Arquitectura emblemática guanacasteca
Arquitectura emblemática
Guanacaste ha representado desde siempre una fuerte herencia cultural para toda Costa Rica. Las tradiciones, su gastronomía, sus personajes y sus pintorescos paisajes son parte de ese legado típico que llama tanto la atención de los extranjeros que nos visitan.
Desde el punto de vista arquitectónico la pampa tiene también mucho que ofrecer con respecto a estructuras emblemáticas de gran valor que han sobrevivido al tiempo y al desarrollo inmobiliario y turístico.
La arquitectura guanacasteca colonial se diferencia mucho de la que se dio en el Valle Central. Si bien las técnicas constructivas también incluyen barro, adobe y bahareque, debido al calor en Guanacaste las edificaciones eran más altas, esbeltas y en las viviendas destacaba el corredor volado. Por su parte, hacia el centro del país se dieron las casas de adobe con repisón (parte ancha y baja de las paredes que solía pintarse de azul y no de blanco para evitar que se ensuciara por el salpique de la lluvia).
“Hay templos de estirpe colonial como el de San Blas en Nicoya y el de Nuestro Señor de la Agonía en Liberia. Las edificaciones religiosas de la región fueron hechas por arquitectos empíricos nicaragüenses que manejaban una arquitectura barroca pero de índole franciscana, más sencilla. También vale la pena destacar varias ermitas de los años 30, pues pese a que en ese tiempo los templos de arquitectura victoriana eran casi catálogos estas representan piezas únicas, como la ermita de Tempate”, comentó Andrés Fernández, arquitecto e historiador.
A grandes rasgos, llaman la atención en la pampa las casas de los años 30 particularmente guanacastecas, hechas de madera industrializada y con herramientas propias de la Revolución Industrial, construidas también por carpinteros nicaragüenses, pues no es hasta 1950 que se cuenta con la Carretera Interamericana y antes de esto la comunicación era muy difícil con el Valle Central.
La arquitectura de producción o de hacienda ganadera también es única de la zona. “Esta se caracteriza por estar formada por un cuerpo único, sencillo, longitudinal, que se conoce como cañón de adobe, con un corredor ancho por tres o cuatro lados que une las habitaciones, pisos de madera o barro, pilares de madera y techos de teja”, resaltó Fernández.