La meta: ofrecer vinos de calidad, incluyendo marcas para veganos
Sent Soví también importa aceites de oliva, sacacorchos, copas y cavas
Emilio Sanmartí le planteó a Steven Ferris que hicieran un viaje a Europa para visitar viñedos. No encontraba un vino de su gusto y de alta calidad en Costa Rica. En el viaje, lo comprobó.
En febrero pasado inauguraron Sent Soví, una tienda gourmet de vinos que incluso introducirá opciones para personas veganas.
“Quiero que se disfrute un buen vino y se disfrute en toda amplitud”, dice Emilio.
En Costa Rica el mercado de vino crece con más ofertas comerciales (Bottega, Wain, Expo Vino, Vinum Store o Licores y Vinos) y mayor consumo.
Entre el 2019 y el 2020 el incremento en las ventas fue de casi 8% debido a las compras de clientes individuales en tiendas especializadas, según Euromonitor.
En algunos supermercados, desde hace ya un par de lustros, se observan cada vez más etiquetas de vinos de todo el mundo en góndolas dedicadas a la bebida. Predominan chilenos, argentinos y españoles.
Desde el 2016 se importaron en total $330 millones, incluyendo $220.000 en enero pasado, según las estadísticas de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer).
Herencia familiar
Para Emilio emprender y el conocimiento del vino es una herencia de su familia de origen español.
Su abuelo, Antonio, y su padre, Idilio, son catalanes que emigraron desde España durante la guerra civil, primero a República Dominicana y luego a Venezuela.
Antonio se dedicó a la carpintería y le enseñó el oficio a Idilio, pero este prefirió estudiar contabilidad y trabajó en Dominguez & Co., dedicada a fabricar tapas para botellas de cerveza.
Idilio empezó como contador y terminó como gerente general y presidente de esa empresa. Cuando se jubiló, él y su esposa Magdalena Varela (q.d.e.p.), de origen colombiano y quien fue secretaria y luego trabajó en el hogar, se fueron a vivir a España.
Emilio nació en Caracas y se graduó en ingeniería industrial en 1988 en la Universidad Simón Bolívar.
Él empezó a trabajar en Procter & Gamble (P&G) en Venezuela y viajaba por la región como parte de su cargo. Luego aceptó un puesto en Canadá.
A los cinco años, él salió de P&G e ingresó a la maestría en administración de empresas en la Universidad de Queens en Kingston, Canadá.
Al salir del postgrado, en el 2004, ingresó a la consultora Bearing Point, la antigua KPMG y que tres años más tarde fue adquirida por PriceWaterhouseCoopers (PwC).
Con el vaivén de esta industria y de estas firmas, Emilio decidió hacer casa aparte.
Fundó su propia firma, ES Consulting (y siguió viajando mucho), hasta que hace unos años vino con su esposa, Victoria Henderson, a Costa Rica.
En Costa Rica
Los padres de Victoria viajaban mucho de vacaciones. En una ocasión alquilaron una casa en Costa Rica e invitaron a Victoria y a Emilio.
Emilio ya conocía el país, pues en 1998 estuvo en un seminario de ingeniería industrial. Le gustó y dejó amistades. A Victoria le encantó Costa Rica.
Ambos siguieron viniendo y Emilio, ya sin la consultora, identificó oportunidades de inversión aquí. Una de ellas en una empresa de construcción con un socio.
En el 2020, con la caída de la construcción por la pandemia, fueron entregando los proyectos contratados. No surgían nuevos. Cerraron la compañía.
Emilio y Victoria se quedaron por el cierre de las fronteras debido a la pandemia de la covid-19. Fue cuando Emilio pensó en un negocio en vinos.
Su pasión y conocimiento de los vinos le venía de su padre, que tenía una pequeña bodega en la casa donde guardaba los vinos que compraba en sus viajes a Europa.
En Canadá fue profundizando el conocimiento de los vinos y también por los quesos (ya piensa en importar quesos a través de Sent Soví… están en trámites).
En Costa Rica compraba vinos, pero no conseguía lo que quería. “Me cansé de probar vinos que no me gustan”, dice.
En marzo del 2023 viajó con Steven, quien es abogado. Comprobaron que en Europa se producían vinos muy superiores.
La fundación
Emilio se hizo cargo de la logística y Steven de la constitución legal de la empresa. Además, hicieron socios minoritarios a Tatiana Campos y a Danny Salazar, quienes les acompañan en lo administrativo y el mercadeo.
La propuesta es importar y distribuir vinos premium, pero con una condición: le interesan especialmente aquellos vinos y aceites en cuya producción se siguen pautas y estándares ambientalistas.
La meta era abrir en diciembre del 2023. En Costa Rica, sin embargo, el emprendedor propone y la burocracia dispone.
“Los trámites son ridículos”, acusa Emilio. “Estoy acostumbrado a una forma de trabajo muy diferente a la que se tiene aquí”.
Finalmente, abrieron la tienda en Flex Center, en Guachipelín
de Escazú, el 1.° de febrero pasado.
Entre los proyectos que tienen en camino, además de lanzar el sitio web, se está acondicionando un espacio para emprendedores gastronómicos con la idea de apoyarles en la formulación de sus productos, en los trámites y en el financiamiento.
La cata
Sent Soví comercializa 31 vinos tintos y blancos, así como espumantes, provenientes de cinco bodegas de España (Iranzo, Sierra Norte y Pago de Tharsys) y de Italia (Disipio y Cascina).
Los aceites, para cocinar o aderezar, son de tres tipos: Arbequina, Picual y Hojiblanca. Sus características son muy diferentes, pero tienen en común sus aromas potentes.
El Picual genera un picor y mayor intensidad, pues tiene fenoles más altos que otros aceites de oliva.
El aceite Arbequina tiene menor grado de fenoles y es más suave, sedoso y dulce.
El Hojiblanca es un aceite que Emilio califica de “fantástico”, apropiado para entremeses y ensaladas.
Las copas son diseñadas en función de la eficiencia en la prueba de vinos. Se comercializan copas para verter o apreciar los aromas del vino, unas fabricadas a mano y otras en máquinas que se diferencian levemente por su peso.
Las cavas o vineras (de varios tamaños y para conservar hasta 175 botellas) permiten mantener, en hogares y residencias, los vinos a las temperaturas correctas, desde 8 a 18
grados aproximadamente.
En la tienda de Sent Soví la comercialización se complementa con catas en el segundo piso. La idea es generar una cultura de vino de calidad y de probarlos en un ambiente relajado.
Producción ecológica
La principal diferencia de estas marcas de vinos y aceites, además de ser de categoría premium, es su cultivo ecológico. Se trata de producción biodinámica o en armonía con el ambiente y sin agroquímicos.
Estas prácticas son certificadas por organismos reconocidos. Además, Emilio visita los viñedos para corroborar los procesos.
El principal proyecto en marcha es la introducción de cuatro vinos veganos de las marcas Passion Brut Reserva y Pasión Rosado de Sierra Norte, Living Sémillon de la bodega Iranzo y Carlota Suria de Pago de Tharsys.
Para la mayoría de los vinos, antes de embotellarlos, se utilizan proteínas (harina de pescado, huevo o leche) en el proceso final de clarificación de las partículas y sedimentos minúsculos que quedan y lo enturbian.
En los vinos veganos se aplican productos con proteínas de origen vegetal. Por ejemplo, de soya.