La Nacion (Costa Rica) - Ancora

Aki Kaurismäki, el más notable cineasta finlandés

El más destacado cineasta finlandés ha tejido un mundo inusual, cómico y ácido

- Neto Villalobos netovillal­obos@gmail.com

El portero del restaurant­e anuncia a su jefe que se acerca la policía. Rápidament­e retiran los ceniceros, tiran los alimentos vencidos y esconden al nuevo empleado: un inmigrante sirio.

Lo encierran dentro del baño junto a su aspiradora, que permanece encendida, y un zaguate que, al igual que él, fue rescatado recienteme­nte de la calle.

Al irse la policía, abren la puerta y Khaled entiende que está a salvo. Sale de su escondite cargando al perro y dice: “Es un perro muyastuto. Le enseñé un poco de árabe y se convirtió al islam ya que le pareció mucho más interesant­e que el budismo”. El cocinero asiente seriamente.

Con situacione­s absurdas, diálogos cortos y personajes inexpresiv­os, el director finlandés Aki Kaurismäki construye su estilo particular de hacer cine. En este caso se trata de una escena de El otro lado de la espe

ranza ( The Other Side of Hope, 2017), su más reciente película que lo hizo acreedor del Oso de Plata a mejor director en el Festival Internacio­nal de Berlín.

Pero da igual cual escena mencione, ya que prácticame­nte toda su filmografí­a transpira un estilo trágico pero divertido, depresivo pero inspirador. Tal vez lomás admirable de todo es que sus películas sean tan frías y distantes, pero al mismo tiempo conmovedor­as y esperanzad­oras.

Aki Kaurismäki es el cineasta más conocido de Finlandia, y quizás el único que muchos conocen. La consistenc­ia de su estiloysus temáticash­amarcado a otros realizador­es alrededor del mundo, dentro de los que me incluyo. Las películas de Kaurismäki giran en torno a problemass­ociales y políticas como el desempleo, la criminalid­ad, los refugiados y el suicidio.

Se podría pensar que estos son temascomun­es y recurrente­s en el cine, pero al igual que cualquier otro gran autor, lo que transforma sus películas en obras dignas de vermás de una vez es suforma de contar la historia, y no tanto la complejida­d o lo impredecib­le de la misma. Aki aborda la dificultad de vivir en un mundo hostil y despiadado desde un lugar cómico y en ocasiones absurdo.

Su estilo se ubica en lo que se conoce como comedia seca. Se caracteriz­a por ser una forma de humor en la que no hay mayor variación en la forma en que se presentan las emociones o el lenguaje corporal. Es decir, no importa lo que le esté pasando al personaje, este se va a comportar con una tranquilid­ad imperturba­ble.

La obra de este director se reconoce con facilidad, ya que los elementos que componen su puesta en escena, en apariencia simple, suelen reiterarse.

Una cámara bastante estática, que únicamente se mueve cuando se tiene que mover. Los decorados y el vestuario con colores vivos, y su iluminació­n es bastante directa y clara, como sus diálogos. Sus personajes principale­s forman parte de la clase obrera, y son catalogado­s por la sociedad como “perdedores”. Por lo general, decide trabajar con los mismos actores, que interpreta­n personajes que fuman incansable­mente.

Los lugares donde se desarrolla­n sus historias tienen siempre un aire melancólic­o y nunca puede faltar un bar-restaurant­e donde los personajes ahogan sus penas escuchando música en vivo.

El uso de la música en sus películas es generalmen­te diegético, es decir, forma parte de la historia. No es extraño si Joe Strummer toca en un pequeño local de Helsinki, si Gardel suena en una rocola o si una banda finlandesa interpreta una balada en el momento en el cual el personaje no sabe cómo resolver sus problemas (o proyecta lo que siente).

Este año, el Costa Rica Festi- val Internacio­nal de Cine, le dedica su retrospect­iva. Aki Kaurismäki tiene 18 películas en su filmografí­a, además de cortos, participac­iones y documental­es. En Costa Rica únicamente han llegado a salas dos de sus obras: El hombre sin pasado ( The Man Without a Past, 2002), que estuvo en cartelera tres años después de su estreno mundial, y Le Havre (2011), que fue proyectada en otra edición del festival.

Su retrospect­iva en el Costa Rica Festival Internacio­nal de Cine 2017 contará con cuatro de sus películas: La chica de la fábrica de cerillas, dos que forman parte de su “Trilogía Finlandia” – Nubes pasajeras y El hombre sin pasado– y su más reciente El otro lado de la esperanza.

En esta última, Wikstrom, un vendedor de camisas que compra un restaurant­e ordinario, trata de ayudar a Khaled, un refugiado sirio que intenta sobrelleva­r un sinfín de tragedias tras huir de Aleppo, su ciudad natal que fue bombardead­a.

En La chica de la fábrica de cerillas ( The Match Factory

Girl , 1990) se cuenta la vida terribleme­nte aburrida de una mujer que trabaja en una fosforera, la cual se ve afectada por la soledad y las consecuenc­ias de una noche de sexo ocasional. En Nubes pasajeras ( Drifting

Clouds, 1996) una pareja lucha contra la adversidad y el desempleo que golpea la ciudad de Helsinki. Por último, El hombre sin

pasado ( The Man Without a Past, 2002) trata sobre un hombre que es asaltado y recibe una paliza tan fuerte que lo hace perder su memoria. Deberá salir adelante sin saber quién es y a qué se dedica, hasta que eventualme­nte su pasado lo vuelva a buscar. Esta es quizá su película más conocida, y le ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes.

Si han visto alguna de sus películas y les gustó, los invito ver el resto o volver a disfrutar en la pantalla grande esos planos estáticos donde la paleta de color está fríamente calculada. Y si noconocen el trabajo de este director finlandés, es una gran oportunida­d para dejarse sorprender. Kaurismäki los conmoverá con un cálido acercamien­to a la solidarida­d y esperanza del ser humano, pero manteniend­o siempre con una fría y distanciad­a visión sobre la humanidad.

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CORTESÍA CRFIC. El otro lado de la esperanza es el filme más reciente de Aki Kaurismäki.

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