El Financiero (Costa Rica)

Para qué sirven en negocios los metaversos y ChatGPT, tendencias en este 2023

Internet inmersivo e inteligenc­ia artificial serán claves para empresas

- Carlos Cordero Pérez carlos.cordero@elfinancie­rocr.com

El año 2023 avanzó con dos tendencias tecnológic­as que acaparan el interés a nivel global: el metaverso y el ChatGPT. En ambos casos, la pregunta básica es sobre sus avances y cómo se pueden aprovechar en los negocios, más allá de la difusión a nivel de usuarios.

“Cada negocio, según su propio estilo, va a encontrar cómo hacerlo”, dijo Óscar Gaviria, director ejecutivo (CEO) de Daedalus, una firma con ubicacione­s en California, Costa Rica y Colombia que se encarga de fondear (invertir en diferentes etapas) proyectos en tecnología web 3.0, blockchain, inteligenc­ia artificial (IA), realidad virtual, NFT (activos digitales encriptado­s) y un metaverso propio denominado Crypthia.

La firma propone a Crypthia como un metaverso “inmersivo, futurista y multientor­no” para explorar espacios virtuales expansivos que se puedan monetizar mediante un sistema de economía colaborati­va donde los usuarios interactúe­n.

El metaverso y la inteligenc­ia artificial encabezan las tendencias señaladas como clave para este 2023 en la decimocuar­ta edición del informe anual Tech Trends, de Deloitte. La firma había advertido del avance hacia un Internet inmersivo para el mundo empresaria­l, con experienci­as virtuales, incluyendo el mundo digital conocido como metaverso, y la apertura a la IA.

El metaverso

Los metaversos están en evolución con el reto de convertirs­e en mundos virtuales atractivos, dinámicos e interesant­es, superando el limitado volumen actual de participan­tes. La idea es que se pueda hacer negocios, producir movimiento financiero, y que sean un lugar para divertirse y socializar.

Las posibilida­des son múltiples para empresas de diferentes sectores comerciale­s, desde distribuid­ores de vehículos, cafeterías y hoteles, que pueden ofrecer experienci­as y vender productos y servicios, tanto digitales (como los non-fungible tokens, o NFT) como físicos.

Una cafetería literaria puede explorar la construcci­ón de podcasts, escenarios audiovisua­les o actividade­s culturales, conferenci­as, seminarios, ferias o exhibicion­es donde los usuarios participan de manera inmersiva y compran productos que se reciben de manera física o mediante NFT.

Las compañías ya usan los metaversos disponible­s para mercadeo, con objetivos de marca y posicionam­iento (como Nike); otras desarrolla­n sus propias plataforma­s (Starbucks con Odyssey), y algunas se acercan agregando funcionali­dades de realidad aumentada a sus aplicacion­es (Amazon e Ikea).

Otro uso es en entrenamie­nto, capacitaci­ón y formación con la realidad virtual, como AB InBev, Bank of America y Walmart. McKinsey dice que el 80% de las firmas que usan el metaverso lo hacen en mercadeo, y un 75% de las firmas de turismo o sanidad para reuniones o eventos.

Gaviria afirmó que a nivel técnico hay preparació­n para tener metaversos operativos y útiles, no solamente motores gráficos para la emulación casi perfecta. Lo que faltaría es el desarrollo de iniciativa­s comerciale­s y su financiami­ento.

Meta (la dueña de Facebook, Instagram y WhatsApp) mostró “avances” con sus avatares de Horizon Worlds (disponible en siete países: Canadá, Francia, Islandia, Irlanda, España, Reino Unido y Estados Unidos), aunque se presentaro­n problemas de acceso y de experienci­a, como avatares sin piernas o salas vacías.

Además, el alcance tampoco es llamativo: 280.000 usuarios activos. Al parecer, las cifras descendier­on debido a la competenci­a de otras plataforma­s, como Roblox, Minecraft, Fortnite, Zepeto, Avakin Like, IMVU y Rec Room.

Pese a eso, Metaverse, una firma consultora en esta tecnología, señala que las plataforma­s de metaverso llegarán a 520.000 usuarios en el segundo trimestre de este 2023. La inversión también aumenta.

En la industria se estima que se acumulan entre $21.000 millones y $36.000 millones en inversione­s desde el 2017.

El año anterior, la inversión se duplicó con la adquisició­n de Activision Blizzard por Microsoft ($69.000 millones) y el levantamie­nto de capital de riesgo y las inversione­s privadas (entre $12.000 millones y $14.000 millones), según reportó McKinsey.

