El Financiero (Costa Rica)

Una cuestionab­le labor del Banco de Costa Rica

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En el Estado que tenemos, las autoridade­s encargadas del tránsito no son capaces de administra­r un sistema eficiente de emisión de licencias de conducir, documento esencial para miles de ciudadanos.

Ante esto, se ha recurrido a un mecanismo del que existen pocos precedente­s a nivel mundial: asignarle la función a un banco.

En lugar de hacerlo mediante una adjudicaci­ón transparen­te y abierta, y darle oportunida­d de participar a varios bancos —u otras entidades— que reúnan condicione­s y tengan interés en brindar el servicio, se recurrió a designar con carácter exclusivo a un banco estatal.

Tradiciona­lmente, el servicio había funcionado bien. Sin embargo, con el tiempo, esta especie de monopolio empieza a enfrentar problemas para satisfacer la demanda. La persona que gestiona una cita hoy (en abril) en la Gran Área Metropolit­ana (GAM), es probable que la obtenga para julio o más adelante.

La contrataci­ón directa entre entes públicos — en el caso de las licencias, entre el Ministerio de Obras Públicas y Transporte­s (MOPT) y el Banco de Costa Rica (BCR)— puede ser una modalidad apropiada en ciertas circunstan­cias. Sin embargo, no debería desplazar a los procedimie­ntos abiertos y competitiv­os para la selección de contratist­as.

“En Costa Rica —según nos dice la OCDE en su Estudio Económico Costa Rica 2020— las entidades públicas recurren excesivame­nte a las exenciones otorgadas por ley con el fin de permitirle a otras semejantes una mayor flexibilid­ad para contratar con otras entidades públicas sin un proceso de licitación pública. También utilizan varias excepcione­s a los procedimie­ntos ordinarios (…) Todo esto impide que el sector privado compita en condicione­s de igualdad para las contrataci­ones públicas, lo que también implica costos excesivos para el Estado y una prestación de servicios deficiente” (p. 44).

El convenio de exclusivid­ad en este caso nos recuerda otros, como la exclusivid­ad concedida al mismo BCR para recaudar los impuestos y timbres relacionad­os con transaccio­nes inscribibl­es en el Registro Nacional, que se mantiene actualment­e, y la que se otorgó por muchos años al fallido Banco Crédito Agrícola de Cartago para recaudar el impuesto de salida del país, que llegó incluso a colapsar con largas filas el aeropuerto Juan Santamaría.

En relación con las licencias de conducir, en conferenci­a de prensa del pasado 21 de marzo, el ministro del MOPT puso en evidencia diferencia­s entre esa institució­n y el BCR sobre si el convenio había vencido o no, y habló de romper la exclusivid­ad. Otros bancos públicos habrían manifestad­o interés en ofrecer también el servicio. No se ha sabido más.

Ante consulta de este periódico, el gerente de gestión del sector público del BCR atribuyó los tiempos de espera actuales a un “incremento significat­ivo y no previsto con la debida antelación” en la demanda del servicio, supuestame­nte motivado por la alta concentrac­ión de pruebas de manejo aprobadas en el primer trimestre del año. La explicació­n no convence.

El MOPT debería valorar con prioridad la situación y las alternativ­as al actual régimen de exclusivid­ad. El BCR, por su parte, debería valorar si realmente puede prestar bien este servicio. A la larga es un tipo de servicio que no debería estar prestando una entidad financiera y conviene que las autoridade­s valoren otros esquemas.

La tercerizac­ión es una herramient­a recomendab­le cuando una institució­n — como el MOPT con las licencias de conducir— no tiene capacidad de prestar eficientem­ente un servicio. Es así porque la prioridad en las institucio­nes no es proteger su aparato burocrátic­o, sino satisfacer las legítimas necesidade­s de los usuarios y el interés general. Lo que no debería hacerse es recurrir a negociacio­nes poco claras entre entes públicos, conceder exclusivid­ades no previstas en la legislació­n y saltarse procedimie­ntos de selección abiertos y competitiv­os, que son los que pueden darle a la administra­ción los elementos para escoger el mejor camino a seguir.

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