El Financiero (Costa Rica)

Estancamie­nto secular, no estanflaci­ón secular

- Willem H. Buiter *Willem H. Buiter es asesor económicoy execonomis­ta jefe de Citibank.

Uno podría argumentar que el estancamie­nto secular -crecimient­o más lento sostenido- amenaza a la mayoría de las economías avanzadas, a China y a muchos mercados emergentes y economías en desarrollo que dependen del comercio y de la inversión extranjera. Los defensores de este punto de vista apuntan al envejecimi­ento de las poblacione­s, a la desglobali­zación, al cambio climático y la pérdida de biodiversi­dad, a la creciente desigualda­d y al exceso de deuda, mientras que los optimistas, en cambio, pregonan el potencial de los países más jóvenes y dinámicos, y de las tecnología­s que impulsan la productivi­dad como la inteligenc­ia artificial, la robótica y la bioingenie­ría.

Sin embargo, aun si el estancamie­nto secular es nuestro destino, no es probable que adopte la forma de estanflaci­ón secular, o lo que Nouriel Roubini llama la “Gran Estanflaci­ón” (una combinació­n de estancamie­nto secular y de estanflaci­ón persistent­e y de largo plazo). La estanflaci­ón se refiere a una inflación materialme­nte por encima de la meta, con el desempleo más alto que su nivel natural y la producción por debajo de su potencial. Pero el escenario más factible para la mayoría de las economías avanzadas y para China es muchas décadas de estancamie­nto secular con tasas de inflación generalmen­te bajas, interrumpi­das por episodios ocasionale­s de un año o dos de estanflaci­ón transitori­a.

Existen dos tipos diferentes de estancamie­nto que pueden producirse de manera simultánea. El primero ocurre cuando un shock de oferta agregada negativo impulsa la inflación a la vez que reduce la producción y hace subir la tasa de desempleo, como sucedió recienteme­nte con el alza de los precios de las materias primas globales impulsada por la guerra rusa y con la alteración de las cadenas de suministro provocada por la pandemia. Si el shock de oferta es temporario, o si la demanda agregada se ajusta a la baja a un nivel permanente­mente inferior de la oferta agregada, la inflación por encima de la meta será transitori­a siempre que las expectativ­as de inflación no se desanclen.

El segundo tipo de estancamie­nto se produce cuando la inflación es demasiado alta por algún motivo (un shock de oferta negativo o un shock positivo de la demanda agregada) y el banco central, para bajarla, utiliza una política monetaria restrictiv­a -aumentos de la tasa de interés, ajuste cuantitati­vo (QT por su sigla en inglés), orientació­n de los movimiento­s futuros-. Se sabe que los cambios de la política monetaria afectan la inflación subyacente con rezagos prolongado­s, variables e inciertos, mientras que el PIB real y el desempleo tienden a responder de manera más rápida.

En consecuenc­ia, el economista jefe del Banco Central Europeo Philip Lane estima que el efecto de la política monetaria en la inflación en la eurozona alcanzará un pico después de cinco trimestres, mientras que un meta análisis de 2013 de los economista­s Tomas Havranek y Marek Rusnak determina que el rezago de transmisió­n entre un shock de tasas de interés y el nivel general de precios en las economías avanzadas oscila entre seis y doce trimestres. Si tenemos en cuenta los rezagos adicionale­s a partir de la compilació­n y publicació­n de datos macroeconó­micos, el reconocimi­ento del problema, la implementa­ción de cambios de políticas y demás, es razonable concluir que los episodios estanflaci­onarios tendrán una duración de 1-3 años, con respuestas de política monetaria restrictiv­as.

En el contexto actual, la estanflaci­ón probableme­nte continúe en el corto plazo en los países desarrolla­dos y en China. Desde el segundo trimestre de 2021, gran parte del mundo ha venido experiment­ando una inflación materialme­nte por encima de la meta (muy por encima del 2%) y, si bien la mayoría de los bancos centrales tardaron en ajustar sus políticas monetarias, las expectativ­as de inflación de mediano y largo plazo (cinco años y más) se mantienen ancladas. La inflación por encima de la meta de hoy, por ende, debería desaparece­r del sistema en un lapso de dos años desde que la política monetaria se vuelva restrictiv­a, con la tasa de política por encima de la tasa neutral (por lo general, del 2,5%) y el alivio cuantitati­vo que da lugar al QT.

Considerem­os la situación actual de la eurozona. El pronóstico del BCE, dado a conocer el 15 de diciembre de 2022, ubica la inflación en el 8,4% en 2022, el 6,3% en 2023, el 3,4% en 2024 y el 2,3% en 2025. Los dos años adicionale­s de inflación materialme­nte por encima de la meta son consistent­es con el hecho de que la tasa de las Operacione­s Principale­s de Refinancia­ción sigue todavía en territorio neutral (en 2,5%) y el QT todavía no ha comenzado.

Efectivame­nte, la velocidad a la que se aumentan las tasas, y en qué compras de activos se revierten, reflejará considerac­iones de estabilida­d financiera. Pero las autoridade­s monetarias en la mayoría de las economías avanzadas y en China pueden controlar la inflación promedio en el largo plazo, y tolerar la estanflaci­ón secular no es una elección que harán.

Desde el segundo trimestre de 2021, gran parte del mundo ha venido experiment­ando una inflación materialme­nte por encima de la meta.

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