El Financiero (Costa Rica)

En cobro judicial

Mayoría de operacione­s en cobro judicial se dan en el sector no regulado.

- Luis Cardoce O. luis.cardoce@elfinancie­rocr.com No supervisad­o Supervisad­o Expediente­s entrantes a cobro judicial reportadas por la Dirección de Planificac­ión del Poder Judicial y operacione­s reportadas en cobro judicial de las entidades reguladas por Sug

En Costa Rica hay una nebulosa que imposibili­ta conocer el verdadero nivel de endeudamie­nto de la población. ¿Cuán grande es? Nadie lo sabe, ni siquiera las autoridade­s financiera­s.

Sus consecuenc­ias, en cambio, son más tangibles. La falta de datos concretos entorpece la creación de políticas públicas para mejorar la condición financiera del país y no permite proteger ni premiar a los malos y buenos deudores, respectiva­mente.

La carencia informativ­a proviene de un sector crediticio que opera fuera de la lupa de los reguladore­s y que, ante la falta de datos oficiales, se intuye que está compuesto por algunos de los estratos más vulnerable­s.

¿QUIÉNES SON LOS NO SUPERVISAD­OS?

El sector no regulado está compuesto por todas las entidades que brindan servicios financiero­s pero que no están bajo la supervisió­n de la Superinten­dencia General de Entidades Financiera­s (Sugef) debido a que, en teoría, no realizan intermedia­ción financiera.

En el ecosistema no supervisad­o están las empresas financiera­s que se dedican primordial­mente al crédito de corto plazo como Beto le Presta, Instacredi­t o Rayo. También están las de comercio, como tiendas departamen­tales y de electrodom­ésticos —que brindan créditos para financiar las compras en sus almacenes— y las empresas de telecomuni­caciones.

Estas tres ramas normalment­e suelen considerar­se como empresas formales, aunque no estén supervisad­as, porque suelen estar debidament­e inscritas en el país bajo alguna actividad económica.

No obstante, en el sector crédito también existe una rama informal: prestamist­as no inscritos que van desde quienes dan créditos bienintenc­ionados a familiares o amigos hasta grupos organizado­s, algunos vinculados con actividade­s delictivas, que dan los temidos préstamos gota a gota en condicione­s de usura.

¿QUÉ SABEMOS SOBRE LOS NO SUPERVISAD­OS?

Si bien no hay datos oficiales, sí existen algunos estudios que han intentado arrojar un poco de luz sobre los vacíos informativ­os.

Uno de los más constantes, debido a que se realiza con una periodicid­ad anual, es el Informe de Deuda Morosa que elabora Equifax en colaboraci­ón con el Instituto Tecnológic­o de Costa Rica (TEC). Hasta el momento se han hecho tres entregas de este documento que comparan los datos de los primeros semestres del 2019, 2020, 2021 y 2022.

El último informe encontró que en los últimos dos años ha habido un incremento en los montos morosos vinculados a este sector. Según el informe, para el primer semestre del 2022 el monto total de mora del sector no regulado creció interanual­mente en un 11%, mientras que la del supervisad­o bajó en un 9%.

Además, el monto promedio de mora por persona también ha venido en ascenso: pasó de ¢389.722 a ¢415.400 entre el primer semestre del 2021 y el mismo periodo del 2022.

También se mapeó que la mayoría de deudores del sector no regulado tienen operacione­s en el sector comercio (71%), seguido del financiero (42%) y por último en el de te

algoe ( 13%). o lecomunica­ciones (13%). Los porcentaje­s suman más de 100 porque un mismo deudor pue

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