HOTEL VILLA CALETAS
LAS MEJORES VISTAS EN EL PARAÍSO DE LOS ATARDECERES
El área que elegí visitar fue el Pacífico Central por conveniencia de tiempo de recorrido, es una zona de clima tropical que se define principalmente por estaciones secas y húmedas muy diferenciadas. En términos generales, desde agosto hasta principios de diciembre el clima es húmedo; a finales de ese mes y hasta principios de abril es seco. Los meses restantes tienen periodos de lluvia irregulares, la distancia desde San José es corta, a tan solo una hora y 30 minutos en carro por la ruta 27, está 20 minutos después del Parque Nacional Carara. La entrada se encuentra sobre la carretera principal, es de fácil acceso para cualquier vehículo. El recorrido hasta la recepción es un preámbulo de lo excepcional, el nivel de detalle de esta propiedad denota diseño, así como una extravagante sensibilidad en el cuidado del área, la inspiración es una combinación de arquitectura neoclásica con victoriana con muchos detalles tropicales. Cuenta con una oferta extensa de habitaciones, para todos los gustos y presupuestos, me hospedé en habitación Imperial del Zephyr Palace, posee una vista impresionante al océano. Soy amante de los atardeceres y vistas relajantes, esta sin duda es una de las mejores que he podido apreciar. También destaca la terraza que incluye un jacuzzi, además de baño turco y la bañera estratégicamente colocada para observar el escenario exterior. Aprovechando mi estadía me uní a un nuevo servicio, un retiro de yoga por un día, ideal para los que amamos este sistema de práctica física y espiritual de meditación. Empezamos con una clase de 90 minutos, en una nueva área construida especialmente con ese objetivo, después disfrutamos de un desayuno saludable estilo bufé. Quienes no están hospedados en el hotel y solo están por el día de retiro, pueden utilizar las instalaciones. El almuerzo fue en la playa privada, es necesario carro 4x4 para llegar ahí, el transporte está incluido. Llegar al sitio es también parte de la experiencia, el camino es un bosque espectacular después de un recorrido de 15 minutos, ahí está el restaurante El Pelícano, equipado con sillas para descansar y tomar el sol, el menú cuenta con opciones vegetarianas. A las 4 p. m., como parte de las actividades del retiro hicimos una meditación guiada terminando con una pequeña fogata, después regresamos a donde hicimos la práctica inicial para cerrar la experiencia viendo el atardecer.
Regresé al cuarto en modo de relajación total, esa noche pedí servicio a la habitación, y me quedé observando las estrellas desde la privacidad y comodidad. Al día siguiente, después de un desayuno a la carta, fui a explorar el Parque Nacional Carara. que a pesar de estar muy cerca de San José nunca lo había visitado, posee 52 km ² de superficie, protege la cuenca del Río Grande de Tárcoles, destaca por incluir una de las mayores poblaciones de guacamaya roja en el país. Lleve zapatos cómodos para caminatas y el equipo necesario para explorar. Un lugar excelente para disfrutar la puesta del sol es el restaurante Anfiteatro, que ofrece diferentes opciones de bocas y cocteles, el lugar es bastante concurrido, sugiero llegar temprano, ya que está abierto al público en general. Reservé mesa para la cena en el Mirador, un espacio más elegante, armonioso con su entorno. De entrada comí crema de lentejas con cangrejo, seguida de un filete de róbalo con arroz al jengibre y coco; la comida es fresca y preparada con combinaciones de sabores que estoy seguro disfrutarán. El postre fue una muestra de tres opciones: helado de higos con ron, crème brûlée de mango y rava. Lo mejor de este destino además de una de las más maravillosas vistas, es la posibilidad de estar en contacto con la naturaleza y con uno mismo.