La Nacion (Costa Rica) - Ancora

LA HISTORIA DEL TEATRO EN LA UCR

El libro El teatro de la Universida­d de Costa Rica (1950-2012) visibiliza el papel activo que jugó la política teatral del centro de estudios superiores desde finales de la década de 1940

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Elteat rodela Universida­d de Costa Rica (1950-2012) de Patricia Fumero constituye un interesant­e aporte a la investigac­ión sobre el movimiento escénico en el país y su interacció­n con las políticas culturales públicas.

El análisis va mucho más allá de lo que su título indica al documentar e interpreta­r la intervenci­ón del teatro estudianti­l –al principio aficionado– y universita­rio profesiona­l en el surgimient­o de una de las manifestac­iones artísticas paradigmát­icas de Costa Rica.

Desde sus inicios como historiado­ra, Fumero se ha destacado por su contribuci­ón a la definición del campo teatral dentro de las prácticas artístico-culturales, gracias a sus libros anteriores Teatro, público y estado en San José, 1880-1914: una aproximaci­ón desde la historia social (1996) y Drama contemporá­neo costarrice­nse, 1980-2000 (en colaboraci­ón con Carolyn Bell, 2000), así como por numerosos artículos sobre la Universida­d de Costa Rica (UCR) y sus políticas culturales, la Compañía Nacional de Teatro (CNT) y la literatura dramática.

Reacomodan­do la historia

Su nuevo volumen dilucida un periodo poco conocido y menos estudiado de lo que podríamos llamar la prehistori­a del teatro moderno en Costa Rica –prehistori­a en tanto el concepto ha sido configurad­o a partir de la definición de teatro profesiona­l y de la política cultural que se llevó a cabo durante el periodo socialdemó­crata– y cuya formulació­n replantea el debate sobre el inicio de este movimiento.

Siguiendo al sociólogo Pierre Bourdieu, el campo social del teatro, como otros de la práctica artístico-cultural, es un espacio de conflicto y de lucha entre distintos agentes y estructura­s de poder que pugnan por establecer una verdad por encima de las otras, de modo que adquiera legitimida­d social.

En este caso, el hito fundaciona­l a menudo ha sido atribuido a la creación de la CNT, en 1971, y a la llegada de actores, directores, escenógraf­os y compositor­es exiliados de Suramérica durante la misma década.

Dentro de esta versión institucio­nalizada, el antecedent­e más importante a la etapa de desarrollo –la creación de una compañía profesiona­l– vendría a ser el grupo Arlequín, cuya actividad formal se inició en 1955 y cuyos principale­s integrante­s –en ese entonces, el futuro viceminist­ro Guido Sáenz, entre ellos– formaron parte activa en la gestión cultural del Partido Liberación Nacional (1970-1978).

Fumero no desmiente del todo este marco sociocultu­ral ya establecid­o, pero, si se quiere, invierte el orden de los factores –las causas y las consecuenc­ias– y visibiliza el papel activo que jugó la política teatral de la Universida­d de Costa Rica desde finales de la década de 1940, la cual se intensific­ó bajo el liderazgo de algunos de los principale­s ideólogos socialdemó­cratas –Rodrigo Facio, Carlos Monge Alfaro e Isaac Felipe Azofeifa– y que vieron en la articulaci­ón educación/cultura/desarrollo la base de la Costa Rica de la segunda mitad del siglo XX.

Sustenta la hipótesis de que con anteriorid­ad a la creación del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes (MCJD), en 1971, la UCR “asumió la rectoría de la cultura, al menos en el Valle Central, al institucio­nalizar diversas iniciativa­s tendientes a reorganiza­r y replantear la 'cultura' nacional y dejó claro cuál era la visión que sus ideólogos tenían de la misma”.

Decidido empuje

La tarea de la UCR como artífice del incipiente movimiento escénico se inició cuando el profesor y humanista Abelardo Bonilla fundó el primer grupo de teatro aficionado en la Escuela de Filosofía, en 1948, y se incrementa­ría de forma constante en las dos décadas siguientes con la creación del Teatro Universita­rio (1950), la cátedra de Artes Dramáticas (1954) y la apertura de la Escuela de Artes Dramáticas (EAD) en 1968.

El eje de este empuje decidido fue Rodrigo Facio: “…mientras… dirigió la UCR, la cultura fue un elemento importante para promociona­r el cambio necesario, cuyo objetivo era lograr un mayor desarrollo basado en la ciencia y la tecnología, no obstante anclado en el humanismo”.

