Bottega reacciona al gusto de los ticos por el vino y abrirá dos tiendas más
Pone su mirada en el este de San José y en Liberia
Una cena o una reunión de amistades con vino no es extraño ya para muchas personas en Costa Rica. Tampoco es extraño incorporar esta bebida en eventos, celebraciones, o incluso en una sesión de lectura a solas en la casa. Las opciones en el país crecen también.
Por ejemplo una mimosa, un coctel de jugo de naranja con un vino proseco, puede ser apropiado para un desayuno, un brunch o una tarde de verano en la playa. Se puede acompañar un almuerzo o una cena con un vino tinto ligero, blanco o espumoso. O uno más fuerte con una carne. O recurrir a un digestivo para complementar la ocasión.
El crecimiento de la cultura y del consumo de vino es acompañado por un aumento de la oferta comercial, con empresas que apuntan a la expansión, a la atención del cliente y a generar novedades.
“Decidimos innovar, seguir creciendo y expandiéndonos”, dice Sofía Poma Murialdo, gerenta de Relaciones Públicas e Innovación de la distribuidora Alpiste y las tiendas Bottega. La firma acaba de abrir su segunda tienda Bottega en Nunciatura, Rohrmoser, y ya tiene marcados en el mapa otros sitios más.
Alpiste y Bottega surgen por una iniciativa del fundador de la familia Poma en Costa Rica, Alessandro, quien nació en Roma, Italia, y emigró a Costa Rica, donde se estableció en San Vito, de Coto Brus.
Euromonitor estima que el mercado de vino crecería 1,7 veces en una década en Costa Rica, desde $80,9 millones en 2015 a $143,2 millones en 2025. Cada año el incremento sería de 25% en promedio.
Mercado burbujeante
A nivel de distribuidores, junto a Alpiste, compiten Florida, Grupo Pampa, Ole Gourmet, Ciamesa, French Paradox e Isleña, que comercializan más de 700 etiquetas de vinos tintos, blancos, rosados y espumosos provenientes de España, Italia, Francia, Estados Unidos, Chile, Argentina, Nueva Zelanda, Australia, Israel y de las misma Costa Rica.
Crece también la competencia local en el área de tiendas enogastronómicas. Recientemente abrió A qué vino, ubicada en el centro comercial Trejos Montealegre con una inversión de $140.000.
“A los ticos también les gusta mucho viajar y se topan con el vino en otros países”, dice Sofía. “Ya incorporan el vino o un coctel en la mesa y cuando comparten con las amistades, no solo con cerveza, el ron o el whisky. Eso va en aumento”, agregó.
Como pioneros e importadores de vinos de Italia, inicialmente, también encontraron una gran afinidad con los propietarios de restaurantes italianos. Luego se fue surfeando la ola del incremento de la demanda local de vinos.
Para gustos y bolsillos
El portafolio incluye un amplio rango de precios que permite al cliente ir escalando y llegar hasta donde lo permitan su gusto y su presupuesto.
Un nicho que creció con fuerza es el de los extranjeros residentes, que cuentan con capital y conocimiento de vinos.
Por eso la empresa dispone de una cava específica para los vinos más prestigiosos.
Sofía da como ejemplo, del crecimiento en el consumo, con el vino rosado, que gana espacios desde hace unos cinco años. Antes era muy demandado a nivel internacional. En Costa Rica no llamaba mucho la atención. Eso cambió. Ahora el consumidor costarricense lo busca y lo consume.
El vino rosado siempre estuvo en el portafolio de Alpiste. Se amplió cuando los consumidores lo fueron adoptando.
En las instalaciones de Alpiste siempre se tuvo un espacio de venta al público, pero no estaba diseñado ni era de autservicio. El cliente hacía su pedido y lo alistaban en la bodega. El proceso era más lento. Había que hacer algo.
Bottega (que significa bodega) nació hace siete años, en Guachipelín de Escazú, para responder a la necesidad de mejorar la experiencia del cliente final.
Es una tienda enogastronómica, que combina el conocimiento de los vinos con los alimentos, cuya oferta abarca vinos, otros licores (ron y whisky), complementos (copas de vino) y delicatesen (alimentos selectos o exquisiteces).
