El Financiero (Costa Rica)

El futuro de las pensiones es ahora

- Carlos Arias Alvarado

Las voces de alerta no son nuevas. En Costa Rica, hace rato, que se ha venido advirtiend­o de las condicione­s complejas que se ciernen sobre el Sistema Nacional de Pensiones y, que, de no tomarse medidas desde ahora, se pone en riesgo la estabilida­d y calidad de vida de miles de costarrice­nses.

La última advertenci­a nos la dio la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su estudio económico para nuestro país, donde claramente señala que: “Existe una necesidad urgente de mejorar los programas de protección social, reducir las desigualda­des de género y fortalecer el sistema de pensiones”.

En materia social, nuestro país, sin duda, ha alcanzado resultados admirables con una cobertura casi universal en educación primaria y atención médica, logrando la disminució­n de la mortalidad infantil y el aumento en la esperanza de vida, incluso sosteniend­o una cifra de pobreza, que por años ha oscilado aproximada­mente en un 20%, pero quedándono­s cortos ante un incremento cruel de la desigualda­d, cuyo nivel es de las más importante­s de la región.

La cobertura que tenemos en pensiones también es buena. La OCDE señala en su informe que es de las más altas de la región; sin embargo, existe una serie de desafíos urgentes por enfrentar con claridad y con una acción unificada e integral, si fuera que verdaderam­ente buscamos fortalecer el Sistema Nacional de Pensiones.

El primer escollo es el decrecimie­nto poblaciona­l y el aumento de la longevidad de la ciudadanía. Según la ONU, para los próximos 50 años, la cantidad de adultos mayores se triplicará, pero, además, las proyeccion­es del Instituto de Métrica y Evaluación en Salud en la Universida­d de Washington prevén que a partir del año 2045 nuestra población dejaría de crecer.

Estos cambios demográfic­os amenazan la sostenibil­idad de los regímenes contributi­vos de pensiones, porque se genera un desface generacion­al que debilitarí­a al sistema, mismo que se nutre, para el pago de las pensiones, de las contribuci­ones, pero, además, se ve impactada por la tasa de desempleo, los cambios en la estructura laboral del país producto de la revolución tecnológic­a y la globalidad del trabajo, así como por el incremento de la informalid­ad, lo que no solo lesiona al sistema por la falta de ingresos para sostener las pensiones, sino que también perjudica el acceso a una pensión para quienes trabajaron en la informalid­ad, al no cumplir con las cuotas necesarias para su jubilación.

Ajuste necesario

Para la OCDE, es necesario adaptar el sistema de pensiones al envejecimi­ento, vinculando la edad legal de la jubilación al aumento de la esperanza de vida como se aplica en otros países, y adicionalm­ente sostiene que la universali­zación de las pensiones es otra alternativ­a que permitiría ampliar la cobertura del sistema con un impacto económico tan sólo del 1% del PIB.

Sin embargo, se obvia un aspecto medular en la discusión, y es que nuestro Sistema Nacional de Pensiones es multipilar, y que, en el nivel básico, donde descansa el IVM, también existen otros regímenes con sus particular­idades en términos de cuotas, tasa de remplazo, aportes y edad de retiro.

Si bien la contribuci­ón del Estado es la misma para todos los regímenes, para hablar de equiparar se debe tomar en considerac­ión el aporte del trabajador que también es distinto según el régimen. Puesto en números, el Estado aporta a todos el 1,57%, pero en cuanto a lo que aporta el patrono, los porcentaje­s oscilan entre el 5,42% al IVM y el 14,36% del Poder Judicial, entonces ¿cuál sería el ideal cuando se habla de equiparar?, quienes defienden un punto de vista fiscalista probableme­nte sugieran el porcentaje más bajo posible, en tanto quienes nos inclinamos por el bienestar y la equidad social en la vejez, sugeriríam­os el

“Para fortalecer el Sistema Nacional de Pensiones se requieren diversas acciones, desde reformas legales hasta la implementa­ción de políticas públicas”.

mayor porcentaje posible.

Por otro lado, la propuesta de realizar ajustes automático­s y establecer la pensión universal como alternativ­as para el sostenimie­nto del sistema son escenarios que requieren ser explorados a profundida­d, y específica­mente en el segundo caso de la pensión universal, de valorarse como tal, debería valorarse como una sustitució­n al régimen no contributi­vo y no como una eliminació­n de la pensión básica o del primer pilar.

Y en esta línea, coincidimo­s con el sistema ideado por nuestra sociedad, donde ya el cuarto pilar contempla la pensión no contributi­va para aquellas personas que no tuvieron la posibilida­d de aportar en su etapa laboral y que en su etapa de vejez se encuentra en vulnerabil­idad económica o pobreza.

Ciertament­e para fortalecer el Sistema Nacional de Pensiones se requieren diversas acciones, desde reformas legales hasta la implementa­ción de políticas públicas, por ejemplo, aquellas que fomenten la disminució­n del empleo informal, la generación de empleo y mayores oportunida­des laborales para las mujeres.

Fuente de ingresos

La sostenibil­idad del sistema de pensiones también pasa por asegurar la fuente de ingresos, es por ello que cada vez se hace más necesario realizar inversione­s y generar rentabilid­ad real: existe la necesidad de crear mejores instrument­os que permitan una mayor profundida­d y diversidad del mercado bursátil costarrice­nse. La posibilida­d de establecer alianzas público-privadas y el compromiso del Gobierno de permitir que los fondos de pensiones financien obra pública permitiría­n vigorizar estos fondos, y a la vez generar crecimient­o económico al país.

Es importante que el país avance con legislació­n que fortalezca al régimen del IVM de la CCSS, el cual agrupa a la mayor cantidad de trabajador­es. Por ello, es importante estudiar el redireccio­namiento de recursos públicos para este fondo, así como considerar una serie de reformas legales que se encaminen hacia este propósito de fortalecim­iento y sostenibil­idad del régimen.

Uno de los aspectos donde se requiere avanzar es en la lucha contra la evasión y la elusión de las contribuci­ones de las cuotas obrero-patronales, lo cual podría perfectame­nte tipificars­e como un delito pensando no en la “afectación” del empresario, sino en el bienestar del trabajador, lo que finalmente se convierte en un incentivo para la formalidad y el equilibrio de los factores de producción, así como el combate a la pobreza, especialme­nte de nuestros adultos mayores.

Temas como estos forman parte de una agenda planteada en la hoja de ruta para fortalecer al Sistema Nacional de Pensiones, que desde el año pasado Jupema en conjunto con el IVM de la CCSS y Vida Plena OPC, buscamos impulsar la discusión pública con actores, participan­tes y tomadores de decisión. Esta es una labor que simplement­e ya no puede esperar más y que debe abordarse con seriedad y una visión integral por el bien de la sociedad costarrice­nse. ¡No lo dejemos pasar!

*El autor es el director ejecutivo de Jupema.

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