Regla Fiscal: S.O.S.
La llamada regla fiscal es un instrumento incorporado en la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, durante el gobierno anterior, con el fin de contener el descontrolado crecimiento que experimentaba el gasto público, y poniendo en serio riesgo la estabilidad macroeconómica del país, al incrementar la deuda pública por encima de niveles internacionalmente aceptables.
La regla consistió en imponer un límite al crecimiento del gasto, en concordancia con el tamaño de la deuda pública con respecto al promedio del PIB nominal de los últimos cuatro años. Una dura restricción, sin duda, pero siempre mucho menos severa que
( de los compromisos financieros. Según la regla, cuando el endeudamiento del país supere el 60% del PIB, el crecimiento del gasto público no podrá ser mayor que el 65% del promedio del crecimiento del PIB nominal. Esto genera un freno al crecimiento presupuestario de las instituciones públicas, particularmente del gobierno central, pero cada ente gubernamental debe procurar el ajuste de su gasto de una manera eficiente para
instituciones públicas sub-ejecuten hasta un 5% de su presupuesto. En el caso de que la subejecución se elevara, o que inclusive se mantuviera en su nivel histórico, reduciría la base con la que se calcula el crecimiento futuro del presupuesto, restringiendo aún más el crecimiento del gasto. La implantación de esta regla en esos términos generó mayor seguridad a los acreedores y se restituyeron las corrientes de financiamiento. Las metas fiscales establecidas en el Acuerdo con el Fondo Monetario Internacional lograron cumplirse antes del plazo proyectado.
Permite un mejor control del crecimiento de los egresos y evita tener que recurrir a elevar más los impuestos convencionales.
Su aplicación estricta es indispensable para mantener se labró una imagen de hombre fuerte, que le sirvió como plataforma para lanzar su candidatura presidencial.
que el 21 de noviembre de 2019, como ministro de Hacienda, aseguró a
que: “Tenemos que aplicar la regla fiscal de forma muy estricta (…) Un ministro no tiene autoridad para negociar el cumplimiento de la ley, ni siquiera debería intentarlo”.
Más aún, el mandatario ha sostenido reiteradamente un discurso de defensa de la aplicación de la regla fiscal; primero como ministro, luego como candidato y al principio de su gestión como presidente. Por esa razón resulta sorprendente que, en días recientes, haya variado su criterio, al punto de que modificó el reglamento sobre la regla fiscal para alivianarla, cambiando el cálculo a partir de los gastos ejecutados en vez de los presupuestados.
y podría suponer un mayor desequilibrio de las finanzas del gobierno, algo que debe evitarse.
La Asamblea Legislativa podría fijar normas claras para evitar que los gobiernos de turno puedan alivianar excesivamente la regla fiscal. Lo ideal es mantener un adecuado balance entre las necesidades presupuestarias y la estabilidad de las finanzas públicas.
El hecho de que el Poder Ejecutivo haya podido cambiar la regla fiscal por vía reglamentaria muestra la necesidad de blindar este instrumento para evitar discrecionalidades a futuro, pues es un mal precedente para detener el crecimiento de la deuda pública, cuyas consecuencias serían de mucho mayor impacto que una restricción ordenada del gasto público. Parece necesario retomar la regla de oro incluida en el artículo 176 de la Constitución:
Lamentablemente este principio se distorsionó por la jurisprudencia de la Sala Cuarta, cuando admitió sumar también los ingresos de capital o deuda. Este portillo debe cerrarse.