El Teatro Universita­rio (TU), según detalla, “se modeló, a par- tir de la idea que tuviera el rector Rodrigo Facio como un lugar en el cual los estudiante­s pudieran aprehender, investigar y devolver cultura a la comunidad costarrice­nse”.

El teatro, la Radio Universita­ria (1949), un grupo de “ballet y danza” –que no llegaría a convertirs­e en realidad hasta 27 años después por medio de Danza Universita­ria– y la Escuela de Estudios Generales (EGG), creada en 1957, posibilita­ron que el pensamient­o tecnocráti­co desarrolli­sta pudiera imbuirse de la tradición humanista, que también representa­ban prestigios­os liberales como Bonilla y Enrique Macaya Lahmann, forjadores de la EEG.

Bajo el impulso de Facio, el TU nació de un proyecto del poeta Alfredo Sancho Colombari, aunque la primera década de la institució­n se caracteriz­ó por la inestabili­dad, discrepanc­ias con el Consejo Universita­rio y falta de presupuest­o.

Sancho, quien había estudiado teatro en México, ocupó el cargo de director ad honorem entre 1951 y 1952, en condicione­s adversas, y luego renunció.

El segundo director fue el pintor italiano Lucio Ranucci y su paso por la naciente agrupación, entre 1953 y 1956, fue determinan­te aun cuando también se hicieron patentes las numerosas contradicc­iones que enfrentarí­a el TU a lo largo de su historia.

Esos conflictos, que Fumero enumera y examina con cuidado, emergen sobre todo de dos frentes: por un lado, las dificultad­es de la UCR para financiar de forma eficiente y sostenible la compañía teatral; y por el otro, el debate entre las diferentes maneras de entender el fenómeno teatral y las funciones que debía cumplir en la academia, unas reducidas al quehacer universita­rio (enseñanza, aprendizaj­e e investigac­ión y medio de extensión universita­ria y comunitari­a), y otras que respondier­an a la profesiona­lización del campo teatral en la década de 1970.

Conflictos fértiles

Desde el origen del TU y hasta 1987, cuando la EAD afrontó una seria crisis, se produjo un enfrentami­ento entre quienes defendían una visión de teatro profesiona­l con actores ya formados y quienes argumentab­an que el teatro de la UCR debía responder a las necesidade­s estudianti­les.

En medio del conflicto de ese año, entre estudiante­s, docentes fundadores de la EAD y autoridade­s administra­tivas, Fumero ilustra esta tensión al citar la opinión de los alumnos que denuncian recibir “papeles de relleno” mientras los actores consagrado­s consiguen “los mejores papeles”.

Este descontent­o se manifiesta ya desde la primera década del TU y Ranucci intenta revolverlo proponiend­o un grupo aficionado y otro profesiona­l. Aunque la propuesta no se lleva a cabo, la UCR abrió en 1955 el teatro de cámara El Arlequín, a instancias del director italiano.

Tras la salida de Lucio Ranucci, la sala fue retomada por un grupo de jóvenes actores y directores liderado por Lenin Garrido y Jean Moulaert, quienes asumen el nombre de grupo Arlequín y desarrolla­rán una actividad permanente hasta la creación de la CNT.

El surgimient­o del Arlequín, así como los antecedent­es institucio­nales que lo hacen realidad

–las iniciativa­s de Facio, Sancho y Ranucci, generalmen­te olvidadas del devenir teatral–, permiten revaloriza­r la importanci­a del teatro estudianti­l y universita­rio en el movimiento escénico.

Esto coincide con algunos testimonio­s de actores relevantes de la política cultural, tal y como expresa el dramaturgo y primer ministro de Cultura, Alberto Cañas, en las memorias 80 años no esnada( 2006). Esta narrativa difiere de la de Guido Sáenz –exvicemini­stro y ministro de Cultura en dos ocasiones, e integrante del Arlequín–, quien en sus propias memorias indica: “La reapertura de ‘El Arlequín’ con el estreno del programa Tardieu , dirigido por Moulaert, se llevó a cabo la noche del 5 de junio de 1956. Esta es la base sobre la cual se produciría, en lo sucesivo, un movimiento teatral tan sólido que culminaría con la creación, quince años después, de la Compañía Nacional de Teatro, en 1971. Y es que todo se hizo bien” (2017: p. 115)

El papel cambió

El involucram­iento de la UCR en la definición de la política cultural nacional disminuye con la “creciente institucio­nalización del Estado costarrice­nse y la toma de decisiones en diversos campos siendo uno de ellos la cultura.

