Bajar pagos fijos o recortar ‘gastos hormiga’: dos vías para aliviar el presupuesto
‘EF’ le explica cómo decidir mejor en qué rubros pasar la tijera
La subida en los precios de bienes y servicios achicó el presupuesto de todos los hogares en el último año. La inflación cerró el 2022 en un 7,88%, incluyendo rubros ineludibles como el pago de servicios básicos y de vivienda, y también otros gastos como medios de entretenimiento y alimentación fuera del hogar.
Ante estas condiciones de estrujamiento, es usual que las personas se culpen por realizar “gastos hormiga”, como se les conoce a aquellas compras relacionadas con ocio. Sin embargo, el impacto de estos gastos suele ser pequeño (aunque juntos pueden comerse una buena parte de los recursos disponibles).
También están quienes buscan reducir pagos fijos, como el monto que pagan por el alquiler de su casa o la cuota de sus créditos activos. Estas prácticas tienen un impacto mucho mayor en el corto plazo presupuestario, aunque sus implicaciones financieras y sociales futuras pueden ser más trascendentales que las de recortar muchos gastos pequeños.
Entonces, ¿qué es más conveniente para aliviar el presupuesto de mi hogar: recortar gastos fijos o privarse de “pequeños gustos”?
¿Para qué?
Al realizar cualquier recorte presupuestario, pregúntese ¿para qué lo quiero hacer? Por ejemplo, la persona no tendrá el mismo margen para actuar si requiere de más recursos para pagar una obligación o necesidad urgente, que si solo desea ahorrar una mayor porción de sus ingresos.
“La decisión se deberá tomar de acuerdo con el objetivo y el tiempo que tenga la persona para cumplirlo”, aseguró en entrevista con EF la jefa de Asesoría Financiera de Coopenae, Kimberly Quesada. “Si, por ejemplo, se requiere un monto importante de dinero en un corto plazo para cancelar una deuda y bajar los niveles de sobreendeudamiento, el ahorro de los ‘gastos hormiga’, el cumplimiento de la meta tomará más tiempo”, detalló.
Puede tener un mayor impacto eliminar o recortar partidas más grandes (como pago de vivienda) que gastos en salidas recreativas, o compras de bocadillos o de vestimenta.
Por ejemplo, si, en su caso, usted tiene un alquiler, se recomienda hacer un comparativo de cuánto podría ahorrarse al mes con un alquiler más bajo, frente a los nuevos gastos en los que tendría que incurrir en una nueva locación.
En Costa Rica, 902.000 personas viven en 288.000 casas alquiladas, según determinó la Encuesta Nacional de Hogares de julio del 2021.
El costo de arrendar una casa o apartamento se aceleró desde ese año, de acuerdo con el índice de precios de alquiler de vivienda que calcula el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
En EF se realizó una revisión de precios de alquileres basados en la guía de precios que tiene el sitio web encuentra24.com y se determinó que los precios promedio por metro cuadrado (m2) dentro de la GAM oscilan entre $4 y $9.
En un cantón como San José, el precio promedio por m2 para un alquiler de casa es de $8,3. Así, una vivienda de 80 m2 tendría un costo de $664 (unos ¢366.000). En el caso de Mata Redonda, el precio por m2 para alquiler de casa es de $6,50, es decir, para una vivienda, también de 80 m2, la mensualidad sería de $520 (¢287.000).
Se debe contemplar que, muchas veces, recortar en grandes ámbitos implica un costo monetario adicional. Por ejemplo, si se renegocia el crédito de vivienda, el monto por pagar de esa obligación financiera puede amplificarse; y si decide pagar un alquiler menos costoso, hay que contemplar el pago de un nuevo depósito y de la mudanza.
Los recortes en grandes gastos, además, implican cambios en el estilo de vida que se deben sopesar. Si busca un alquiler en una zona menos costosa, puede haber diferencias en el acceso a servicios o a seguridad. También puede disminuir la calidad de vida si los recortes tocan lo que se destina al transporte o la alimentación, o si se afectan necesidades básicas.
Para el experto en finanzas personales y fundador de Finanzas IQ, Julio Espinoza, es recomendable que cada persona u hogar explore ambas vías: disminuir todo tipo de gastos.
“Es más sencillo eliminar los gastos pequeñitos, que a veces vemos como insignificantes”, observó. “Es más fácil empezar por lo pequeño y luego, cuando nos acostumbramos a hacer ese tipo de recortes, buscar hacer recortes más grandes”.
Reducir los “gastos hormiga” les puede servir más a personas que no tienen necesidades urgentes o que solo buscan una forma de empezar a ordenar sus finanzas.
Repensar los gastos pequeños puede ayudar a sostener por más tiempo el efecto de recortes presupuestarios más grandes hechos recientemente o a maximizar la capacidad de ahorrar e invertir.
Quesada explicó el impacto que pueden tener este tipo de ahorros miniatura, usando como ejemplo la compra de un café en horas laborales.
Si una persona paga ¢1.500 (costo estimado de un café sencillo pequeño), entonces podría destinar alrededor de ¢7.500 en los cinco días de la semana laboral, ¢30.000 en los 20 días del mes y ¢360.000 en todo el año. Ese monto, afirmó la especialista, podría ayudar a una persona a pagar el marchamo, si tiene vehículo.
Deseo o necesidad
Más allá del tipo de gasto, hay que identificar si estos responden más a un deseo o a una necesidad. Recortar en bienes o servicios necesarios es un error, pero no en aquellos que se consumen solo por deseo.
Para esto, ayuda hacer un presupuesto mensual. Según Quesada, esto permite “no solo realizar un seguimiento y buen uso de la forma en que se gasta”, sino “comprender de previo en lo que sí puede hacerlo sin que las emociones del momento medien en la decisión”.
No tener un plan implica que muchas veces las personas ni siquiera sepan por dónde empezar a reducir gastos si lo necesitan, pues no tienen conciencia de cuánto están empleando en cada tarea, dijo Espinoza.
“Cuando yo tengo un presupuesto, en cambio, yo puedo enumerar todos mis gastos constantes y sé dónde puedo recortar”, explicó.