La Nacion (Costa Rica) - Ancora
Marcelo Quesada, director del festival, habla del énfasis del 2016, temas polémicos y posibilidades.
director artístico, nos habla del énfasis de esta edición, un tema polémico y cómo acercarse a la actividad
–¿Qué implica que la edición del 2016 lleve la etiqueta de “salvaje”? ¿Qué pasó entre el “cine sin maquillaje” del 2015 y “salvaje”?
–Estamos en un sector en el que cada vez hay una oferta más amplia y variada en cantidad de películas y de festivales. Necesitamos diferenciarnos y generar una propuesta que sea clara para que la gente sepa qué se encuentra cuando escucha Costa Rica Festival Internacional de Cine.
”En el 2016, ese cine sin maquillaje evoluciona a salvaje. Entendemos por salvaje algo no domesticado, que creció en libertad, que no tuvo intervenciones ajenas que violentaran ese espíritu creativo; es único y se aleja de lo convencional. Dentro de esta noción de diversidad que procura acercar el proyecto al público local, estas 72 que elegimos, de más de 600 que visionamos, están unidas por el espíritu libre, rebelde y salvaje desde el cual fueron creadas”.
–Con una amplia oferta de cine independiente, este festival pretende ser la contraparte del cine comercial. ¿Qué tipo de cine nos quiere mostrar?
–Estos proyectos lo que procuran es acercar un menú infinitamente más amplio. El festival en 10 días trae películas de 30 países, lo cual no sucede en todo el año en el circuito comercial. Desde esa lógica, estamos trayendo un cine independiente de calidad, que se aleja de lo convencional; estamos trayendouna amplia oferta de cine centroamericano y costarricense. Estamos hablando de 21 películas centroamericanas, seis en competencia, cuatro más fuera de competencia y 11 cortometrajes costarricenses.
–¿Qué oportunidad brinda a los espectadores y al medio cinematográfico?
–El cine es un motor para generar emociones y esa emoción a algunos se las generará acercarse a cosas nuevas, a otros ver esas películas que están esperando hace meses, a otros encontrar realidades que le sonmuy cercanas, y a otros viajar a otras partes del mundo... El festival es un canal para generar emoción por medio del cine y ampliar perspectivas y visiones de mundo.
”En términos del sector, estamos comprometidos en consolidarnos como una plataforma importante para las películas que nos dan el honor de tener su estreno. Nos interesa ser un espacio privilegiado de encuentro con el público y acercar el contenido local a la industria; por un lado, a la prensa porque ayuda a generar resonancia alrededor de estos contenidos y esa resonancia permite que el contenido empiece a viajar. También traemos tomadores de decisiones de espacios muy importantes: programadores, directores de fondos y productores que pueden ayudar a viabilizar estas iniciativas. El festival se convierte en una ventana para estos proyectos.
”El festival tiene una faceta de Industria, que es importante porque brinda asesorías e incentivos económicos a películas nacionales y centroamericanas no finalizadas, en etapa de desarrollo”.
–Entremos en un tema algo polémico. ¿Por qué no se incluyó en competencia un mayor número de producciones costarricenses (solo hay tres)?
–Para crecer necesitamos ser autocríticos y el festival ser riguroso desde su lógica de programación, si no la ventana se diluye. Lo fundamental es consolidar una ventana que genere un impacto. Cuando el nivel de los contenidos es tan diverso, la percepción sobre el cine que se está haciendo en la región se distorsiona un poco.
”La selección de películas res-ponde también a esta identidad y línea editorial que hablábamos; por lo tanto, no es una cuestión tan contundente de definir si una película es más fuerte o menos fuerte, sino cuáles se acercan más a este espíritu.
”Hay que ser consciente de que, en el momento actual de nuestra cinematografía, hay años en que tenemos una produc-ción más amplia y años en que es más limitada. Para el 2016, la cantidad era un poquito más limitada; ya sabemos, gracias a la convocatoria de la sección de Industria, que el 2017 va a ser un año tremendamente fuerte.
–¿Cómo vivir un festival que tiene una oferta tan amplia?
–Hay dos aspectos: darse la oportunidad de descubrir y sorprenderse. Probablemente vas a encontrar películas que amaste y que odiaste también; eso es parte de la experiencia y ambas te cons- truyen como espectador.
”El festival reconoce esa dificultad y tiene un espacio que procura atenderlo: Rutas. Sucede en dos sentidos: es un espacio físico en la Casa del Cuño y es una propuesta conceptual del equipo de programación que procura armar rutas que conecten una cantidad de películas, a partir de ejes temáticos, artísticos y creativos; sabemos que van a apelar a la gente de una manera más directa.
”Entendemos que algo que diga competencia internacional de largometraje quizá amucha gente no le dice nada, pero qué tal si hay una ruta del festival que dice “películas de amor y desamor”, o una ruta que se llama ‘Lo político está vivo’, ‘El cine y la música’ o ‘El despertar sexual’.
”La idea es construir nociones más cotidianas con las que sea mucho más fácil vincularse. Son entre 40 o 50 rutas muy diversas, en todas podrán encontrar una guía que sí les resuene en sus gustos e intereses. Está en la Casa del Cuño (contigo a la Antigua Aduana) y, además, hay un impreso que la gente se puede llevar. En la Casa del Cuño habrá personas que le pueden proponer rutas personalizadas, incluso a partir de sus horarios”.
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