Cuando se iba a inaugurar se realizó un ejercicio creativo con una agencia publicitaria para encontrarle el nombre de marca. Don Alessandro (q.d.e.p.) dijo que quería que fuera Bottega.
Esa tienda es de quinientos metros cuadrados, pues ahí se realizan y se brinda servicios de eventos y catas de vino. Cuenta con amplio parquero, también.
En los eventos, las personas son acompañadas por un chef y un sommelier con los que pueden aprender de la cultura del vino. Adicionalmente se realizan actividades en restaurantes.
Pronto dieron otro paso para acercarse al cliente.
En noviembre pasado, justo en la temporada alta de fin de año, Bottega abrió su segunda tienda en Nunciatura, Rohrmoser, tras una inversión cercana a los $194.000.
Esta segunda tienda tiene 75 metros cuadrados y también fue diseñada con el apoyo de Gensler, que cuenta con una amplia experiencia en el área de diseño de tiendas de venta al detalle ( retail).
El diseño, explica Sofía, es fundamental porque Bottega se debe pensar muy bien la estrategia de ubicación de los productos en función del recorrido que hace el cliente dentro de la tienda.
El portafolio en la tienda de conveniencia se estructura con los productos de más venta, tanto en alimentos o delicatesen —importados, locales y de producción propia— como en vinos tintos, blancos, rosados y espumosos de Italia, España, Francia, Chile, California, Argentina y de Nueva Zelanda, así como champagne, cervezas de origen italiano, galletas, snacks, chips, pastas y dulces como turrón y otros.
Hay un elemento diferenciador respecto a otras opciones en el mercado.
Sofía explica que apuntan al servicio, de forma que los clientes encuentren siempre un chef o un sommelier (persona encargada de los vinos y licores) que les asesore.
Dos puntos están a la vista para abrir tiendas: en el este de San José y en Liberia, donde aún no tienen locales específicos pero sí conversaciones con desarrolladores. No se limitarán a esas zonas, pues seguirán observando dónde lo dicta el mercado.
LCuando se desmenuza el crecimiento por sector de producción, el IMAE del régimen especial — es decir, aquellas actividades que gozan de algún tipo de ventaja tributaria porque están ligadas al sector exportador como las zonas francas—, muestra un crecimiento interanual vigoroso de 16,5%, incluso superior al registrado un año atrás. Sin embargo, la producción del —la enfocada a la atención de los demandantes locales— está prácticamente estancada, pues en el último año, luego de venir creciendo 8,6% un año atrás.
La dinámica del régimen especial depende de la evolución de las economías de los países que compran los bienes y servicios de exportación. En los Estados Unidos, por ejemplo, la producción sigue experimentando una tasa de crecimiento bastante aceptable, al tiempo que la inflación de ese país ya se muestra más moderada. Por su parte, la competitividad de nuestro país como destino de inversión extranjera directa depende de los costos de producción, principalmente de la mano de obra. Este costo está influenciado por el tipo de cambio, entre otras variables, pues como la mayoría de los salarios de los obreros son en colones, un menor tipo de cambio implica una mayor erogación en dólares para las empresas exportadoras, cuyos productos tienen precios en dólares que se fijan en los mercados internacionales.
La dinámica del régimen definitivo depende de las condiciones internas de la economía. En el último año, el Banco Central ha incrementado la tasa de política monetaria de forma sorprendente ante el surgimiento de la inflación. Ello genera problemas en la demanda, pues
Por su parte, los consumidores y empresas ya endeudadas tienen que destinar más dinero a las cuotas de sus préstamos con la consecuente menor los productores para el mercado local tengan que competir con importaciones más baratas. En un poco más de 7 meses, el colón se ha apreciado casi 20%. Esto ha hecho que las ventas de los productores nacionales caigan, que algunos de ellos desaparezcan del mercado y, como secuela, una pérdida de empleos.
La historia sería distinta
pero la narrativa es totalmente la opuesta. Esta apreciación tiene un origen — en parte— en la meta del Banco Central de corregir la inflación en el menor tiempo posible y por un gobierno que continúa incrementando el para financiar su gasto creciente. La colonización de esa deuda ejerce una presión sobre tipo de cambio.
