La Nacion (Costa Rica) - Ancora

La dueña de lacasa

A Eugenia Chaverri la conocemos por mil personajes en el teatro y en el cine, por decenas de premios y por trabajos en el medio cultural. A sus 74 años, la actriz llegará a los cines ticos en el papel principal de Violeta al fin, de Hilda Hidalgo. Esta mu

-

T ercer acto. Eugenia Chaverri le da un punto de giro a su propio personaje: regresa a las clases de piano, que aprendió a tocar cuando niña, y decide construir su casa, a su gusto, con todas las ideas que acumuló en sus hogares anteriores –sus exigencias fueron convertida­s en un diseño a su medida por su yerno, Alberto Chocano–.

Son dos añorados sueños, largamente pospuestos. Los cumple ahora, en sus setentas –llegó a los 74 años el martes 24 de octubre–, precisamen­te cuando esta destacada actriz y directora se siente satisfecha con la vida que ha erigido, en la que no está dispuesta a quedarse con grandes pendientes.

“Soy Violeta al fin, activa hasta el último suspiro”, asegura; sus ojos –siempre tan expresivos– chispean. Por supuesto, esta maestra del teatro costarrice­nse alude a la protagonis­ta, que ella interpreta, en la nueva película de Hilda Hidalgo. El filme se estrenará en los cines ticos el jueves 9 de noviembre.

Al ver atrás, ¿qué observa? “La vida resultó ser una mentirilla; un paso demasiado rápido. Lo bonito es conocerla. Quien solo es feliz se pierde una parte; los sufrimient­os y los temores son parte del tránsito”, agrega sin titubear.

No ha faltado lo dulce ni lo amargo. Su padre murió cuando ella tenía 5 años y vivió una infancia feliz; su amado esposo, el investigad­or Álvaro Quesada Soto, falleció en el 2001 y logró salir adelante con su familia.

La muerte también se le sentó cerca. Ella es sobrevivie­nte de dos cánceres, uno de mama, otro de colon. “Llorémucho, es cierto, pero esto me ayudó a comprender mejor el dolor humano y a valorar lo que tiene sentido, el hoy, a vivir más el momento”, cuenta sin dramatismo, con la mayor naturalida­d.

Construcci­ón y huella

A sus 74 años, Eugenia es una fuerza imparable: supervisa la construcci­ón, busca las formas de cumplir disciplina­damente con el presupuest­o para la nueva casa, habla con sus hijas, cuida nietos, hace yoga, departe con sus hermanas e, incluso, tie- ne un proyecto para dirigir en el Teatro Espressivo.

¿Por qué meterse a construir? Desde que trabajaba como secretaria bilingüe en la IBM (su primer trabajo), ella decidió que necesitaba una casa para ser independie­nte. Una vez, un compañero le contó que vendía su casa y ella le espetó: “Yo te la compro”.

Luego, a los 31 años, se casó con Álvaro Quesada y, después de un tiempo, buscaron una nueva casa. “Siempre fueron casas que hicieron otros, nunca construí. Hasta ahora tengo la oportunida­d. Me ilusiona que es un espacio hecho para mis necesidade­s, con mi experienci­a de vida”, explica esta mujer.

Ha sido un proceso “fascinante” y su gran disciplina le ha ayudado en diferentes retos.

Por supuesto, tuvo que priorizar. “Este año no me meto a actuar”, se dijo. Es una pausa temporal, lo sabemos; de hecho, este año solo aceptó un papel secundario en la película Aquí y aho- ra, de Paz León. Ella es una de las grandes actrices y directoras costarrice­nses, según dan cuenta infinidad de críticas, 13 premios en teatro (10 por actuación y tres para su labor como directora) y dos galardones por su interpreta­ción en el cine, así como tantos aplausos desde las butacas.

Ha dejado huella en las tablas y en las aulas, ya que durante 30 años fue profesora del Taller Nacional de Teatro, incluso lo dirigió.

También fue la cabeza de la Dirección General de Cultura, del Ministerio de Cultura, puesto administra­tivo que la desgastó mucho.

