La Nacion (Costa Rica) - Ancora

LOS DIMES Y DIRETES ALREDEDOR DEL PACTO DE OCHOMOGO

Los dimes y diretes alrededor del acuerdo entre José Figueres, Manuel Mora y Benjamín Núñez, y las consecuenc­ias de las diferentes versiones tejidas alrededor de este momento

- David Díaz Arias david.diaz@ucr.ac.cr

El 17 de abril de 1948, en Ochomogo, ocurrió un encuentro entre José Figueres (líder de los alzados), Benjamín Núñez (cura figuerista) y Manuel Mora (líder del comunista Partido Vanguardia Popular, PVP). El escritor Carlos Luis Fallas presenció todo desde unos arbustos.

Ese pacto fue crucial para que Mora y los comunistas aceptaran el final de la guerra civil de 1948. Hay que recordar que los vanguardis­tas habían peleado valerosame­nte contra los figuerista­s en varios puntos del país y que, una vez que Figueres tomó Cartago, colocaron cientos de trabajador­es en Tres Ríos dispuestos a defender San José.

Según los vanguardis­tas, al día siguiente del encuentro, la deposición de las armas fue negociada por Mora y Núñez a partir de un conjunto de garantías que fueron explicadas en una carta firmada por Núñez y dirigida a Mora.

Enese documentos­e detallaba que el nuevo gobierno debía dar la cartera de Seguridad Pública a Miguel Brenes Gutiérrez y que la Secretaría de Trabajo debía recaer en Brenes o en un amigo de los comunistas.

Mientras tanto, “los otros puestos del Gabinete que sea preciso destituir, serán ocupados por personas de mentalidad progresist­a de manera que, el nuevo gobierno sea una garantía para la clase trabajador­a y para el pueblo”.

Finalmente, según loscomunis­tas, Núñez adjuntó a esa carta un pliego de garantías para la clase trabajador­a.

Dos versiones

En 1958, Mora aseguró que esos documentos fueron incorporad­os al Pacto de la Embajada de México del 19 de abril de 1948.

Según él, los motivos que tuvo para negociar con Figueres eran simples: los vanguardis­tas querían evitar la invasión de Costa Rica por parte de laGuardia Nacional deSomoza y de los marines estadounid­enses.

Ya que las promesas de la carta dada por Núñez a Mora no se cumplieron, desde 1948 los comunistas acusaron a Figueres de haberlos engañado para ganar la guerra.

En 1955, Otilio Ulate dijo en el Diario de Costa Rica que Núñez y Figueres habían tenido “buenas relaciones personales” con Mora, las cuales se basaban en “similitude­s ideológica­s”.

Ulate reprodujo la carta y el pliego de peticiones mencionado­s y dijo que tuvo acceso a esos documentos gracias a que, durante su paso por Panamá hacia el exilio en 1948, Morafue requisado por las autoridade­s que hicieron copias de lo que llevaba.

Según Ulate, esos documentos probaban un pacto secreto entre Figueres y Mora que no pudo ser consumado porque hubo una presión muy fuerte de parte de la “voluntad popular”.

En 1967, en una entrevista con Óscar Aguilar Bulgarelli, Núñez confirmó que él, Mora y Figueres se habían reunido en Ochomogo, pero negó que hubiesen acordado un pacto.

Según Núñez, la conversaci­ón entre Mora y Figueres en Ochomogo fue un intento de ambas partes por convencers­e mutuamente. Empero, se produjo la amenaza de que los comunistas querían defenderSa­n José, igual que los republican­os habían defendido Madrid durante la guerra civil española.

En ese contexto, de acuerdo con Núñez, él decidió negociar con Mora lo que el líder comunista insistente­mente pedía.

Esto le dijo Núñez a Aguilar: “De lo que ellos solo hablaban… era de que se mantuviera­n las garantías sociales, las institucio­nes sociales, la posibilida­d de acción de su grupo, en el orden político que surgiera a raíz del arreglo.

”En cuanto a los dos primeros puntos ya lo habíamos conversado en el Alto de Ochomogo, y como Manuel Mora insis- tiera en esa parte yo escribí un documento especial dirigido a Vanguardia Popular, en que yo les aseguraba el mantenimie­nto de esas garantías, aseguraba también la posibilida­d de que se impulsaría más y más la reforma social… Esa misma mañana entregué el documento a Manuel Mora”.

De esa manera el testimonio de Núñez de 1967 confirma uno de los puntos medulares defendidos por Mora: la existencia de una carta y de un pliego de peticiones que convencier­on a los vanguardis­tas de rendirse.

Sin embargo, la versión de Núñez cambió en la década de 1980 en una carta que está incorporad­a al libro de Figueres, El espíritu del 48. Ahí dijo que “la dirigencia comunista estaba dispuesta a seguir luchando, aunque los demás se rindieran”.

“Don Manuel me dijo entonces, que había un medio para tranquiliz­ar al Buró Político. Me pidió que le firmara una carta, que él iba a redactar, en la que aparenteme­nte el Ejército de Liberación Nacional y, desde luego, don Pepe, cuyo representa­nte yo era, les ofreciera ciertas concesione­s políticas”.

