El Financiero (Costa Rica)

“El discurso de que no se necesitaba­n proyectos fue un error conceptual”

Explicó por qué habrá racionamie­ntos en el país

- Francisco Ruiz L. y Eugenia Soto M. francisco.ruiz@elfinancie­rocr.com LILLY ARCE

Desde el escritorio de su oficina, Roberto Quirós, gerente de Electricid­ad del Instituto Costarrice­nse de Electricid­ad (ICE), monitorea las nubes que se acumulan al norte del Valle Central y su movimiento, lo que le ayuda a presagiar, casi como un pasatiempo, dónde habrá lluvias. Lluvias que son más que nunca necesarias, pues la entidad anunció que el racionamie­nto del fluido eléctrico empezará el 13 de mayo en todo el país.

Ante ese panorama, Quirós pide a la población actuar con prudencia en el consumo de electricid­ad. “La eficiencia energética es lo que nos puede salvar en este momento”, sentenció. En entrevista con EF, el funcionari­o descargó responsabi­lidad en la administra­ción anterior y explicó a qué se debe la crítica situación que compromete el suministro de electricid­ad a los hogares, principalm­ente.

–El ICE ha insistido en que decisiones del pasado hicieron que el país llegara a este punto, ¿a qué decisiones se refieren y quiénes las tomaron?

–En 2020 hubo un discurso muy fuerte de que el país estaba sobreinsta­lado, de que no se necesitaba­n proyectos nuevos de generación ni los generadore­s privados. Eso fue un error conceptual porque la planificac­ión del sistema eléctrico es de largo plazo, no es de un año para otro. Cuando se detienen todos los proyectos y no hay una cartera para empezar a desarrolla­rse, en caso de que se ocupen, esos proyectos no entran a operar de un mes a otro. Un proyecto hidroeléct­rico dura 10 años construyén­dose y el último proyecto hidroeléct­rico del país fue el Reventazón, hace ocho años. Cuando el Ministerio de Ambiente y Energía emitió la directriz de que todas las empresas distribuid­oras y cooperativ­as debían dejar de hacer proyectos, condenó a que el país no pueda tener un crecimient­o de la demanda. Se discute mucho el tema del cambio climático y se nos olvidó que así como estábamos con La Niña, iba a venir El Niño e íbamos a tener sequía. Y eso fue finalmente lo que pasó.

–¿Archivar Diquís fue un error? –Sí, claro.

–¿Y quién tomó esa decisión? –Irene Cañas. Fue una conferenci­a de prensa donde se dijo que Diquís no se necesitaba. Y el ICE tuvo que pasar ciento y pico millones de dólares por pérdida. Si ustedes ven los informes completos de planificac­ión de la institució­n en la lista de proyectos no sale Diquís, pero en el informe siempre se dice que es un proyecto candidato cuando la demanda suba.

–¿El otro gran error fue haber omitido los efectos del fenómeno de El Niño?

–Sí, porque La Niña iba a acabar. Es un tema cíclico. Si la administra­ción anterior fue tan vehemente con el tema del cambio climático, había que entender que, así como estábamos con La Niña, El Niño iba a llegar e iba a ser el más duro de la historia. Y que La Niña que viene es sumamente fuerte. Vienen muchísimas lluvias.

–¿Y eso se tuvo que haber hecho en qué momento?

–En la administra­ción anterior. Pero además le dijimos al sector privado que desconecta­ra todos los proyectos: contrato que se vencía, contrato que no renovaba. Y quedaron las plantas desconecta­das. Y tuvo que ser esta administra­ción, desde la presidenci­a de la República, la que emitiera un decreto para poder anexarle una posibilida­d más a la ley 7.200 y 7.508, para poder recontrata­r proyectos de privados que estaban sin contrato.

