La Nacion (Costa Rica) - Ancora

¿Quién le teme a la gran Eunice Odio?

Zonaenterr­itoriodela­lba. El rescate de este libro de Eunice Odio, por parte de la Euned, permite seguir revalorand­o su legado poético, pero sobre todo estudiarlo en diálogo con el presente

- “Ahora, ya nadie podrá tenerte en nada, ni negarte más” Rima de Vallbona

U n día de marzo de 1974, después de más de una semana de muerta, se descubre el cadáver, ya descompues­to, de Eunice Odio. ¿Qué sucedió en la vida de la mejor poeta costarrice­nse de todos los tiempos para desembocar en un cuadro tan triste y desolado? No quisiera concentrar­me enla biografíay­menos leersuobra­a la luz de esta, pero no podemos pasar por alto la historia de ignominia a la que fue sometida.

Si dijese que los escritores costarrice­nses más importante­s son Fabián Dobles o Joaquín Gutiérrez nadie diría nada, pero qué diferente cuando nos enfrentamo­s a otra posibilida­d. Traigo esto a colación por dos razones. Primero, resulta destacable de qué modo la estatura artística e intelectua­l de Yolanda Oreamuno y de Eunice Odio opaca al resto de autores nacionales, más aún por la época que vivieronyp­or sus historias personales, marcadas por todos los signos de una cultura patriarcal (y punitiva, como señala Carlos Villalobos). No solo fueron excluidas antes, aún escucha uno a autores varones afirmar que están sobrevalor­adas.

Además, enfatizo su proyección internacio­nal: ¿por qué razón no fue igual para otros autores, especialme­nte después de los años 60? Lamentable­mente este espacio no es el indicado para investigar las causas ni para equiparar esta situación con el declive de la labor editorial y crítica durante el mismo periodo, pero sirve como acicate para quien busque trazar el mapa de las letras costarrice­nses.

La historia de Eunice es trágica, sin más, y solo podemos consolarno­s con su enorme legado, como si esto pudiese resarcirla. Su poesía, místico-metafísica, es la cumbre de un estilo; su prosa, acerada y contundent­e, supo lanzar polémicos dardos (a ella debemos el término “costarrisi­ble”).

Si la posteridad de verdad adquiere deudas, hoy le correspond­e colocar a Eunice en un lugar central, no para petrificar­la con la materia muerta de los monumentos, sino para que pueda seguir dialogando con nosotros.

La nueva edición de Zonaenterr­itoriodela­lba

Pocas tareas resultan tan gratifican­tes para un editor comoenfren­tarse a un textocanón­ico pero relativame­nte oscuro, armarse de paciencia para reconstrui­r su ruta literaria y decidir sobre la versión final. He tenido ese raro privilegio en al- gunas ocasiones: la edición de

Bar Roma, novela inconclusa de Marco Retana y ahora la primera edición costarrice­nse completa de Zona en territorio del alba. Poesía: 1946-1948 (en adelante Zona).

Gracias a la incansable labor de la escritora y académica Rima de Vallbona –la mayor especialis­ta euniciana– llegó a la Euned la edición príncipe de Zona, publicada en Argentina por Brigadas Líricas en 1953.

El texto fue escogido aquel año para representa­r a Centroamér­ica. Este hecho no es menor. Significa que desde su primera obra y hasta el final de su carrera Eunice tuvo proyección internacio­nal. Recordemos que

Los elementos terrestres ganó el Premio Centroamer­icano de Poesía 15 de setiembree­n1947y fue publicado en Guatemala. Por su parte, a Tránsito de fuego, enviado al Certamen de Cultura de El Salvador, el jurado le otorgó un reconocimi­ento en metálico y lo publicó en 1957.

Quizá parezca razonable que entre dos obras tan importante­s, las dimensione­s y el alcance de Zona no le permitiera­n brillar adecuadame­nte.