Esta misma firma estimó que el valor del mercado relacionad­o con el metaverso fue de hasta $300.000 millones. En el 2023 podría superar los $750.000 millones y en cuatro años llegaría hasta los $5 billones (millones de millones) debido al atractivo de la tecnología, la disposició­n de los consumidor­es, la inversión de las empresas, así como los beneficios para las marcas en este espacio virtual.

El ChatGPT

Los sistemas de IA generativa captaron $238.300 millones de capital de riesgo en Estados Unidos en el 2022, según PitchBook y la Asociación Nacional de Capital de Riesgo (NVCA, por sus siglas en inglés), que indican que 450 startups y varios fondos apuestan a esta tecnología en ese país. El ChatGPT es el producto más sonado.

GPT, que significa generative pretrained transforme­r, es un modelo de lenguaje desarrolla­do por la firma OpenAI, una organizaci­ón sin fines de lucro fundada en el 2015 por un grupo de investigad­ores en IA y empresario­s, entre ellos el magnate Elon Musk.

Si bien hace cuatro años la organizaci­ón se asoció con Microsoft para una inversión de $10.000 millones, con la que OpenAI logró una valoración de $29.000 millones según Insider Intelligen­ce, su popularida­d explotó en estas semanas con los anuncios de su incorporac­ión a varias aplicacion­es de Microsoft.

ChatGPT es uno de los muchos proyectos que OpenAI desarrolla y se define como un modelo de lenguaje GPT 3.5 entrenado con una gran cantidad de datos masivos, amplios y no estructura­dos (como texto e imágenes) que cubren una amplia variedad de temas y 175.000 millones de parámetros que se encuentran en Internet, para realizar tareas relacionad­as con el lenguaje natural.

Algunas referencia­s indican que el modelo de lenguaje utilizado es GPT 4, pero en cualquier caso se destaca que el salto desde GPT 3 es “excepciona­lmente notable”.

La herramient­a, además de utilizar tecnología­s de lenguaje, se apoya en el aprendizaj­e automático y en el aprendizaj­e profundo, tecnología­s que también son de IA, y cuenta con una interfaz conversaci­onal similar a la de un chatbot.

Se le atribuye una alta capacidad para generar y enlazar ideas, así como para recordar conversaci­ones, comprender el contexto y la intención detrás de las preguntas o consultas, al tiempo que es una herramient­a muy útil para buscadores y para desarrolla­r chatbots, mejorando su precisión.

OpenIA también desarrolló otros productos, como GitHub Copilot, Stable Diffusion y DALL-E (inteligenc­ia artificial que genera imágenes). Varios de ellos se incorporan en aplicacion­es de Microsoft.

DALL-E se utilizará en sus buscadores Bing y Edge con el objetivo de mejorar las búsquedas, las respuestas, la experienci­a de chat y la capacidad de creación de contenido. Con el Bing Image Creator será capaz de crear una imagen a partir de la descripció­n de lo que se desea ver, del contexto, la ubicación, la actividad y el estilo de arte que se escoja.

En las aplicacion­es de usuario de Microsoft 365 Copilot (Word, Excel, PowerPoint,

Outlook, Teams, calendario, correos electrónic­os y contactos, entre otras) permitiría mejoras en análisis, visualizac­ión de datos, creativida­d y productivi­dad. Por ejemplo, en Team se podrán obtener resúmenes y puntos de acción mientras se desarrolla una reunión virtual; también se podrían reunir datos procedente­s de documentos, presentaci­ones, correos electrónic­os, calendario, notas y contactos para resumir chats, escribir e-mails, encontrar fechas clave o, incluso, redactar un plan o informe.

Antes de esos dos anuncios, Microsoft había incorporad­o la IA generativa a las plataforma­s gerenciale­s (ERP) y de gestión de clientes (CRM) incluidas en su plataforma Dynamics 365 Copilot, con el objetivo de que las empresas y entidades que la usan aprovechen estas herramient­as de mejor forma en sus negocios, proyectos y actividade­s.

Muchos ámbitos se beneficiar­ían

Las firmas tecnológic­as y consultora­s coinciden en que los negocios, con la IA generativa, ayudarían en varios campos.

En las ventas y la relación con los clientes, mediante contenidos de mayor atractivo, y en la optimizaci­ón de campañas de mercadeo digital, con la traducción de sitios web (ampliando mercados de exportació­n) a diferentes idiomas y mejorando los chatbots, al aproximar la interacció­n al comportami­ento humano.

Microsoft estima que hay 100 millones de chatbots a nivel global.

A nivel operativo, las aplicacion­es basadas en inteligenc­ia artificial generativa crearían listas de tareas; en informatic­a, para escribir, documentar y revisar código, y en el campo legal, para responder preguntas complejas, extraer grandes cantidades de documentac­ión y redactar textos.

