de Costa Rica ha mencionado, en reiteradas ocasiones, que se trata principalmente de una inflación importada. Costa Rica, al no ser un país productor de materias primas, depende en gran medida de lo que compra fuera de sus fronteras. Esto significa que los precios del país obedecen a los precios de sus aliados comerciales, los cuales también están sufriendo una escalada inflacionaria.
Por ejemplo, cuatro de los cinco países a los que Costa Rica más le compró bienes en 2021 cuentan con inflaciones muy por encima del objetivo dictaminado por cada uno de sus bancos centrales. Estos cinco países, en orden, son Estados Unidos, China, México, Guatemala y Alemania.
Bajo este contexto es donde toma importancia cuánto bajan o suben los precios internacionales y de allí es donde viene, también, un tenue rayo de esperanza.
Bajan los precios de las materias primas
Las presiones que encarecieron las principales materias primas internacionales parecen estar perdiendo impulso: la energía, los alimentos —las dos principales víctimas de la invasión de Rusia a Ucrania— y las cadenas logísticas se han alejado de sus máximos del año y han regresado a niveles preguerra.
Ojo: estos niveles ya de por sí eran altos —así que la celebración es a medias—, pero significan, a final de cuentas, una reducción.
¿Por qué caen? “Porque nos estamos comiendo la medicina de tasas de política más altas en todo el mundo”, dice Daniel Ortiz, director de Programas de Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa). Según explica Ortiz, al enfriar la demanda, las tasas más altas alivianan las presiones inflacionarias y, al ser un fenómeno generalizado, se influye también en el comercio internacional.
Adicionalmente, se suman otros factores externos como la reapertura del puerto de Odessa, en Ucrania —el cual le devolvió cierta estabilidad al mercado de cereales— y la caída del precio del petróleo.
Ortíz también agrega un factor psicológico más a la ecuación: la incertidumbre ahora es menos intensa, así que los comerciantes ya no sienten la presión de llenarse de inventario y esto alivia la demanda.
Esta caída es apreciable en el índice de precios internacionales de materias primas importadas, el cual calcula el Banco Central a la medida de la economía costarricense. Después de veinte meses de incrementos interanuales —algunos tan altos como del 139,23% en abril del 2021—, en agosto por fin se registró una variación negativa de 3,28% en este apartado, aunque ya venía en un proceso de desaceleración en los últimos meses.
Este índice está compuesto por granos (23%), metales (28%) y combustibles (41%) y su ponderación es proporcional al peso relativo de cada uno dentro de las importaciones totales del país.
¿Esto significa que van a bajar los precios al consumidor? La respuesta es sí, pero con un asterisco.
Al tratarse de una inflación importada, un abaratamiento de los precios internacionales debería aflojar las presiones inflacionarias en Costa Rica, principalmente en los bienes regulados como los combustibles. Sin embargo, el efecto sobre los bienes no regulados que utilizan estos insumos en la producción es más incierto, considera Juan Robalino, director del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económi