Ni pared ni escritorio

Primer acto. En su juventud, Chaverri llegó al teatro por un anuncio de periódico.

Tras un viaje a Europa –para el cual vendió un carrito que tenía–, aquella joven de una familia sensible por las artes trabajaba en IBM y decidió que “no que- ría pasar la vida sentada en un escritorio”.

Hay una escena clave. Su horario era de 7 a m. a 5 p. m. y su escritorio daba a una pared. “La vida no está dentro de cuatro paredes”, pensó; su jefe la descubrió llorando y le movieron el escritorio: tenía una ventana en frente.

Después halló el anuncio de los hermanos Catania, que informaba de la creación de una escuela de teatro.

Convenció a su jefe y sorprendió a su familia al quedarse solo con un medio tiempo en su empleo tan estable.

Ella emprendió aquel viaje, que luego la conduciría a la recién nacida Escuela de Artes Dramáticas de la Universida­d de Costa Rica. Fue una de las primeras cuatro graduadas de Artes Dramáticas en 1973.

Posteriorm­ente, Chaverri se vuelve protagonis­ta en un épocas muy importante para el medio teatral costarrice­nse. Forma parte del grupo Tierra Negra, que marcó un gran rompimient­o; luego, la invita Alfredo Pato Catania –su gran maestro y amigo– a su Teatro Carpa y, posteriorm­ente, Jaime Hernández le pide integrarse al Teatro Tiempo.

Eran años con un brillo dora-

do. Vivió y participó de la llamada época de oro del teatro nacional. “Era la época de oro y no me refiero al resultado de los espectácul­os, sino a que había un público maravillos­o y que había una energía en la sociedad costarrice­nse que añoraba y consumía el teatro. Fue una conjunción entre políticas culturales y actitud de un público sorprenden­te”, explica.

En medio, durante dos años, huboun viaje aRusia con su esposo. Regresaron en 1977 con una hija de año ymedio y otra a punto de llegar al mundo.

Teatro, siempre teatro

Segundo acto. Aquella niña que hacía “mucho payasillo” bailando y haciendo muecas y que la llevaban a ver La vida es

sueño se convirtió en esta actriz que ha participad­o en infinidad de montajes y se hizo un nombre sólido en el medio teatral.

A su juicio, el teatro es una expresión espiritual, un medio de comunicaci­ón. “Me gusta participar en obras que establezca­n una comunicaci­ón y reflexión con el público. Al final, la interpreta­ción es apoderarse del texto de otro y hacerlo propio”, expresa Eugenia.

Disfruta por igual la actuación y la dirección. “La actuación te concentra, la dirección implica una entrega en la totalidad del espectácul­o”.

Cuando asume un personaje, lo estudia convirtién­dose en él, pensando como él; “por medio de mis propias acciones cotidianas, le voyencontr­ando el mundo psicológic­o al personaje y, sin proponérme­lo, su expresión física”. Quizá por eso le cuesta dejar los papeles, soltarlos.

Fuera del escenario, Eugenia es la mujer que buscó su libertad y su espacio, lamadre orgullosa de dos hijas, la abuela que adora a sus cuatro nietos, la figura comprometi­da que siempre le ha huido al extremismo. Y sigue labrando su camino.

 ??  ??
 ??  ?? / LA NACIÓN ADRIÁN SOTO
/ LA NACIÓN ADRIÁN SOTO
 ?? ADRIÁN SOTO. ?? Honores. Eugenia Chaverri ha recibido 13 galardones por su trabajo en teatro y dos por sus papeles en el cine.
ADRIÁN SOTO. Honores. Eugenia Chaverri ha recibido 13 galardones por su trabajo en teatro y dos por sus papeles en el cine.
 ?? ADRIÁN SOTO. ?? Involucrad­a. La actriz supervisa de cerca la construcci­ón de su casa. Estará lista en las próximas semanas.
ADRIÁN SOTO. Involucrad­a. La actriz supervisa de cerca la construcci­ón de su casa. Estará lista en las próximas semanas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica