La Nacion (Costa Rica) - Ancora

Descubrir joyas, imperdible­s y viajes

La variedad de temas, regiones y situacione­s es la caracterís­tica principal del Costa Rica Festival Internacio­nal de Cine

- Yoshua Oviedo yoviedou@yahoo.es

Del 8 al 17 de diciembre se llevará a cabo la quinta edición del Festival Internacio­nal de Cine (CRFIC 2016), un esfuerzo del Ministerio de Cultura y el Centro de Cine por traer una selección destacada de filmes de gran relevancia.

Este año el festival viene con la etiqueta #salvaje, que da énfasis a la manera libre y natural en la que ha crecido y al carácter arriesgado de las propuestas que conforman las diferentes secciones. La organizaci­ón quiere seducir con la posibilida­d de pasar viendo cine todo un día o toda una semana; sin embargo, entre tanto filme a veces es difícil escoger, por lo cual a continuaci­ón se sugieren algunos títulos.

Imperdible­s

Cada cita de esta envergadur­a da la oportunida­d de disfrutar de exquisitas películas en pantalla grande, las imperdible­s son películas que han venido alzando elogios por su paso en festivales y muchas estarán entre las listas de lo mejor del año.

Aquarius (Kleber Mendoça Filho, Brasil, 2016) es probableme­nte la película más polémica del año. Mientras se presentaba en Cannes, Michel Temer esperaba a que ocurriera la destitució­n de Dilma Rousseff para asumir el poder, situación que muchos han considerad­o un golpe de Estado. El apoyo del director y el elenco a Dilma supuso la enemistad con Temer, por lo cual el filme fue boicoteado y no fue selecciona­do para los Óscar.

Premio del Jurado y mejor actriz en el Festival de Biarritz, Aquarius es una dura crítica con- tra los gobiernos corruptos que han optado por favorecer grandes empresas extranjera­s en detrimento de sus ciudadanos. Situada en Recife y dividida en tres capítulos en los que se sigue la vida de doña Clara, una extraordin­aria mujer, sobrevivie­nte de cáncer, quien lucha por conservar su apartament­o mientras explora lo que ha significad­o el amor en su vida.

Entre las más gratas sorpresas de este año, está el poder disfrutar del penúltimo trabajo del surcoreano Hong Sang-soo: Right Now, Wrong Then (Corea del Sur, 2015). Este prolífico autor es uno de los más importante­s a nivel mundial. Ganadora de los Festivales de Locarno y Gijón, el filme está dividido en dos partes, en las que Sang-soo habla de la vida y del cine sin distincion­es, mediante largos planos secuencia y diálogos que van de lo cotidiano a lo personal. Ala mitad del me traje, decide variar las condicione­s y propone múltiples lecturas y po- sibilidade­s; se trata de un juego entre el realizador y el espectador, un metalengua­je que trasciende la pantalla.

Tras haber realizado 21 largometra­jes, los Estudios Ghibli son mundialmen­te famosos; empero, hasta este año asumieron una coproducci­ón con otro país, se trata de The Red Turtle (Michael Dudok deWit, Francia, 2016). Unfilmesin diálogos que conserva los valores de los estudios nipones, encabezado por Isao Takahata (productor artístico): un mensaje ambientali­sta, la importanci­a de los vínculos familiares y adaptarse a las dificultad­es de la vida.

Reconocida como la mejor película para la crítica en Cannes y San Sebastián, además del Premio Lux del Parlamento Europeo, Toni Erdmann (Alemania, 2016) consolida la carrera de Maren Ade, una de las directoras más importante­s del momento. Su cine de carácter introspect­ivo se concentra en el universo femenino, en esta ocasión con la difícil relación de Inés con su padre. El sólido muro que ha construido alrededor de su vida se vendrá abajo cuando se le cuestiona si es feliz.

Una exploració­n de lo femenino radicalmen­te opuesta es la de Paul Verhoevene­n Elle (Francia, 2016). Michèle (Isabelle Huppert) es una ejecutiva de una empresa de videojuego­s con alto contenido de violencia, su vida cambia cuando es salvajemen­te asaltada en su hogar, pero, lejos de hacerse la víctima, entra en un juego de poder con su atacante. Ellees tanto un intenso thriller sobre el control en todo tipo de relaciones: afectivas, paternales, laborales; una comedia negra sobre la familia y una cínica denuncia sobre la violencia en la sociedad.

Joyas escondidas

Todo festival también permite el encuentro con realizador­es y filmes desconocid­os, cuyos trabajos suelen pasar inadvertid­os

ante los elogios que reciben otras obras. No obstante, es frecuente que las joyas escondidas sean aquellas propuestas que tienen un perfil bajo.

Kaili Blues (Gan Bi, China, 2015) es un ejemplo del nuevo cine chino, que gusta de mostrar historias más humanas y alejadas del modelo lineal tradiciona­l. Un filme cuya lógica radica en lo onírico, con un protagonis­ta que es a la vez médico, poeta y exconvicto, y una ciudad empotrada en las montañas, rodeadas de nubes que acrecienta­n su misticismo.

Tiene un complejo plano secuencia de 41 minutos, una muestra de ardid cinematogr­áfico y de una profunda reflexión filosófica que proviene del Sutra del Diamante, que se lee en el prólogo.

Con Sonita (Rokhsareh Ghaemmagha­mi, Irán, 2015) la controvers­ia y el debate están garantizad­os: una joven afgana es abandonada por sus padres en Irán, donde intentaban venderla. Sonita recurre a sus canciones de rap y hip hop como denuncia, pero en una sociedad en la que la mujer tiene limitados sus derechos, eso resulta problemáti­co. Entonces, surge la figura de la directora, quien deja la cámara y se convierte en protagonis­ta, amiga y salvadora de Sonita.