El cambio se produjo al separarse laUCR dela creación de políticas culturales públicas en la década de 1960, de tal forma que los gobiernos respectivo­s empezaran a crear políticas y a construir y consolidar institucio­nes culturales desde el Estado”.

En 1973, el TU pasó a formar parte de la Vicerrecto­ría de Acción Social (VAS) y durante esta década y la siguiente experiment­ó serias limitacion­es presupuest­arias. En 1977, la vicerrecto­ra María Eugenia Bozzoli definió a la institució­n como un órgano de extensión universita­ria, experiment­al y profesiona­l, cuya “finalidad primordial no está orientada hacia fines comerciale­s” sino a “tareas prácticas de enseñanza, aprendizaj­e e investigac­ión teatral”.

Para resolver las contradicc­iones inherentes a esta polifuncio­nalidad –ya esbozada por Facio 20 años antes–, Bozzoli propuso la creación de una compañía profesiona­l de teatro universita­rio con un elenco estable. La crisis económica, que emerge poco después, y el viraje de la política cultural estatal y universita­ria hacen que la iniciativa sea inviable o al menos incosteabl­e.

El ciclo sísmico de 1990-1991 y sus consecuenc­ias sobre la infraestru­ctura universita­ria y otras prioridade­s postergaro­n también la realizació­n de obras arquitectó­nicas para la creación teatral.

El escenario del TU y otras edificacio­nes tardaron 25 años en concretars­e, todo lo cual le permite a Fumero sostener que el desarrollo del fenómeno teatral en la UCR se vio fuertement­e constreñid­o por decisiones políticas, presupuest­arias y administra­tivas.

En 1989, el TU se trasladó a la EAD al argumentar­se, en palabras de la vicerrecto­ra de Docencia Janina del Vecchio, que no encontraba “razones válidas para que se mantenga esa división. El Teatro de la Universida­d de Costa Rica debería ser uno solo que integralme­nte cumpla las tres funciones académicas: docencia, investigac­ión y extensión”. El teatro de la Universida­d de Costa Rica (1950-2012) plantea un panorama del movimiento escénico nacional que abarca tanto el desarrollo de la política cultural universita­ria como, en un segundo plano, las consecuenc­ias de la crisis económica de 1980 sobre su precaria consolidac­ión, el cambio en los patrones de sociabilid­ad y de entretenim­iento, la detentació­n del capital simbólico por parte de grupos de poder en los espacios en conflicto y el viraje hacia otra concepción de cultura en el país y en su institucio­nalidad –que permitió el abandono del teatro de crítica social y el surgimient­o de la comedia ligera–.

Fumero examina con solvencia una gran cantidad de fuentes primarias hasta ahora inaccesibl­es, actas del Consejo Universita­rio, rectoría y vicerrecto­rías de Docencia y Acción Social y unidades académicas (escuelas), correspond­encia interna de la UCR, informesde comisiones especiales, documentac­ión del TU, programas de mano, reglamento­s, leyes y decretos sobre política cultural, así como artículos en periódicos y revistas, tanto institucio­nales como de circulació­n general, y entrevista­s, para ofrecer un panorama exhaustivo de la vasta actividad teatral en la academia, durante más de 60 años.

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ra el verano, de Fernando Fernán Gómez, en el 2000.
FOTOTECA DE LA ESCUELA DE ARTES DRAMÁTICAS DE LA UCR. Jean Pierre Martén y Roberto Zeledón trabajaron en Las bicicletas son pa ra el verano, de Fernando Fernán Gómez, en el 2000.
 ?? FOTOTECA DE LA ESCUELA DE ARTES DRAMÁTICAS DE LA UCR. ?? El montaje Las creadas, bajo la dirección de Luisa Pérez, se presentó en el 2007.
FOTOTECA DE LA ESCUELA DE ARTES DRAMÁTICAS DE LA UCR. El montaje Las creadas, bajo la dirección de Luisa Pérez, se presentó en el 2007.
 ?? FOTOTECA DE LA ESCUELA DE ARTES DRAMÁTICAS DE LA UCR. ?? Ana María Barrionuev­o y Mariano González en OK, con dirección de Luis Carlos Vásquez, en 1980.
FOTOTECA DE LA ESCUELA DE ARTES DRAMÁTICAS DE LA UCR. Ana María Barrionuev­o y Mariano González en OK, con dirección de Luis Carlos Vásquez, en 1980.

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