La Nacion (Costa Rica) - Ancora
PILAR QUIRÓS LLEVA LA VIDA A LAS TABLAS
Con más de 80 obras escenificadas, Pilar Quirós es la materia viva con la cual construye su propio arte
En una ocasión, cuando el pionero Teatro Arlequín iniciaba sus andanzas como agrupación independiente en los años 70, la escenógrafa, vestuarista y utilera Pilar Quirós se hizo cargo de la plástica escénica de una obra que ocurría en una compra y venta.
Usualmente, la artista adquiría objetos para los montajes en la empresa de demoliciones Koberg, en camino a Desamparados, pero esa vez no se llevó algunos elementos rescatados de edificios derruidos sino la oficina completa.
“Yo le digo al señor (de la demoledora), que ya me conocía: voy a poner una obra y reproducir esto mismo... ¿me alquilaría todo lo que tiene acá por dos meses? Entonces hice un cascarón dentro del Arlequín y traje dos camiones de chunches”.
Esa anécdota pinta a Pilar Quirós de cuerpo entero, quien el día de esta entrevista, en La Garita de Alajuela, vestía pantalón oscuro, zapatillas planas, una camisa de seda con vetas violetas y blancas y en el cuello un pañuelo de la misma tela que se movía al ritmo de sus gestos.
Las ropas hablan de las personas y los personajes. Que lo diga Pilar, quien ha diseñado el vestuario de cientos de actores y actrices a lo largo de 50 años, tanto en las tablas ticas como allende nuestras fronteras.
Esta enérgica mujer de teatro, pedagoga y productora ha construido una premiada trayectoria que dejó huella en la historia del arte escénico nacio-
nal, con más de 80 textos levantados en tres dimensiones.
Pilar afirma que la fuente creadora viene de lo propuesto por la dramaturgia de cada obra, así como de ella misma, “de todo lo que he leído, observado”, del trabajo en equipo, de aquello que es materia pero a la vez de lo intangible, de la imaginación, de sus ideas.
Por eso, el ímpetu para transportar dos camiones cargados de “desechos” provino de loque se vende y se compra, es decir, todo: “la honra, la niñez. Yo pongo en esa compra y venta esos signos, un vestido de novia blanco manchado, un caballito de una calesita”, detalla.
En 1965, Pilar coincidió con el director francés Jean Moulaert (su esposo, ya fallecido) cuando él arribó de Cuba. El Arlequín preparaba el montaje de Histo
rias para ser contadas en el Teatro Nacional, y ella asistía al escenógrafo Luis Daell. “Le limpiaba los pinceles”, recuerda.
Luego radicó con Moulaert en Bélgica, donde obtuvo un diplomado en Artes Plásticas en el Institut San Luc, en Lieja. Al cabo de tres años regresaron a Costa Rica y el Arlequín le pidió a su esposo una puesta en escena, comienzo de una época que dinamizó la escena teatral del país.
En ese entonces, Moulaert le solicitó que fuera escenógrafa, vestuarista y utilera, desatando la onda creativa de Pilar. “Esa fue una gran escuela”, afirma.
Recuerda Pilar que ese mismoaño recibió un premio doble por una escenografía de una puesta en escena de J.H. Synge, primer reconocimiento de muchos que se le otorgarían a lo largo de su camino en el teatro.
También contribuyó con la realización de cine nacional, como fue el caso de Eulalia, bajo la dirección de Óscar Castillo. La película fue patrocinada por la Tabacalera y, en una escena, la cámara hacía un paneo que terminaba en un cenicero con un paquete de cigarrillos.
“Entonces lo arrugo y pongo ahí”, pero la idea no fue aceptada. “Es un poco lo que vos sos, si te molesta que alguien fume, si te molesta la plata que hace la compañía, lo traducís en un paquete arrugado”, comenta.
Los objetos dicen cosas, cobran vida en la relación con los personajes, la obra, el público y de esto da fe al citar la puesta La
edad de la ciruela, dirigida por Alfredo Pato Catania, en la que una mujer puyaba a otra; para acentuar la intención, Pilar propuso un bastón con el cual la hincaba para remarcar la intención.
Docencia
Pilar agregó a su hoja de vida una licenciatura en Artes Escénicas de la Universidad Nacional y un doctorado en Pedagogía de la Universidad de la Salle. Su formación continúa de forma intensiva, alfabetizándose en los requerimientos de la vertiginosa era de las nuevas tecnologías.
Al referirse a la evolución de sus ámbitos creativos, menciona al director y amigo Luis Carlos Vásquez, con quien realizó, entre otros montajes, El merca
der de Venecia, de William Shakespeare, que escenificó utilizando estos nuevos lenguajes.
Ella se siente satisfecha pues ha experimentado con el diseño a lápiz, la maqueta convencional y digital. “Con las maquetas digitales lo ves por todos lados, lo aplanás y tenés un mapa, le podés poner color, puede ser de noche o día, puede estar lloviendo”, acotó.
Para Pilar, las obras logran convertirse en hitos cuando poseen una cualidad redonda, funcionando como un sistema en el cual “calza la escenografía con la actuación con la obra con el vestuario y la utilería”.
Su saber lo ha sistematizado basándose en la taxonomía del conocimiento de Benjamín Bloom –que Pilar considera algo rígida– y que luego fue revisada y flexibilizada por Jean Claude Gillet al aplicarla a las artes.
Fue profesora en la Escuela de Artes Escénicas de la Universidad Nacional en escenografía, vestuario y producción y en la Universidad Veritas en diseño de arte, proceso que al principio no le resultó fácil.
“Yo estudié pintura y decoración y trabajé a lo bestia, autodidacta completamente. Fue muy difícil, me costó realmente, tuve que empeñarme para pasar del hacer al tamiz de la pedagogía”, puntualizó.
El silabario de Pilar enseña que, para hacer una escenografía, primero se deben conocer los materiales de construcción, así como llevar bitácoras y, según lo expuso en su tesis de doctorado, embellecer la vida cotidiana. Otro aspecto de vital importancia es que los estudiantes observen, mientras se relacionan con el entorno y la gente.
“Con papel y lápiz en mano deben hacer anotaciones visuales y, si pueden, hablar con las personas. Hoy ha estado soleado pero veo que alguien está muy abrigado, entonces le pregunto si se siente bien. Esto puede dar pie a un vestuario, inventar un personaje. ¿Cómo lo vestiría? Que las cosas no resbalen, que susciten un pensamiento”.
Pilar pregunta a sus alumnos: ¿cómo es su casa? y les incita a dibujarla en un plano, imaginar un atardecer, una fiesta donde llegan invitados. “Después hay un cambio a la noche, se va la luz, y cuando esta vuelve hay una persona muerta; cómo es esa habitación, tiene ventanas, cómo es el paso del tiempo y el cambio de luz, a qué clase social pertenecen, qué comen, cómo se visten, cómo caminan”.
Pilar insta a los estudiantes a leer, visitar exposiciones para ver los cuadros y a las personas. “Es que la gente de teatro somos completamente vinos”, afirma.