Así, la posibilidad de una recesión ya no es una eventualidad, pues
La interrogante es en qué momento el gobierno de la República y el Banco Central considerarán que existe un desequilibrio importante en la conducción de la política monetaria que está mermando a un sector de la economía que es muy relevante en la generación de empleos, al tiempo que desalienta la atracción de inversiones extranjeras; el caballo de batalla del país durante décadas. Mientras ese desequilibrio persista — o sea, en tanto las tasas de interés no se moderen—, nos mantendremos en este círculo vicioso. Continuará la tendencia del colón a apreciarse y se perderá producción que luego tomará mucho más tiempo en recuperarse por la dificultad que existe en Costa Rica para conducir negocios.
La semana laboral de cuatro días ha pasado de ser una curiosidad corporativa a un nuevo frente en la batalla por el talento en tan solo unos años.
Dado que los expertos proyectan que el mercado laboral permanecerá cambiando más allá del 2023, es muy probable que muchos empleadores continúen explorando semanas laborales de cuatro días mientras buscan diferenciarse en el mercado de contratación.
Alrededor del 82% de los trabajadores estadounidenses a tiempo completo cambiarían su semana laboral tradicional de cinco días por una configuración con cuatro días de 10 horas, la misma cantidad de horas trabajadas y lo harían por el mismo salario, según una encuesta de 2022 realizada por la consultora Mercer.
Las semanas laborales de cuatro días aparecían regularmente en las listas de los beneficios más codiciados en 2022, pero los expertos dicen que el modelo no siempre es adecuado para empleados o empleadores.
Muchas organizaciones podrían cambiar a una semana laboral reducida en días calendario solamente para ganar en la guerra por los talentos y retener su fuerza laboral. Sin embargo la creación de la misma debe dar sentido y reforzar la estrategia de crecimiento del negocio. Si esto no sucede, si no resuelve ningún problema, simplemente creará más dolores de cabeza.
Algunos consejos sobre cómo hacer una transición exitosa a una semana laboral de cuatro días, podrían ser:
1
Pedir la opinión a los colaboradores. Preguntarles acerca de posibles problemas y sus soluciones. Dar tiempo a las personas para opinar y tomar decisiones claves, en conjunto, bajo acuerdos mutuos y sin sorpresas.
2
Ser abiertos y transparentes con los clientes, proveedores y aliados. Hay que anunciar sobre los cambios por venir y asegurarles que el cambio no afectará el servicio al cliente. Quizá un correo electrónico o mensaje de WhatsApp estándar de “fuera de la oficina” para mantener y reforzar la comunicación con el cliente externo.
3
A pesar de la popularidad de la semana laboral de cuatro días en todas las encuestas realizadas, muchos trabajadores podrían haber construido su vida en la oficina cinco días a la semana, o no querrán cambiar rápidamente
Promover el debate interno en la empresa. Informar a los clientes y partes interesadas sobre el cambio. No esperar que a todos les guste.
a un nuevo sistema. Es útil ser flexible y ofrecer a los trabajadores una salida si no quieren participar, o permitirles hacer su propio cambio más adelante en su propio tiempo. 4Cambios 4
Cambios en la medición de la productividad, no por horas trabajadas, sino por resultados.
Tratar de alejarse del concepto profundamente arraigado de que los empleados deben medirse por las horas que trabajan. Esto aplica según industria, tamaño de empresa, funciones realizadas y otros factores.
5Elegir 5
Los empleados que cambian a cuatro días de 10 horas trabajan la misma cantidad de horas que una semana laboral estándar. Otros ofrecen viernes o lunes libres con menos horas, pero pago completo, lo que en efecto puede representar un aumento salarial en momentos en que los precios de los productos y servicios son más caros o bien los salarios están estancados.
Elegir el tipo adecuado de semana laboral de cuatro días para su empresa.
Muchas organizaciones podrían cambiar a una semana laboral reducida en días calendario solamente para ganar en la guerra por los talentos y retener su fuerza laboral. Sin embargo la creación de la misma debe dar sentido y reforzar la estrategia de crecimiento del negocio. Si esto no sucede, si no resuelve ningún problema, simplemente creará más dolores de cabeza.
