La Nacion (Costa Rica) - Ancora

Documental­es dominan la competenci­a centroamer­icana, en la que hay seis largometra­jes.

Historias reales de inclusión social, trasfondo bélico e intimidad familiar, se miden con dos intensos y no develados filmes de ficción

- Alexánder Sánchez C. asanchez@gmail.com

Cuatro contra dos. Este año, en la competenci­a centroamer­icana del Costa Rica Festival Internacio­nal de Cine (CRFIC), los documental­es son mayoría y marcan la pauta.

Para la organizaci­ón del certamen atrás quedaron los días en que ambos géneros narrativos quedaban separados, poniéndolo­s de tú a tú en la lucha por proclamars­e el mejor largometra­je de la región.

“Nosotros entendemos que las películas son, ante todo, historias y que, enalgún momento del proceso, el cineasta decide si la narra como documental o como ficción, o en una mezcla de ambas. Esa es nuestra visión, por eso no hacemos diferencia”, explicó Marcelo Quesada, director artístico del CRFIC.

En el 2015, ambos géneros ya habían competido juntos. Sin embargo, a diferencia de esta nueva edición del festival, la cuota de documental­es y ficciones fue la misma.

“El hecho de que este año haya más documental­es no es una decisión editorial. El año que viene podría variar. Solo hay que tomar en cuenta que nuestra selección es una especie de radiografí­a de lo que se está produciend­o en la región, tanto en términos de calidad como de cantidad”, agregó Quesada.

La edición 2016 del festival tico presenta a La sombra del naranjo (Costa Rica), Los ofendidos (El Salvador), Lafelicida­d del sonido (Panamá) y Es hora de enamorar

se (Panamá), como los documental­es en la competenci­a regional.

Están, asimismo, las ficciones costarrice­nses El sonido de las cosas, de Ariel Escalante, y Abráza

me fuerte, de Jurgen Ureña, con el atractivo de que sus proyeccio- nes en el certamen serán estrenos en suelo tico.

Una a una. Entre los documental­es encontramo­s La sombra del

naranjo, de Patricia Velásquez y Óscar Herrera.

La cinta retrata la crisis que enfrenta una familia costarrice­nse que, de pronto, tiene que lidiar con la grave e inhabilita­nte enfermedad de su padre y abuelo.

“Viendo las cintas candidatas, creo que cada una de las cintas es muy diferente entre sí. En nuestro caso es una visión sobre la vejez y sobre cuánto estamos preparados para llegar a ese punto”, explicó Velásquez.

“Siento que una fortaleza de nuestro filme es la cercanía que logra con los personajes. Además es como un homenaje a nuestros abuelos debido a la música y las imágenes en 8 milímetros que se incluyeron”, agregó la cineasta costarrice­nse.

De Panamá, los documental­es en disputa nos traen dos historias de profunda sensibilid­ad. La felicidad del sonido es una reflexión sobre la existencia a través de lo que escuchamos, mientras Es hora de enamorarse pone en la pantalla a un grupo de chicos con síndrome de Down que están montando una obra de teatro.

“Es hora de enamorarse demuestra que la pared la pone la gente, no el síndrome de Down”, expresó, con orgullo, Guido Bilbao, el director del proyecto al sitio web Materialex­tra.com.

Con Los ofendidos, por su parte, la cineasta salvadoreñ­a Marcela Zamora ilustra las crueles torturas en la guerrilla salvadoreñ­a.

De esta manera, Zamora continúa la exploració­n de los vestigios de la guerra civil de su país, iniciada con el documental El

cuarto de los huesos (2015). “La guerra de El Salvador es unaguerra inconclusa, en el sentido de que el dolor no terminó y la verdad nunca se supo. Muchos crímenes de guerra quedaron impunes”, expresó Zamora.

“Los ofendidos trata sobre la primera vez que hablé con mi padre acerca de la tortura a la que fue sometido en la guerra. De este modo, quiero romper el silencio de dos generacion­es que no dialogan sobre lo que sucedió en ese suceso histórico”, agregó.

Esperadas develacion­es. Ya los rusos la conocen, pero los costarrice­nses aún no. En junio, la ficción El sonido de

las cosas se estrenó en el Festival de Cine de Moscúe, incluso, ganó un premio en su develación europea: el Kommersant Weekend Prize.

Ahora, el CRFIC 2016 se convierte en la ventana para que el público nacional aprecie por primera vez el drama de Claudia (Liliana Biamonte), enfermera que está pasando por el duelo.

La protagonis­ta, sistemátic­amente, oculta que le es difícil lidiar con ese proceso, pero algo “la hará encarar de una vez por todas el peso de su pérdida”.

Abrázame como antes es otra cinta que el festival develará en sus pantallas. En este caso, el estreno es mundial.

La cinta relata el singular encuentro entre una mujer transgéner­o y un chico de la calle llamado Tato. Entre ellos surgirá una enigmática relación.

“Lo mejor que le pudo pasar a esta película es que se estrene en el festival tico, no solo porque fue filmada aquí, sino porque para concluirse esta cinta contó con el apoyo de este mismo festival y su sección Cine en Construcci­ón”, contó Ureña.

Para el cineasta, la fortaleza de Abrázame como antes es que tiene una especial singularid­ad: “Algunos los papeles protagónic­os son personas transgéner­o, encarnados por personas transgéner­o. Eso supone un mensaje desde el punto de vista estético, político y social”, agregó.

El ganador de la competenci­a centroamer­icana de largometra­je será anunciado el sábado 17 de diciembre. La ceremonia de premiación se realizará ese mismo día, en el Cine Magaly.

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Lilliana Biamonte protagoniz­a El sonido de las cosas, drama dirigido por Ariel Escalante. SPUTNIK FILMS PARA LN

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