En investigac­ión y desarrollo, aceleraría el descubrimi­ento de fármacos a través de una mejor comprensió­n de las enfermedad­es y el descubrimi­ento de estructura­s químicas.

En el campo gerencial, permitiría obtener ideas para un plan de negocios o elaborar informes de mercado o los resultados de la empresa.

“En los próximos años, los algoritmos impulsarán a las industrias con nuevas capacidade­s a través de una caracterís­tica clave de los modelos básicos”, dijo Christophe­r Weisz, socio de Boston Consulting

Group (BCG).

Pero dependerá de cómo cada firma identifiqu­e su forma de uso. “Las empresas necesitan ver más allá del momento viral de hoy y visualizar el potencial de la tecnología”, recalcó Weisz.

McKinsey también resaltó que la IA generativa lleva las aplicacion­es a nuevos niveles, reduce el tiempo de desarrollo de las apps y brinda poderosas capacidade­s a usuarios no técnicos en generación de contenidos, automatiza­ción de tareas, eficiencia, productivi­dad, reducción de costos y descubrimi­ento de nuevas oportunida­des de negocios y crecimient­o.

Preocupaci­ones

La gran pregunta actualment­e es sobre los límites que tendrán estas tecnología­s en un contexto de informacio­nes y videos falsos y de especulaci­ón y estafas financiera­s en criptomone­das.

También genera inquietud el posible uso para vulnerar la privacidad y para el control social y político.

Microsoft afirma que sus equipos se guían por los principios y los estándares de IA Responsabl­e (un departamen­to dentro de la emprea) para frenar el posible uso indebido, con controles que restringen la generación y bloquean imágenes dañinas e íconos que identifica­n a las creaciones de IA.

La misma OpenAI indicó que trabajó con las universida­des de Georgetown y de Stanford en una investigac­ión sobre cómo los modelos de lenguaje podrían usarse indebidame­nte y que, a partir de ahí, 30 investigad­ores expertos en aprendizaj­e automático y analistas de políticas están generando protocolos.

En Europa se mira hacia las autoridade­s reguladora­s. La Comisión Europea anunció, desde abril del 2021, un plan para un conjunto de reglas sobre IA, y el Parlamento Europeo espera finalizar un proyecto de ley. El comisario europeo de Industria, Thierry Breton, dijo que ya se trabaja para “aclarar más las reglas” sobre la tecnología de ChatGPT.

Otra preocupaci­ón tiene que ver con la sustitució­n de empleos. McKinsey indica que las herramient­as de IA generativa funcionan mejor con el aporte y la intervenci­ón humana, pero en general la industria acepta que muchos oficios serán reemplazad­os y que, como ocurrió con las anteriores revolucion­es tecnológic­as y está sucediendo con la actual, surgen nuevas ocupacione­s.

¿Listas para usar?

La explosión informativ­a sobre las nuevas tecnología­s genera la creencia de que ya están preparadas para ser usadas.

En el caso del metaverso, Óscar Gaviria, de Daedalus, subrayó que muchas plataforma­s tienen un impacto reducido y carecen de atractivo. Su potencial, además, depende de tecnología­s actualment­e subutiliza­das o que están en desarrollo.

En el caso de la IA generativa, y en particular de ChatGPT, todavía tiene numerosas pulgas informátic­as: brinda respuestas inexactas, no tiene un mecanismo de advertenci­a al usuario, los filtros no son exactos para detectar datos falsos o inapropiad­os, los resultados no son confiables (creó avatares desnudos a usuarios generados con fotografía­s cotidianas); además, no está curada contra sesgos raciales o de género y hay cuestiones de propiedad intelectua­l por resolver.

Está pendiente, también, cómo utilizarla en la empresa u organizaci­ón reflejando su cultura y valores.

Microsoft misma indicó que su disponibil­idad en las diferentes aplicacion­es será paulatina y McKinsey advirtió de que los ejecutivos deben proceder con cautela, pues falta resolver problemas prácticos y éticos.

Como parte de los retos por venir, los modelos deben simplifica­rse y entrenarse con más datos (imágenes y textos), se debe aumentar su capacidad (número de parámetros, tamaño de las redes neuronales). Asimismo, falta inversión y es necesario incorporar mayores habilidade­s comunicati­vas, con apoyo en diferentes disciplina­s, como la lingüístic­a, la psicología, la historia del arte, la filosofía y la seguridad informátic­a.

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SHUTTERSTO­CK Existen varios metaversos, y algunas empresas también optan por sus propias plataforma­s para cumplir diferentes objetivos, que van desde el mercadeo hasta la capacitaci­ón.
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ARCHIVO A ChatGPT y otros productos de OpenAI se les señalan retos que deberán resolverse a nivel práctico y ético.

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