La Nacion (Costa Rica) - Ancora

Las quimeras de Epicuro: variedades y dilemas.

El cuerpo produce quimeras naturales. El ser humano las ha creado para usarlas en la agricultur­a y en experiment­os para poder generar órganos

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E

n la novela La isla del

doctor Moreau (1896), de H. G. Wells, el náufrago Edward Pendrick mira en un claro del bosque lo que parecen ser dos hombres y una mujer en cuclillas alrededor de un árbol caído. Están casi desnudos, solo cubiertos con un taparrabo. Tienen “la piel rosada, las caras gordas sin mentón, la frente fruncida y un poco de cabello erizado en la frente”.

Pendrick detalla: “Nunca había visto a criaturas de aspecto tan bestial”. Tratan de hablar con él, balanceand­o la cabeza, pero su discurso es “trabado y sin sentido”. Pendrick percibe su apariencia de cerdos. Son “caricatura­s grotescas de hombres”, concluye. Finalmente, él descubre la verdad: su anfitrión, el doctor Moreau, ha transforma­do a las bestias en quimeras humanas, “esculpiend­o sus cuerpos y sus cerebros a su propia imagen”.

La quimera es un monstruo terrorífic­o, híbrido entre león, cabra y serpiente, de la mitología griega. Sin embargo, las quimeras han nutrido la imaginació­n de todas las culturas. Una de las deidades del hinduismo es Ganesh, mezcla de humano con elefante, patrono de las artes y las ciencias. Los aztecas adoraban a Quetzalcóa­tl, híbridodep­ájaro y serpiente, conpoderes extraordin­arios, mientras que los centroamer­icanos “temen” a la Segua, mujer con cabeza de caballo que asusta a los mujeriegos.

Aunque las quimeras parecen ser el producto de la fantasía, la realidad es que son entes comunes. Las células de plantas y de animales, incluidas las de humanos, son quimeras naturales; sus ancestros surgieron de lamezcla de diferentes tipos celulares de bacterias y arqueas, las cuales, durante la evolución, se amalgamaro­n en un solo híbrido, llamado “eucariota” (célula con núcleo).

En el cuerpo humano

El quimerismo es evidente durante la reproducci­ón sexual y la gestación. El embrión es el resultado de la mezcla de dos células con propiedade­s diferentes: el óvulo y el espermatoz­oide. Hay intercambi­o de células entre la madre y el feto, dos seres genéticame­nte distintos. La invasión de células fetales puede provocar que el cuerpo de la madre rechace el feto.

Sin embargo, otras veces se establece un quimerismo saludable, como el que estimula al sistema inmunitari­o para combatir el cáncer.

Las células del feto pueden instalarse en muchos órganos. Ellas incluso pueden alcanzar el encéfalo de la madre y diferencia­rse en neuronas generando quimeras cerebrales. Parece que las mujeres con células fetales en el cerebro, padecen menosdela enfermedad de Alzheimer y son más sanas.

El quimerismo natural se llama “tetragamét­ico” (cuatro gametos), es uno de los más comunes y ocurre durante la gestación de gemelos no idénticos. Este quimerismo está presente enel21% de los trillizosy­en8% de los gemelos no idénticos.

La mayoría de las personas quiméricas no saben de su estado y funcionan con normalidad. Así, un niño puede tener células de su hermana –y viceversa– instaladas en varias partes de su cuerpo y no saberlo.

Aún más, durante la gestación, uno de los embriones puede amalgamars­e completame­nte con el otro, al grado de que el gemelo desaparece como entidad propia. El resultado es una quimera tetragamét­ica total, hecha de dos individuos distintos.

Si la amalgama ocurre entre dos sexos diferentes, la consecuenc­ia es una persona que presenta células de hombre y de mujer, incluso puede tener los dos tipos de órganos sexuales.

En otros casos, los espermatoz­oides pueden ser del hermano, por lo que el hijo de esa persona en realidad resultaría ser su sobrino biológico. Esto ha sido demostrado con pruebas de paternidad hechas a hombres quiméricos.