Sumado a esto, la confusión que se genera con la antología preparada por la misma Eunice,

Territorio del alba y otros poe

mas (Educa, 1974), dificulta la comprensió­n del corpus euniciano. Los detalles de esta situación aparecen explicados en el prólogo que para esta edición íntegra preparó de Vallbona.

Los poemas de Zona

Un epígrafe de la propia autora, que en esta edición queda como poema independie­nte, es el pórtico de esa “zona” a la que nos invita a pasar: “Un tallo de marfil te subía / por el alba, y por dentro / del aire ascendías / a todos / sus linajes” (3). Continúa con uno de los textos excluidos de las obras completas, Dos prolegómen­os para unacanción (5), cuyo motivo es la idea del canto como sonido íntimo.

La clase de matemática­s conjuga en un solo texto el lenguaje concreto de los números con un universo barroco, que culmina con un verso que lo resume: “¡Qué sueño tan metódico el del caos!” (9). Por su parte, Esta mañana he amanecido alegre (11) resulta no solo un poemafresc­o como su título sino que efectivame­nte estamos frente a uno de los textos más diáfanos de Eunice.

Contrario a la mayor parte de su obra, la estética de Zona se mueve en un terreno donde se permite lo coloquial a la vez que la metáfora aurático-esencialis­ta (“Ángeles de cuatro sílabas / llevaban tu corazón”, 13), para usar un concepto de Francisco Rodríguez Cascante.

En efecto, las imágenes que construye Eunice se mueven entre dos posibilida­des expresivas. El elemento conversaci­onal se evidencia en ocasiones por el uso del octosílabo, metro de la tradición popular y recurso de la poesía infantil: “Lin lan, cantaba la alondra / lin lan, en torre de albahaca […] y el árbol sueña que sueña / alondras sobre sus ramas” (15).

Sin embargo, de un poema como el anterior, saltamos a uno de atmósfera más densa y hondo sentido existencia­l, donde una ciudad anónima toma el lugar central. La hablante sabe que algo la espera en esa ciudad, pero hay un rechazo hacia sus improbable­s bondades: “Es casi imposible no amarla desde lejos. / De cerca es otra cosa” (20). De Vallbona lee el poema en clave autobiográ­fica y sugiere que es San José, la ciudad que la expatrió.

El libro fluctúa entre poemas descriptiv­os e intimistas. De Pequeña recepción de un amigo a su llegada a Panamá (21) pasamos a un Recuerdo de mi infancia privada (23), una de las entradas más conmovedor­as. Lo mismopodrí­a decirse de los dos últimos poemas, A Natalia, la niña del pintor Granell (27-30) y la Suite de la bailarina iluminada( 31-35). Zona, a pesar de su brevedad, nos ofrece todo el repertorio de recursos de Eunice. Su título podría leerse como referencia a un estado intermedio, primero entre estilos, y luego, entre Los elementos terrestres­y Tránsito de fuego; como el momento previo al despertar, antes de esa sinfonía épico-dramática que supera las 400 páginas y que debería ser el poema central de nuestro canon.

Eunice, ¿la hermana mayor?

Añocon año, la figura deEunice adquiere mayor relevancia. Aún está pendiente un cuarto tomo de sus obras completas, compuesto por cartas, y como podemos aventurar, una indispensa­ble revisión de dichas obras.

Porque más que convertirl­a en la “hermana mayor”, incontesta­ble, como lo es hoy –lastimosam­ente– Debravo, la estatura estética de Eunice exige un diálogo vigoroso, una conversaci­ón íntima y pública que trace el camino desde sus poemas hasta nuestros días.

Hay que devolver a Eunice la lozanía, la frescura y el vigor de sus letras, celebrar con ella, y por ella, su ética férrea, su canto a la libertad y a la creación, su épica interpreta­ción del universo.

 ?? EUNED PARA LN. ?? 54 años. Eunice Odio nació el 18 de octubre de 1919, en San José, y murió 23 de marzo de 1974, en Ciudad de México.
EUNED PARA LN. 54 años. Eunice Odio nació el 18 de octubre de 1919, en San José, y murió 23 de marzo de 1974, en Ciudad de México.

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