6Centrarse 6
Asegurarse de que los colaboradores se sientan capacitados para poner fin a las actividades que no necesariamente significan productividad, incluidas las reuniones largas y consecutivas. Con menos horas para trabajar, se vuelve más importante que los empleados se concentren en sus metas y objetivos específicos. El aumento de la eficiencia ayudará a sufragar las horas perdidas en general. 7Tomarse 7
No apresurar el proceso. Establecer plazos realistas que permitan a la empresa adaptarse a la nueva normalidad de una semana de cuatro días, así como tiempo adicional para solucionar cualquier problema que se presente durante su implementación.
El uso generalizado de software de productividad y el cambio a un trabajo más remoto durante la pandemia de la covid-19 ha ayudado a poner la semana laboral de cuatro días en la mira de muchas organizaciones, dueños de empresas y directores corporativos.
Tomarse el tiempo que se necesite.
Los programas piloto para semanas laborales de cuatro días han estado en marcha en muchos países durante los últimos cuatro o cinco años. Hoy, más empresas están reconociendo los beneficios. Los resultados positivos de las pruebas iniciales, principalmente en torno a una productividad constante o aumentada a pesar de menos horas, el bienestar de los empleados e incluso beneficios complementarios como un menor consumo de electricidad, ahora se han vuelto muy atractivos.
Las empresas que construyen un tipo de cultura “ganar-ganar” dentro de sus organizaciones tienden a ser más competitivas. Cuando el negocio está creciendo, y también su gente, el trabajo se convierte en un lugar donde las personas disfrutan presentarse e invertir su tiempo. Cuando los empleados sienten que la empresa se preocupa por ellos, tienden a desempeñarse mejor y permanecer más tiempo. Esta es una receta comprobada para el éxito.
El autor es socio director de Recluta Talenthunter.
Desde hace varios años, diferentes estudios han señalado que, en Costa Rica, la mezcla de apertura e inserción económica internacional, ha favorecido el surgimiento de un sector moderno y competitivo, acorde con las mejores prácticas de la economía del conocimiento.
Estos estudios también señalan el surgimiento de grandes cantidades de empresas en los sectores agrícola, manufacturero y de servicios, de baja productividad, baja calidad y bajos salarios, que operan sin las obligaciones y protecciones del derecho privado (i.e. son informales). Además, muchas empresas formales, que existían antes de la apertura comercial y que siguen operando, en especial para abastecer el mercado interno, muestran igualmente mucho menores niveles de productividad que las empresas modernas.
En síntesis, tenemos un acentuado dualismo productivo. Convive un grupo de empresas con niveles altos (y crecientes) de productividad, que participan en la economía del conocimiento y que normalmente generan buenos empleos, con un grupo mayoritario de empresas con niveles bajos (y estancados) de productividad que elaboran bienes y servicios de pobre calidad, de las cuales muchas están en la informalidad y generan empleos precarios. Este dualismo productivo, constituye una de las principales causas de la desigualdad en Costa Rica.
El problema no es el modelo de apertura e inserción económica internacional, sino la falta de políticas públicas complementarias y apropiadas para enfrentar, tanto las fallas de mercado como de gobierno, que han propiciado el reto de la desigualdad.
Conviene recordar que, en presencia de fallas de mercado (por ejemplo, poder de monopolio, externalidades, bienes públicos e información asimétrica), es posible lograr una mejor asignación de los recursos por medio de la intervención eficiente del gobierno. Por otra parte, al igual que los mercados, los gobiernos también fallan. Una falla del gobierno surge cuando este crea ineficiencias, ya sea porque no debería haber intervenido en primer lugar; o porque, cuando podría haber resuelto un problema o conjunto de problemas de manera eficiente (v.g. una falla de mercado) no lo hizo, o lo hizo mal. La desigualdad, tal y como se describe más adelante, es producto tanto de la mala o nula atención a fallas de mercado, como de gobierno.
Un problema común
La desigualdad no es un desafío exclusivo para Costa Rica. De hecho, existe evidencia de que, tanto en los países en vías de desarrollo como en los más prósperos, pese a que la pobreza se ha reducido en muchos casos y que el mundo es más rico que nunca, la desigualdad ha ido en aumento durante las últimas cuatro décadas. Esta situación es preocupante, toda vez que, como lo señala Joseph Stiglitz en su libro El precio de la desigualdad, las sociedades más desiguales tienden a funcionar de forma ineficiente, al mismo tiempo que sus economías se vuelven inestables e insostenibles a largo plazo.
