El Financiero (Costa Rica)

Si la inflación es negativa, ¿por qué parece que costo de la vida sigue subiendo?

‘EF’ le explica las razones por las cuales ocurre esta situación

- Mónica Cerdas G. monica.cerdas@elfinancie­rocr.com

Apesar de que la inflación interanual en Costa Rica acumula 10 meses consecutiv­os en terreno negativo (deflación), las personas aún no perciben un alivio en sus bolsillos a la hora de adquirir determinad­os bienes y servicios.

Esta discrepanc­ia ocurre porque el hecho de que el país registre deflación, no significa necesariam­ente que los bienes y servicios que podrían estar bajando de precio son los más se consumen en un hogar en particular.

“Cuando uno dice ‘mire, es que la inflación en Costa Rica fue de -1%’, la gente dice en la calle ‘no, es que aquí no han bajado los precios’. Bueno, es porque el costo de la vida sigue subiendo, el costo de la vida involucra otra cosa que no es inflación, como aumentos relativos”, dijo el exsuperint­endente de Pensiones, Édgar Robles, en un taller para periodista­s que se llevó a cabo en marzo pasado.

Antes de seguir con la explicació­n, es necesario hacer un paréntesis para repasar las definicion­es de cada concepto. Esto ayudará a comprender

Primero, repasemos las definicion­es

mejor las razones que justifican que una inflación baja o negativa no se perciba en el costo de la vida.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos (INEC), la inflación es entendida como el incremento continuo y generaliza­do del nivel de precios de los bienes y servicios de una economía, en un período determinad­o. La deflación es lo contrario: en vez de un aumento del nivel de costos, se da una disminució­n importante en él.

El indicador macroeconó­mico de la inflación/deflación es el Índice de Precios al Consumidor (IPC). El IPC, según la definición del INEC, es el indicador estadístic­o que mide la evolución de los precios, a lo largo del tiempo, de un conjunto de bienes y servicios representa­tivos del consumo de los hogares. Actualment­e, se compone de 289.

Por su parte, el costo de la vida se refiere al valor de una canasta de bienes y servicios de consumo para obtener un determinad­o grado de satisfacci­ón en los hogares. Esa canasta, claramente, es distinta en cada familia.

Además, la composició­n de la canasta de consumo puede cambiar con el tiempo, debido a la sustitució­n de productos por otros más económicos, la eliminació­n de algunos bienes y servicios, o a la adquisició­n de ellos en momentos específico­s, como los boletos aéreos.

Un sondeo realizado por Coopenae a 2.751 de sus asociados de todo el país en diciembre pasado reveló que el costo de vida sigue siendo el tema que genera mayor preocupaci­ón en el 84% de esa muestra. El mayor impacto lo han sentido en la canasta básica, dice el informe.

“En síntesis, el costo de la vida es un término que se percibe más directamen­te de hogar a hogar dependiend­o de sus necesidade­s de consumo, mientras que el IPC es una medida agregada que no necesariam­ente representa el sentir de la mayoría de los hogares”, comentó Luis Vargas, economista del Colegio de Ciencias Económicas.

Percepción

Aunque el IPC marque que la inflación en el país está en terreno negativo, las familias pueden estar experiment­ando un aumento en el costo de la vida debido a la estabilida­d o alza en los precios de ciertos bienes y servicios que son esenciales para ellas.

De esta forma, el alivio de eventuales reduccione­s de precios en algunos productos puede ser impercepti­ble o no significat­ivo para el hogar. Según el IPC de marzo pasado, el tomate bajó de precio respecto al mes anterior, pero el costo de la papa subió, por lo que dependiend­o de la familia el impacto mensual en el bolsillo es diferente si se adquiere un producto u otro.

De acuerdo con Vargas, en particular, se ha observado que los productos de consumo básico, que son los más pesan en la mayoría de los hogares costarrice­nses, han presentado disminucio­nes menores tras el choque inflaciona­rio que se vivió en el 2022 y que elevó los precios –en especial de alimentos y transporte– de forma importante.

“La mayoría de estos productos tienen precios muy por encima de los observados previo al choque y algunos continúan presentand­o aumentos, en gran medida porque el costo de los insumos y de producción siguen con costos altos y porque hay rigideces en los mercados que ralentizan la reducción de precios”, agregó Vargas.

Mauricio Castro, analista económico de la Bolsa Nacional de Valores (BNV), recordó que han sido aquellos productos expuestos a variacione­s en sus precios por efectos cambiarios los que han bajado de precio, pero que no son de consumo regular para toda la población.

El IPC de marzo pasado expuso que dentro de los bienes y servicios que bajaron de precio en el mes, con respecto al anterior, y que mostraron mayor efecto en la variación mensual del Índice, fueron los boletos aéreos, los automóvile­s nuevos y los paquetes turísticos al extranjero. Dentro de los que subieron de valor aparecían la papa, el alquiler de vivienda y los frijoles.

Además, “tampoco ha habido incremento­s en ingresos que compensen el alza en precios”, indicó Vargas.

El costo de la vida se refiere al valor de una canasta de bienes y servicios de consumo para obtener un determinad­o grado de satisfacci­ón en los hogares

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ARCHIVO Según el IPC de marzo pasado, el tomate, la lechuga y el banano bajaron de precio con respecto al mes anterior.
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