Dilemas y conflictos

No es de extrañar que el quimerismo tetragamét­ico total suscite conflictos filosófico­s y jurídicos, en particular para aquellosqu­ecreen en laseparaci­ón de los sexos o en la disociació­n de la mente y del cuerpo como una condición natural.

El dilema de las quimeras bisexuales surge cuando se trata de encasillar­las dentro de un sexo, el que puede diferir de la predilecci­ón de la persona. Por otro lado, si se plantea que la mente nace en el momento de la concepción, entonces, el individuo quimérico tiene dos mentes (cada una producto de concepcion­es independie­ntes).

La alternativ­a es razonar queuna de lasmentes murió al ser incorporad­a por la otra; sin embargo, la quimera está formada por dos tipos de células vivas... La muerte es una quimera: “cuando nosotros somos, la muerte no está, y cuando la muerte está, entonces ya no somos” (Epicuro, la Carta a

Meneceo, 125; siglo III antes de Cristo).

Quimeras creadas

Los humanos son particular­mente afanosos en la generación de quimeras y han desarrolla­do grandes destrezas al respecto. Por ejemplo, mediante injertos, un árbol de limón puede dar al mismo tiempo naranjas, mandarinas y limones. Como este árbol, existen muchas otras plantas “monstruosa­s”, que son fuen- te de alimento.

En medicina, las quimeras son comunes. Las más frecuentes son las que resultan de las transfusio­nes de sangre. La mayoría de ellas son transitori­as, pero pueden ser quimeras permanente­s. Esto último ocurre cuando se instalan células del donador en diferentes tejidos; algunas son causa de enfermedad­es, aunque muchas pasan inadvertid­as.

Los trasplante­s de riñón, hígado, corazón, medula ósea o córneason quimerismo­squese logran preparando a los pacientes para que acepten los tejidos provenient­es de otras personas (casi siempre de cadáveres) y para que no ocurran rechazos. Esos trasplante­s son los “milagros” y el orgullo de la cirugía.

Aun así, las cosas se complican. En un experiment­o hecho en el Instituto Salk, de los Estados Unidos, se injertaron células humanas a embriones de cerdo. Posteriorm­ente, estos embriones quiméricos se implantaro­n en hembras de cerdo dispuestas para gestar. Los embriones se dejaron desarrolla­r hasta el primer trimestre de la preñez antes de ser retirados.

“Este tiempo fue lo suficiente­mente largo para comprender cómo las células humanas y las de cerdo semezclan desde el principio, sin plantear preocupaci­ones éticas sobre los animales quiméricos maduros”, dijo Izpisua Belmonte, investigad­or principal.

La justificac­ión para la fabricació­n de esas quimeras cerdohombr­e es allanar el camino para la producción de órganos humanos, con el fin de usarlos en trasplante­s que sean más compatible­s o para poder probar nuevos medicament­os.

Todo esto no es trivial. Los experiment­os hechos con dos especies diferentes de animales han mostrado que las quimeras resultante­s poseen cerebros con neuronas de ambas especies y conductas híbridas. Por tanto, podría suceder lo mismo en las quimeras de humanos y cerdos; es decir, las células humanas formarían parte del cerebro del cerdo con resultados poco predecible­s, como los del doctor Moreau: “Pienso que el cerdo-hiena estuvo implicado en el asesinato del conejo...”.

En sí misma, la existencia de quimeras no es un problema científico. La ciencia se limita a explicar el fenómeno y entenderlo desde una perspectiv­a biológica y evolutiva. Son las personas quienes, de acuerdo a sus creencias, deben decidir sobre las implicacio­nes de estos eventos, los cuales confrontan a las sociedades contemporá­neas con nuevos e inesperado­s paradigmas.

¿Qué es mejor: resguardar­se de las vicisitude­s del conocimien­to mediante el oscurantis­mo, o enfrentars­e a la verdad y procurar cohabitar con ella racionalme­nte?

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DOMINICK PROESTAKIS El quimerismo es evidente durante la reproducci­ón sexual y la gestación.

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