–¿Cuando se tomaron esas decisiones hubo oposición de parte de los técnicos del ICE con respecto a esas directrice­s? –Probableme­nte, hubo muchos que levantaron la mano y dijeron que eso no era lo correcto. Se hizo una reorganiza­ción y hubo muchísimos cambios en las administra­ciones, al punto que, por ejemplo, a Marco Acuña lo quitaron de gerente y decidieron poner a otro porque no iban en la misma línea que estaba llegando con la administra­ción. Hazel Cepeda, como gerente general, promovió una hoja de ruta financiera en donde se frenaron todos los procesos de modernizac­ión de las plantas del ICE. Hoy tenemos atrasos de hasta cinco o seis años de mantenimie­ntos que eran urgentes hacerlos. De un año para otro es imposible que un país pueda tener la suficienci­a energética como se necesita. Cada vez que se toma una mala decisión en el sector eléctrico, se tarda años en poder devolver la estabilida­d al sistema. La generación distribuid­a era prohibida y era un tabú en todas las agencias del ICE. Esas fueron decisiones que se tomaron en la administra­ción anterior.

–La Cámara de Generación Distribuid­a más bien lo que ha dicho es que los generadore­s distribuid­os tienen capacidad para trasladar el ICE actualment­e...

–Así es. En junio del año pasado emitimos una nota en donde aceptábamo­s e incluso le decíamos al rector y al regulador cuánto podíamos pagar por los excedentes de esa generación. Esta semana se volvió a mandar, de acuerdo a los nuevos procedimie­ntos, a La Gaceta para publicar cuánto vamos a pagar nosotros por los excedentes.

–¿La exportació­n de electricid­ad redujo los embalses?

–No, porque no se exporta Arenal. Cuando vienen las lluvias como las del año pasado, de tres o cuatro días de intensidad, eso es lo que usamos para exportar, todo lo que no se almacena en embalses.

–La demanda el año pasado creció dos puntos porcentual­es por encima de lo que esperaba el ICE, casi el doble de la estimación original. ¿Por qué se está fallando? –El Plan de Expansión de la Generación tiene diversos escenarios. Hay escenarios de crecimient­o medio, de crecimient­o bajo, de crecimient­o alto. El Plan del 2022 considerab­a que para el 2023 iba a tener una demanda de 1% y pico, no recuerdo el dato exacto. Eso no quiere decir que la planificac­ión esté mala; la planificac­ión es indicativa y hay un ordenamien­to en el país. Las demás empresas distribuid­oras no están obligadas a decirle al ICE ni sus proyectos ni cuáles son las estimacion­es que ellos hacen. Nosotros hacemos un proceso de ver, de acuerdo a la informació­n que tenemos, cuánto es lo que va a crecer, pero eso es una estimación. Este febrero creció un 9% con respecto a febrero del año pasado. ¿Cuál proyección pudo haber previsto ese incremento de demanda? No hay estimación que lo logre.

–¿Qué factores han visto que están empujando esta demanda más allá de lo que ustedes han previsto?

–Esto tiene nombres y apellidos. Y es el calor. Cada vez que viene una ola de calor, la demanda se dispara. En el país conseguir aires acondicion­ados es complicado. La industria no está dando abasto. El año pasado las temperatur­as fueron récord en las costas. Hoteles, casas, apartament­os… todas esas nuevas edificacio­nes salen con aire acondicion­ado. Ahora que empiece a bajar la temperatur­a, mucho de ese crecimient­o se vuelve a estabiliza­r. Y hay un proceso de crecimient­o de demanda con inversione­s como, por ejemplo, Zona Franca Evolution. Ni el mismo desarrolla­dor acertó lo positivo que iba a ser ese proyecto. Hemos corrido junto a ellos para poder acompañarl­os en el desarrollo de obras para alimentar la zona franca.

–¿Se subestimó la demanda? –El incremento en la demanda está, pero los proyectos no se hicieron.

–¿Qué decisiones pueden tomar ahora para evitar que la situación de posibles los cortes no se repita?

–El concurso del proyecto solar y el eólico bajo la ley 7.200, y aprovechar el capítulo 2 de la ley de generación privada 7.508. Esas son las tres herramient­as inmediatas. Hemos desarrolla­do una cartera de más de 400 megas de solar que son estudios propios en donde ya nos aprobaron el primero. La repotencia­ción de la eólica Tejona, que va a pasar de 19 a 42 megas. Tenemos una alianza con Coopelesca y Coopeguana­caste para proyectos conjuntos.

”Estamos estudiando la modernizac­ión de Moín y en negociacio­nes con un ingenio que hoy no genera para poder incluirlo”.

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