En general, la desigualdad es producida por la falta de oportunidades para las personas de los hogares de menores ingresos, en temas como el acceso a una educación de calidad y acorde con las exigencias del mundo moderno (cambio tecnológico), a los servicios de salud, a la conectividad (Internet de banda ancha), a servicios financieros y a infraestructura física. También son causas de desigualdad la falta de progresividad del sistema impositivo, la búsqueda de rentas no directamente productivas por parte de grupos de interés (v.g. gremios sindicales) y la inflación.
Igualmente, en el caso de las empresas, principalmente aquellas de menor tamaño (Pymes), tanto formales como informales, la falta de políticas y programas de apoyo para combatir la dualidad productiva discutida al inicio de este artículo, constituye una de las principales causas de la desigualdad en Costa Rica. Por ello, dada la relación positiva que existe entre productividad y salarios, el desarrollo de programas que ayuden a estas Pymes a mejorar su productividad podría incrementar al mismo tiempo los salarios y con ello combatir la desigualdad.
Por otra parte, tal y como lo explica Diego Sánchez-Ancochea, en su libro The costs of inequality in Latin America: Lessons and warnings for the rest of the world, la desigualdad implica altos costos para la sociedad, tanto económicos, políticos como sociales. Los económicos tienen que ver con el hecho de que la desigualdad crea importantes obstáculos para el desarrollo (v.g. baja inversión en educación pública de alta calidad, insuficiente innovación tecnológica, baja recaudación tributaria para financiar la necesaria inversión social, y mala preparación para enfrentar choques externos). En cuanto a los costos políticos, la desigualdad ha generado un ambiente de malestar entre la población y disconformidad con los políticos y las instituciones, lo cual ha facilitado el surgimiento de gobiernos populistas, los cuales no solucionan los problemas, sino más bien debilitan los regímenes democráticos, haciendo más difícil la atención de dichos problemas. Finalmente, respecto a los costos sociales, la desigualdad produce desconfianza, pobreza, violencia e inestabilidad social en general, así como la falta de cohesión social para llegar a acuerdos políticos que ayuden a enfrentar exitosamente los retos sociales.
Lo más crítico de todos estos costos de la desigualdad, es la creación de círculos viciosos que retroalimentan los mecanismos generadores de la desigualdad (los cuales no discuto por limitaciones de espacio), haciendo más difícil cada día su solución.
En un reciente ensayo, titulado Después de la pandemia: Una visión de largo plazo, don Eduardo Lizano expresa de manera elocuente, por qué el tema de la desigualdad es tan relevante para Costa Rica, “… El coeficiente de Gini de Costa Rica … es el doble del de los países de la OCDE. Esta situación no ha mejorado durante la década 2010-2019… Costa Rica forma parte de los países con un alto coeficiente de Gini y una pobreza elevada … el crecimiento económico, en el mediano plazo, depende no solo de un entorno sociopolítico propicio sino también de la necesidad de asegurar una adecuada distribución del PIB. En realidad, crecer más y distribuir mejor son, en última instancia, parte de un mismo proceso. No puede lograrse lo uno sin lo otro.”
Es vital conocer y entender las principales causas de la desigualdad en Costa Rica, así como su importancia relativa, para poder definir una hoja de ruta y atacar este gran reto social, con acciones concretas y eficaces. Igualmente, es importante preguntarse ¿qué hacer para alcanzar los acuerdos políticos necesarios para la implementación de dicha agenda? Un reto político no económico.
Como corolario, debemos promover la igualdad de oportunidades y combatir otras causas de la desigualdad. Con ello estaríamos desarrollando el potencial de nuestro país y fortaleciendo el pacto social. Si no invertimos en bienes públicos, como educación y salud, no estaremos potenciando nuestro principal recurso productivo -nuestra gente-, y, por ende, el crecimiento económico. Además, si combatimos exitosamente la desigualdad, estaremos haciendo de Costa Rica un país con una sociedad más eficiente y una economía más estable y sostenible.
Conviene recordar que, en presencia de fallas de mercado (por ejemplo, poder de monopolio, externalidades, bienes públicos e información asimétrica), es posible lograr una mejor asignación de los recursos por medio de la intervención eficiente del gobierno.
El autor es el presidente del grupo Academia de Centroamérica.