Núñez dijo que él se negó a firmar esa carta porque no iba a tener ningún valor para Figueres ni para sus seguidores. En esta versión, Mora afirmó que él necesitaba ese documento para convencer al buró político de Vanguardia Popular de deponer las armas.

Núñez habría firmado diciéndole a Mora que esa carta era un documento apócrifo y no tenía “ni podrá tenernunca, valor obligante”. Según Núñez, Mora engañó a su partido para ponerle fin a la guerra civil.

La nueva explicació­n de Núñez sobre el Pacto de Ochomogo no coincide con lo que el mismo sacerdote había asegurado en la década de 1960. Mora se percató de eso y lo denunció en un artículo que publicó en el semanario Libertad en diciembre de 1986.

División

¿Por qué era tan importante

para Mora que se esclarecie­ra aquel asunto?

En junio de 1950, en su informe al sétimo congreso del PVP, Arnoldo Ferreto mostró dudas sobre el arreglo pactado entre Mora y Figueres en Ochomogo.

Recalcó las “falsas ilusiones” que crearon entre los vanguardis­tas los compromiso­s que asumió Figueres en los documentos mencionado­s.

Según Ferreto, desde el principio, varios comunistas dudaban de que ese acuerdo fuese a cumplirse.

En sus memorias, publicadas en 1984, resaltó los conflictos que hubo en el seno del PVP a causa de la negociació­n de Mora con Núñez y Figueres: “Durante la violenta discusión que tuvo lugar aquella noche en el anexo del Hotel Costa Rica, Mora expresó que debíamos confiar en las promesas de Figueres, y que la garantía de ese cumplimien­to era el Cuerpo Diplomátic­o. Más tarde pudimos comprobar, en la práctica, que tuvieron razón los camaradas que alegaron que esa garantía no tenía valor alguno”.

Ferreto sospechaba de las acciones de Mora con respecto al Pacto de Ochomogo. En 1986, fortificó sus dudas endosando públicamen­te el testimonio de Núñez y acusando a Mora de haber traicionad­o a sus amigos.

Mora defendió su versión como un hecho real, pero Ferreto ya no le creyó.

El contexto de fondo de esa discusión fue la crisis y división del PVP entre 1982 y 1984, un proceso en el que se enfrentaro­n Ferreto y Mora, acompañado­s por sus respectivo­s grupos partidario­s, en una lucha por determinar quiénes eran los verdaderos representa­ntes del comunismo costarrice­nse.

Mora y Ferreto utilizaron los sucesos de 1948 como un arma política para desacredit­arse uno al otro. Sin embargo, al enfrentars­e a Mora, Ferreto hizo más fácil para Figueres y Núñez presentar su versión como la correcta y como la verdadera.

Como una vez lo apuntó Eduardo Mora, la narrativa de Núñez fue un intento para crear “mayores motivos de roces en la izquierda”.

La defensa histórica de la versión de Mora fue emprendida por José Merino en un libro publicado en 1996. Lo que convenció a Merino de lo dicho porMora fue un documental producido en 1979 por el Departamen­to de Cine del Ministerio de Cultu- ra, en el que Figueres, Mora y Núñez reprodujer­on en Ochomogo la conversaci­ón que tuvieron aquella noche de abril de 1948.

Empero, su visión sirvió poco para que la relectura del pasado ayudara en la reparación de un partido cuya memoria estaba mutilada.

¿Quién decía la verdad: Núñez o Mora? Hay una fuente que respalda a Mora muy fuertement­e: el diario del embajador estadounid­ense Nathaniel P. Davis.

En ese documento, Davis confirma las conversaci­ones entre Mora y Núñez; también menciona la documentac­ión que acompañaba ese acuerdo.

Todavía Somoza no había invadido Costa Rica y no hay evidencia que acuerpe lo dicho por Mora sobre la amenaza de una invasión de marines estadounid­enses.

Entonces, ¿por qué se negoció el fin del conflicto? ¿Qué hizo temer a Mora y también a Teodoro Picado para poner fin a una guerra que no tenían perdida todavía? Esas preguntas se resolverán en un próximo artículo.

 ??  ?? Manuel Mora, Benjamín Núñez y José Figueres. Recreación del Pacto de Ochomogo. en 1979 en un video realizado por el Departamen­to de Cine del Ministerio de Cultura.
Manuel Mora, Benjamín Núñez y José Figueres. Recreación del Pacto de Ochomogo. en 1979 en un video realizado por el Departamen­to de Cine del Ministerio de Cultura.
 ?? CORTESÍA DE DAVID DÍAZ. ?? El Pacto de Ochomogo, según Vanguardia Popular. En: Portada de Comisión Política de Vanguardia Popular, Los Sucesos de Costa Rica (Venezuela: 1948).
CORTESÍA DE DAVID DÍAZ. El Pacto de Ochomogo, según Vanguardia Popular. En: Portada de Comisión Política de Vanguardia Popular, Los Sucesos de Costa Rica (Venezuela: 1948).
 ?? CORTESÍA DE DAVID DÍAZ. ?? El Pacto de Ochomogo publicado por Otilio Ulate en 1955.
CORTESÍA DE DAVID DÍAZ. El Pacto de Ochomogo publicado por Otilio Ulate en 1955.

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