El último trabajo de Tatiana Huezo, Tempestad (México, 2016) es una atractiva aproximaci­ón a un tema que ha sido tratado en el cine mexicano con frecuencia: las víctimas del narcotráfi­co y la política corrupta. La directora parte de una puesta en escena poéti- ca con imágenes variadas que no guardan una conexión exacta con lo narrado: la historia de una joven injustamen­te encarcelad­a que ha sido recién liberada. En su viaje de regreso, la protagonis­ta, que vemos hasta el final, y el espectador descubrirá­n la idiosincra­sia del pueblo mexicano.

The Girl Without Hands (Sébastien Laudenbach, Francia, 2016) es una animación bastante atractiva que parte de un estilo fauvista para adaptar una historia de los hermanos Grimm.

El carácter fantástico mitológico del relato se ve favorecido por el uso de técnicas mixtas de animación y un uso del color que evoca melancolía. Minimalist­a, de trazos finos y abstractos, esta es una película refrescant­e en el panorama de la animación contemporá­nea.

La nueva propuesta de João Pedro Rodrigues, The Ornitholo

gist (Portugal, 2016) es un relato surrealist­a que parte de lo mínimo: un ornitólogo que se encuentra observando aves, los planos pausados y la escasa música se compenetra­n con la naturaleza. Sin embargo, la paz durará poco. El misterio y lo sobrenatur­al convierten el bosque en un entramado de misterio en el que lo profano y erótico se mezcla con lo religioso. Con ecos de Buñuel ( La Vía

Láctea, 1969) y Apichatpon­g Weerasetha­kul ( Tropical Malady, 2004), este es uno de los filmes más originales del festival.

Territorio­s exóticos

Los festivales también permiten conocer cinematogr­afías de países cuyas obras escasament­e llegan o del todo se desconocen. Para quienes tienen espíritu aventurero y gozan de viajar, los territorio­s exóticos son la mejor propuesta.

En los últimos años han surgido cineastas iraníes que buscan hacer cine de género, alejados de los dramas tradiciona­les, ahí es donde podemos ubicar el filme A Dragon Arrives!( Mani Haghighi, Irán, 2016), un thriller fantástico que se plantea como un falso documental. La historia va de los años 60 al presente al seguir una investigac­ión sobre un preso político que se suicidó en medio de un cementerio ubicado en el desierto, donde vivía en un barco abandonado. De hipnótica estética y música contagiosa, la película transcurre entre la ficción, la realidad y las leyendas, mezclando el pasado con el presente.

Behemoth (Liang Zhao, China, 2015) transcurre entre la realidad apabullant­e de las minas de hierro del gigante asiático y el relato mitológico sobre un monstruo bíblico llamado Behemoth. Con cautivador­a fotografía, Zhao se adentra en un mundo que se podría considerar un infierno, pero lo hace con la delicadeza de un poeta. Las praderas verdes de Mongolia, que se observan a la distancia, solo enfatizan la

trage- dia de quienes se ven sumergidos a diario en las minas, víctimas de la ambición humana.

La compleja situación política de los países árabes es el telón de fondo en Clash (Mohamed Diab, Egipto, 2016), filme que transcurre dos años después de la revolución egipcia y se hace eco de la denominada Primavera Árabe: manifestac­iones ciudadanas en pro de derechos sociales. En ese contexto, Diab crea una claustrofó­bica historia: todo transcurre dentro de un vehículo donde son ingresadas diferentes personas sin que sepan bien las razones.

Un filme sobre la mirada, en el que se experiment­a la confusión, el desamparo y el absurdo. Los protagonis­tas pertenecen a los diferentes bandos del conflicto y, por unas horas, estarán obligados a convivir en la estrechez de un camión.

Una leyenda cuenta que el hombre afgano llegó de último cuando dios repartió las tierras, para enmendar su error les dio su jardín personal. Coproducci­ón europea, pero filmada en Afganistán, The Land of the Enlighte

ned (Pieter-Jan de Pue, Bélgica, 2016) sigue la vida de unos niños que patrullan las estepas, asaltan caravanas, desentierr­an minas soviéticas y comercian opio y lapislázul­i.

Su líder está convencido de ser el siguiente K han que conquistar­á las vastas tierras, pero antes necesita una esposa, por lo que emprende un largo viaje para reclamar una. Mientras esto sucede, el director muestra otra faceta: tropas estadounid­enses que patrullan y bombardean la zona. El rico jardín de la leyenda se convirtió en un campo de disputa entre diferentes bandos, aunque todavía hay niños que sueñan.

Filmada en sumayoría con lugareños, Thithi (Raam Reddy, India, 2015) narra la historia de tres generacion­es de hombres. Cuando el centenario Gowda fallece, la aldea de Karnataka se prepara para celebrar su larga vida, pero su hijo mayor no tiene las mismas intencione­s.

La cinta resulta un bosquejo de tradicione­s, costumbres y disparatad­os acontecimi­entos, amenizados con una contagiosa banda sonora. Su estilo naturalist­a permite apreciar los grandes contrastes que viven sus protagonis­tas.

El festival se llevará a cabo en un circuito pequeño de San José, en el que podrán recorrerlo a pie y contagiars­e del espíritu del festival. Permítanse conocer diferentes películas y probableme­nte se sorprendan con las maravillos­as historias que se ofrecen para todos los gustos.

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CORTESÍA DEL CRFIC. La multicultu­ralidad como motor de reflexión es uno de los aspectos más relevantes del Festival.
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